Hoy hacemos en casa marmita de cachón con patatas de Valderredible
¿qué hay de cena papi? ·
Este tubérculo cántabro, con sello de Calidad Controlada, tiene unas características que la hacen especialmente recomendable para texturizar los guisosSecciones
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¿qué hay de cena papi? ·
Este tubérculo cántabro, con sello de Calidad Controlada, tiene unas características que la hacen especialmente recomendable para texturizar los guisosCon la llegada del frío los platos de cuchara son más que necesarios y esta semana os enseño cómo hacer uno de los guisos mas típicos de la gastronomía de Cantabria, en el que se unen uno de los productos mas ricos de nuestro mar, ... el cachón, con las patatas. Se conoce como cachón –sepia o jibia– al cefalópodo de diez tentáculos que pertenece a los moluscos y más en concreto a los sepíidos, que junto al magano de guadañeta conforman las dos especies más codiciadas de nuestra bahía.
Respecto a las patatas, en nuestra tierra se cultivan unas de las mejores que se pueden encontrar, concretamente en Valderredible, un producto que tiene unas características distintivas que la hacen única, tanto de aspecto, como de sabor. Normalmente está cubierta de pequeñas motas polvorientas de la tierra donde ha estado cultivada, lo que le otorga un sabor único vinculado con las tierras de este precioso valle. Suelen ser de forma ovalada, alargada y por dentro, de color amarillo vivo.
Pues con estos magníficos productos vamos a hacer la receta de esta semana, en primer lugar haremos un caldo de cachón para mojar nuestra marmita.
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-En una cazuela pochamos un par de cebollas, bien pochadas, y añadimos un par de zanahorias en trozos, un puerro bien limpio también troceado y un tomate pelado.
-Sofreímos todo bien y cuando tenga todo un bonito color tostado añadimos las patas del cachón y los recortes que no vayamos a utilizar para la marmita.
-Sofreímos un par de minutos más y cubrimos con agua dejándolo cocer durante media hora más o menos. Lo colamos y reservamos.
Nos ponemos ahora con el sofrito.
-Vamos a picar tres cebollas rojas, un pimiento verde y otro rojo y lo vamos pochando en una cazuela, poco a poco. Cuando lo tengamos listo añadimos el cuerpo del cachón, cortado en cubos no muy grandes, y lo sofreímos un par de minutos.
-Vertemos en la cazuela un vaso de vino blanco y lo dejamos reducir todo a fuego vivo.
-Es el momento de añadir las patatas. Las pelamos y las triscamos, como hemos visto en otras ocasiones. Ese efecto hará que la patata libere más almidón y este hará que el caldo adquiera más cuerpo o consistencia y quede más apetitoso. Removemos el conjunto para mezclar todos los ingredientes.
-A mi me gusta añadir en este momento un poco de azafrán, podéis hacerlo en hebras directamente o infusionado, una cucharadita de pulpa de pimiento choricero y un poco de pimentón picante si puede ser, no mucho para que los que no son muy entusiastas del picante no protesten. Removemos rápido para que no se queme el pimentón y mojamos con el caldo del cachón que ya tenemos preparado.
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-Ahora es el momento de tener paciencia y dejar que se vaya haciendo poco a poco hasta que veamos que la patata esté tierna y haya absorbido todos los magníficos sabores que se están mezclando en la cazuela.
A mí me gusta dejarlo reposar un poco antes de comerlo, pero claro hay gente que no se puede resistir, que también lo entiendo. Estoy más que seguro de que os encantará así que poneos manos a la obra y... ¡a disfrutar!
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