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Puede llegar el momento en que la leche que consumamos a diario sea importada pese a que en Cantabria en particular y en la franja cantábrica en general tradicionalmente se ha concentrado la producción láctea con unos niveles de calidad muy elevados. Sin embargo, por ... diferentes circunstancias, el número de explotaciones que producen leche se está reduciendo progresivamente y nadie se atreve a pronosticar cuando la caída tocará fondo. Numerosos ganaderos se han pasado a tener vacas de aptitud cárnica cuyo manejo es menos exigente;otros, llegan a la edad de jubilación y no tienen en la familia quien tome el relevo;y los más jóvenes con vocación, recelan y buscan otras salidas por las elevadas inversiones que son necesarias para tener una granja competitiva. Aunque el precio de la leche subió respecto a dos años atrás, la inestabilidad es la tónica en el sector y los márgenes de explotación siguen siendo muy estrechos por la subida de los precios de los insumos. Si en esta coctelera se introduce que la profesión de ganadero en una explotación láctea es muy dura y que resulta prácticamente imposible encontrar mano de obra cualificada para contratarla, el horizonte es oscuro.
No obstante, hay un pequeño grupo de ganaderos jóvenes que quieren mantener viva la llama del relevo generacional, como se puso de manifiesto en pasado sábado en el Concurso regional de ganado frisón organizado por la Asociación Frisona de Cantabria (AFCA) en el Mercado Nacional de Ganados de Torrelavega. Aunque cada caso es diferente, les apasiona lo que hacen y les gusta concursar con sus mejores animales, ejemplares genéticamente y morfológicamente sobresalientes que representan la competitividad que mantiene el sector ganadero de leche en Cantabria.
España contaba a finales de 2022 con 11.765 ganaderos dedicados a la cría de vacuno de leche, lo que supone una reducción del 22 % (-3.281) respecto a los efectivos de 2018, según un estudio del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). En julio de este año la cifra ya estaba en 10.276.
Del total de ganaderos de vacuno de leche en España, la cornisa cantábrica concentraba en 2022 el 79 % (Galicia 56 %, Asturias 13 %, Cantabria 8 % y País Vasco 2 %) seguida de Castilla y León con el 7 %. Esta distribución es prácticamente idéntica a la existente en el 2018 y en esos cuatro años todas las comunidades autónomas registraron un descenso en el número de ganaderos con entregas
El mayor retroceso se produce en Galicia, donde el número de ganaderos con entregas desciende entre 2018 y 2022 en 1.710 efectivos (-21%), con lo que de 8.219 ganaderos en 2018 pasó a 6.509 en 2022 y 5.824 en julio de 2023.
Asturias cuenta con 1.291 ganaderos de leche, mientras que Cantabria ocupa el tercer lugar en esta producción, con 871 el pasado mes de julio (frente a los 930 de agosto de 2022), y Castilla y León el cuarto, con 741.
Alejandro Barbapolo (28 años) ganó el pasado sábado con Somoboo Elvira Elude el preciado trofeo de Gran Campeona Regional, lo que le proporciona el pasaporte para representar a Cantabria en el campeonato regional que se celebrará el próximo sábado en Asturias.
En este caso, Alejandro colabora con su padre en la ganadería Somoboo, de Somo, y, aunque le apasiona la ganadería y conoce todos los aspectos que la rodean, no se ve con futuro en el sector, hasta el punto que tiene su trabajo en una empresa de carretillas y dedica parte de su tiempo libre a ayudar en casa y mantener a este ejemplar de cinco años en las mejores condiciones posibles para competir.
«La situación es muy complicada. Para los que tenemos vacas ya es muy complejo porque hay que seguir invirtiendo para poder evolucionar. Y si tienes unas naves adecuadas podrías llegar a seguir adelante con ello, pero siempre y cuando sean dos hermanos, de lo contrario es matemáticamente imposible para uno solo. No se encuentra mano de obra y esto es muy esclavo, hay que meter muchas horas. El amo, para que una ganadería funcione, tiene que estar 24 horas al día siete días a la semana, pendiente de todo... Con dos hermanos puedes librar un día a la semana. Pero, ¿en qué trabajo tienes un día a la semana libre para solo llegar a ser mil eurista haciendo diez o doce horas diarias? Así te encuentras que se queda muy poca gente y la que se queda es porque lo tiene muy montado, por que el padre hizo en su momento unas naves y cuenta con la infraestructura».
En el caso de Somoboo es la única ganadería que sobrevive en una localidad donde el turismo la tiene rodeada. Alejandro señala que para poder seguir necesitaría una inversión de un millón y medio de euros para una nueva nave y 180.000 euros para un robot, sino no son dos con lo que esta cifra se duplica. «Son casi dos millones de euros para tenerlo todo bien, pero te endeudas a ti y a toda tu familia para el resto de tu vida. Porque cuándo lo vas a acabar de pagar. Hay que ser consecuente. La economía no está para arriesgar tanto con todo lo que están subiendo las cosas en general. Antes era muy difícil, ahora es imposible, aunque nos hayan subido algo el precio de la leche».
