Fusión con Carolina Nishimura en Somo

Al frente del negocio está una joven chef que llegó, casi por casualidad, desde Francia y a quien el amor le hizo cambiar el ritmo de su vida. Ella es Carolina Nishimura, una joven y agradable chef de 35 años que es natural de Brasil, como su padre, aunque con antepasados italianos. Por parte de su madre, su abuelo era japonés, de ahí que sus rasgos tengan algo de dos mundos, lo que se refleja en su cocina.

Carolina nació y creció en Rondonópolis, en Mato Grosso, en un ambiente ganadero. Estudió Nutrición en Brasil y continuó formándose en gastronomía antes de trabajar dos años en Santos. En 2013, sus inquietudes le llevaron hasta París, para seguir formándose en Le Cordon Blue. Hizo prácticas en prestigiosos restaurantes franceses con estrella. En unas cortas vacaciones eligió somo para practicar surf, un deporte que le apasiona. No conocía España, pero conoció a su pareja y se quedó. El año pasado fue madre, tarea que ahora compatibiliza con este negocio que abre de jueves noche a domingo noche.

Su primera incursión en la hostelería de Cantabria fue en 2015 en el restaurante El Serbal, del que guarda un gran recuerdo, especialmente de Rafael Prieto, «que me ayudó mucho a integrarme». Luego pasó por las cocinas del restaurante La Bicicleta, antes de comenzar a preparar este proyecto, su sueño, que como bien califica en la cartelería y en la web, donde hace 'Cocina con alma'.

Carolina ha conformado un pequeño equipo del que se siente orgullosa y que la sigue en el desarrollo de su personal, vistosa y apetecible cocina.

En un mundo cada día más global, las cocinas que triunfan son las que, además de bien ejecutadas, tienen su razón de ser. Cierto que hoy en día se pueden comer especialidades orientales o de cualquier parte del mundo en casi cualquier sitio; pero, en este caso, lo que tiene interés es que Carolina ofrece esa cocina que ha visto hacer en casa, a la que ella le añade la técnica y las aplicaciones que le ha permitido adquirir su sólida formación.

De este modo, aquí encontramos -y disfrutamos- con platos brasileños y japoneses, así como otros conceptos internacionales que se imponen en la cocina contemporánea de fusión.

Espectaculares y recomendables las gyozas de setas shitake. Interesantes los rollitos nems vietnamitas e imprescindibles los harumaki de langostino o el pastel de feira. Aunque los nombres puedan extrañar, el paladar acogerá de buen grado estas combinaciones nada estrafalarias.

Existe una degustación de entrantes muy recomendable por 13 euros. Además, también se pueden pedir unos dados de tapioca, el donburi, las tiras de picaña, el pad thai, los langostinos con ñoquis de calabaza, el japche o la costilla de cerdo thai.

En el capítulo de sushi y poke hay nigiri, futomaki langostino; uramaki atún 8 piezas; uramaki salmón 8 piezas; uramaki california 8 piezas; uramaki veggie 8 piezas; futomaki tempurizado; usuzukuri de salmón o poke.

Durante un verano intenso, Carolina pone en lo más alto del podio los rollitos, la picaña, los sushis y las gyozas, como los platos más demandados. Enuno estará abierto hasta noviembre y luego cerrará en invierno hasta el mes de mayo, para aprovechar la temporada alta de actividad surfera y playera en Somo.

En el capítulo dulce, recomendables las elaboraciones caseras como el tiramisu té matcha; la pavlova de maracuyá; el cheescake con stracciatella de chocolate; o la tarta de coco con helado de mango.

Finalmente, en la carta de bebidas hay una notable representación de cervezas, algunos vinos, licores y café Dromedario. Pero si hay que señalar una especialidad, que además elabora Nancy muy bien, esa es el mojito.