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El 1 de marzo, las flota de cerco de las cofradías de pescadores de Cantabria se ponían manos a la obra, preparaban bártulos y se echaban a la mar en busca de la joya del Cantábrico. El puerto de Santoña acogía esa misma mañana el ... primer bocarte de la temporada, en una jornada continua que serviría de antesala de una costera que, en este 2023, ha lucido excelencia.
Con un Total de Admisible de Capturas (TAC) establecido de 30.180 toneladas, frente a las 25.282 toneladas del ejercicio pasado, lo que unido a la buena situación biológica de la especie, con niveles de biomasa muy altos tras el cierre de la pesquería entre los años 2005 y 2009, generaba unas muy positivas expectativas entre sector pesquero y conservero.
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El contexto invitaba al optimismo y el bocarte no ha defraudado. La de esta primavera ha sido una costera positiva y «excelente», señala Aldo Brambilla, responsable de compra de anchoa de Grupo Consorcio. «No se recordaba una campaña con tan buen tamaño en las capturas y durante tantas semanas seguidas».
Ha sido buena en líneas generales y esa es la sensación extendida entre las conserveras. «Se ha tratado de una costera que ha ido poco a poco, muy despacito y eso para una fábrica pequeña como nosotros es algo muy positivo», afirma Silvia Salgado de Angelachu.
El arranque de la campaña fue lo habitual: calibre pequeño respecto a ese tamaño ideal para el sector conservero que ronda los 30 granos o piezas por kilo. «Le ha costado arrancar», señala Fidel Ortiz responsable de Conservas Codesa que reconoce la «incertidumbre» que esta situación supuso para la empresa de Laredo.
La primera gran marea llegaba el 3 de marzo a Colindres. 48.000 kilos de 51 granos de media. Datos que distan del gran boom vivido a partir de abril y que fue el comienzo de una costera «muy intensa». La lonja de Laredo llegó a a subastar un millón de kilos de bocarte en dos jornadas. Ejemplares, además, de 26 a 32 granos, magnífico para el sector.
Y es que, frente a lo sucedido en la temporada anterior donde las propias conserveras reconocían que el 70% de la pesca capturada era inservible por su tamaño, en esta primavera la talla ha sido la idónea para fábrica. En el caso de la conservera laredana, quien adquirió en torno a los 400.000 kilos en apenas cuatro semanas, el 90% de todo su acopio «ha sido pescado de 30-33 granos y eso para nosotros es algo fantástico».
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Por su parte, en Conservas Catalina hicieron la costera en los primeros 15 días del mes de abril, «cuando el pescado llegó más gordo y con hueva, con un tamaño en nuestro caso de entre 26 y 27 granos», señala Adolfo Belaustegui.
Aún así, «nunca llueve a gusto de todos», reconoce José Manuel Pablos, gerente de Conservas y Salazones Linda Playa. «Ha habido irregularidades en los tamaños, ha escaseado bastante el bocarte intermedio, que nosotros es el que más consumimos». Esto, unido al aumento de los costes de la materia prima y energía, y «a las dificultades para encontrar mano de obra», lleva al de Colindres hacia un discurso menos positivo que el de sus compañeros. «Para nosotros, esta costera ha sido bastante regular».
La zona donde se han echado las artes para capturar el bocarte también ha sido factor determinante en el éxito de la costera. Si bien, el año pasado Asturias fue el centro de operaciones con casi el 100% de la campaña entre Gijón y Avilés, en este 2023 las costas y lonjas de Laredo, Santoña incluso Colindres, han vivido jornadas de gran apogeo.
«Ha quedado todo en casa», enfatiza Ortiz, cuya conservera ha realizado el 95% de su campaña entre la lonja laredana y la santoñesa. Algo bueno para ambos sectores, el pesquero y el conservero. «Una costera así es fuente de trabajo y riqueza para la zona».
Que el bocarte vaya directo «de la cofradía a la fábrica», como se ha dado también en el caso de Conservas Angelachu, donde la mayor parte de la campaña se ha hecho en Santoña, son todo beneficios. Además de un ahorro en el transporte, facilita la posibilidad de «escoger nosotros mismos el género, directamente y sin compradores».
Además del tamaño y la calidad, la costera del bocarte ha mantenido, además, una sensación positiva también en cuanto a precios. Como en cualquier otro ámbito, el valor del pescado depende en la ley de la oferta y la demanda. Así, a lo largo de estos meses, contrastan los 8 euros el kilo de media al que se pagó el bocarte durante sus primeras subastas, hasta los 1,90 euros de esas dos jornadas de ritmo frenético en Santoña.
Por eso, hay que verlo desde una perspectiva general. «Se trata de sacar una buena media para las conserveras, para que podamos seguir defendiendo una calidad y un precio, pero también para el barco», defiende el de Codesa. «Es cosa de dos y debe ser algo razonable para ambas partes».
La sostenibilidad es otra de las cualidades que acompañan y definen a esta costera de primavera. Lo ha hecho a través de los acuerdos alcanzados de manera previa por parte de la flota del Cantábrico y que demostraron el compromiso del sector pesquero de Cantabria con la optimización de los recursos. Pero, también con una pesca llevada a cabo bajo criterios sostenibles. Así, como ejemplo, la totalidad de la anchoa capturada por Grupo Consorcio «cuenta con el sello Marine Stewardship Cuouncil (MSC) garantiza que el pez ha sido capturado siguiendo los criterios de pesca responsable y respetuosa con el medio ambiente, además de asegurar la trazabilidad del producto desde el origen», destaca Brambilla.
Con la costera del bocarte a punto de finalizar –aún queda un millón de kilos por capturar para este primer semestre y el 15% del cupo total para la segunda parte del año–, pescadores y conserveros ya tienen la vista puesta en el bonito. Los primeros ejemplares de este túnido llegaron la madrugada del pasado miércoles a la lonja de Santoña procedentes de las Azores. Un total de 11.000 kilos con un precio que osciló entre los 8,50 y los 7,50 euros el kilo en los tamaños mediano o recortado. Un precio que «aún es pronto para evaluar», afirma Adolfo Belaustegui. Aún así, el de Conservas Catalina confía en que la de este año «sea una costera tan buena como las anteriores».
En términos generales, las expectativas «son buenas», tal y como pone en valor Silvia Salgado de Angelachu. «Nunca ha habido problema, como en el caso del bocarte». Sin embargo, todavía es pronto para denotar todo el optimismo esperado. «Habrá que esperar a la segunda quincena de julio para ver cómo va». Aquí, al igual que en el caso de la anchoa, el tamaño también influye en el éxito de la costera. «Dependerá mucho de si la medida es la adecuada para el tipo de producto que elaboramos cada conservera».
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