Hoy hacemos en casa patatas rellenas de queso de Tresviso y espinacas

Hoy os propongo hacer unas patatas rellenas de queso y espinacas que, como siempre, os digo podéis 'tunear' a vuestro antojo, y que os pueden servir tanto como plato principal o como guarnición.

De los quesos que antes os hablaba vamos a elegir el Picón Bejes-Tresviso. Quizá sea, junto con el de Nata, el más conocido fuera de nuestras fronteras. Se encuentra en las montañas de los Picos de Europa, siendo las localidades de Bejes y Tresviso los núcleos queseros de la DOP. Está hecho con leche cruda de vaca, cabra y oveja y la maduración se lleva a cabo en cuevas naturales, durante al menos dos meses. Se envuelve en hojas de arce y su interior es blanco con vetas verdosas. Tiene un sabor fuerte y un poco picante. En definitiva, un auténtico manjar para los amantes de los quesos con carácter que le aporta un toque inconfundible a la patata, aunque cualquiera que elijáis estará bien.

También necesitaremos mantequilla. Tenemos la grandísima suerte tener una gran cabaña de vacas que dan una leche estupenda, con lo que podemos hacer una mantequilla extraordinaria y es un producto que tenemos que reivindicar. Y además utilizaremos espinacas, nata, sal, pimienta negra y un puñado de nueces.

Respecto a las patatas, como no podía ser de otra manera, tenemos las mejores del mundo, las de Valderredible que tienen unas características distintivas que las hacen únicas, tanto de aspecto, como de sabor. Como nota curiosa, cabe destacar que el sello de calidad de esta patata no permite lavar su piel, por lo que está cubierta de pequeñas motas polvorientas. De esta forma, y al estar envuelta de tierra, esta le otorga un sabor único de las tierras donde se cultivan. Es ovalada, alargada y, por dentro, de color amarillento.

-Comenzamos precalentando el horno a 220º arriba y abajo. Si tenéis ventilador lo pondremos también.

-Lavamos las patatas para eliminar los restos de tierra que os comentaba y las pincharemos con un tenedor varias veces. Las ponemos en una bandeja de horno y las dejamos durante al menos una hora.

-Cuando estén tiernas la sacamos y las cortamos longitudinalmente para vaciarlas con una cuchara. Toda esa pulpa la recogeremos en un bol y no hará falta rascar mucho para que no nos quedemos sin la base de la presentación. No apuréis demasiado.

-Machacamos la pulpa en el bol y le añadimos un par de nueces de mantequilla, un chorrito de nata y el queso, lo mezclamos todo para que se integren todos los ingredientes y lo reservamos.

-Cocemos las espinacas durante cinco minutos en agua con sal y las escurrimos a conciencia para que tiren todo el agua, dejándolas unos minutos sobre un colador.

-Aprovechamos el calor que tenemos en el horno para meter otra vez las pieles de las patatas que nos harán de soporte de nuestra receta, con un poco de mantequilla en su interior, para que se tuesten un poco y se endurezcan.

-Picamos las espinacas bien escurridas y las añadimos al bol mezclándolo todo.

-Rellenamos los cuencos que forman las pieles y las ponemos en el horno un par de minutos hasta que quede bien dorada la superficie.

-Sacamos las patatas, rompemos por encima unas nueces y lo tenemos listo.