Concluye Alejandro que dejar la explotación familiar para trabajar en una empresa de otro sector «ha sido la decisión más difícil de mi vida».
Adrián Entrecanales (33 años), de Granja Cudaña donde trabaja mano a mano con su padre Ivón, es un ejemplo diferente pero con la misma vocación. En su caso, hace más de una década comenzó a trabajar con uno de sus tíos en una empresa de robots de ordeño, pero decidió regresar a casa para implicarse con todas las consecuencias:«No me arrepiento de la decisión, aunque antes vivía mejor por los horarios, pero me tiraban las vacas. Me siento muy orgulloso y lo volvería a hacer», señala este joven ganadero acostumbrado a recoger premios en los concursos de frisonas. Sin ir más lejos, el pasado sábado Cudaña ganó el primer premio en las categorías de mejor criador regional y mejor rebaño, así cuatro primeros premios en diferentes categorías.
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José Luis Pérez
Sobre el relevo generacional, Adrián se muestra taxativo: «So la granja da dinero habrá relevo generacional, si la leche vale dinero, surgirán chavales. Pero si vuelven a bajar, como está ocurriendo ahora (ha llegado este año a pagarse el litro de leche a los ganaderos a 0,60 € ahora está a 0,54 €), que se está metiendo leche de Francia». Reconoce que en su caso lo ha tenido más fácil, porque se ha encontrado un negocio montado, «pero hay que gestionarlo bien, porque los márgenes son muy pequeños». Respecto a otros jóvenes de su edad, cree que «para hipotecarse hay que echar muchos números, y si no salen, no merece la pena».
Padre de una niña de corta edad, no oculta que «me encantaría que ella siguiese con la granja siempre que le guste. Lo importante si desea seguir es que sea feliz. En mi caso soy más feliz aquí que en la actividad que tenía antes».
El caso de Alberto Llera (30 años) es diferente a los de Alejandro y Adrián. Él lleva cuatro años con ganadería propia, Gloria Holstein, en la localidad de Lamadrid (Valdáliga). Desde crío le gustaba esta actividad, que han desarrollado parientes, pero en su familia directa. Con 26 años comenzó de alquiler en una nave y en la actualidad tiene 75 animales, de los cuales 35 ordeña a mano, como toda la vida, sin robot, porque los presupuestos no le permiten hacer esa inversión. «Uno de segunda mano cuesta en torno a cien mil euros, es un sueño pero por el momento algo inviable ya que hay que pagarlo y me acabo de meter en la construcción de una nave propia en Lamadrid», señala.
Para Alberto los inicios «están siendo muy duros, o eres un poco hábil o esto es imposible. En cualquier caso se pasa muy mal», lamenta.
Cuando se le pregunta sobre si las ayudas son insuficientes, comenta:«Ya no son solo las ayudas, está el tema de las hipotecas para poder dotarte de la infraestructura necesaria. Vas al banco y no confían en tu proyecto. En mi caso, para que me hayan dado un voto de confianza han tenido que pasar cuatro años. No es lo mismo empezar de cero que incorporarse a un negocio familiar, debería estar más valorado a la hora de concederse ayudas y créditos hipotecarios».
Hace escasas fechas ha comenzado a levantar su propia nave para la ganadería, «pero el banco solo te concede el 70% de la hipoteca. No contemplan darte el cien por cien. Pero no queda otra si es esto lo que te gusta. Renunciar es lo más fácil, cerrar lo ojos y dedicarte a otra cosa», añade Alberto al que la llamada le ha cogido trabajando. «Mientras ordeño no puedo atender el teléfono, por eso te he devuelto la llamada cuando he podido», responde con sinceridad.
En su caso, es él solo el que se ocupa de todos los trabajos en la ganadería. «Llevo cuatro años trabajando los 365 días sin descanso e incluso con fiebre. Me he levantado enfermo de la cama, he ordeñado y he vuelto a la cama», comenta. Y al respecto añade:«Este es un trabajo para dos personas, porque hay cosas que puede hacer uno solo, pero hay otras que es vital que hay dos personas, sobre todo cuando tienes que intervenir con los animales, cuando se trata de aspecto de atención veterinaria».
De cara al próximo fin de semana está haciendo cábalas para ver si puede acompañar a dos de sus mejores ejemplares al Campeonato de España. «Tengo que ver si mi padre me puede echar una mano. De lo contrario tendrá que mandar los animales con algún compañero y escaparme las horas precisas en que vaya a competir y volver rápido para llegar a tiempo para ordeñar. Lo interesante sería poder contar con alguien que te ayude, aunque sea a media jornada, pero, además de lo que he dicho anteriormente, es muy difícil conseguirlo, más allá del gasto que suponga para una explotación que está empezando».
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