Un homenaje a las rederas para celebrar este 8 de marzo

Con motivo del 8 de marzo, y como suelo hacer cada año por esta fechas, voy a intentar hacer un homenaje a un colectivo de mujeres trabajadoras, correspondiendo este año al sector pesquero. En conjunto, ha ido bajando el número de trabajadores que se dedican al citado sector en los últimos años, y dentro del total, las mujeres suponen un 35%, con una gran mayoría en la elaboración, y en menor porcentaje las dedicadas a la administración, marisqueo y reparación de las redes, cifrándose solo el 6% a la labor extractiva. En esta ocasión me voy a entretener en ensalzar la labor de las rederas.

Se ha datado en el año 8300 antes de Cristo la red más antigua hallada en la ciudad de Antrea (Finlandia), e incluso hay arqueólogos que han encontrado datos en Corea del Sur, para poder afirmar que se usaron técnica de pesca con redes hace 29.000 años. Y, evidentemente, alguien las tendría que arreglar ya en aquella época.

Generalmente son las mujeres las encargadas de arreglar las redes en nuestras fechas, aunque antiguamente esta labor la realizaban los mismos marineros a bordo del barco, tras haber recogido el aparejo. Su trabajo es de predominio estacional pues las redes se reparan sobre todo durante las costeras de bocarte, sardina y chicharro. Los patrones arriban a puerto con gran satisfacción cuando lo hacen con la bodega llena, pero ello implica que la redes se han deteriorado, bien por el peso del pescado, bien por las corrientes marinas o por un enganchón en algún lugar.

Para volver a faenar su labor de reparación es primordial y se debe realizar con celeridad. La reparación de fondo se suele realizar durante esos meses de invierno en los que, por las malas condiciones meteorológicas, cesa la actividad pesquera, y otro momento de bajada de su trabajo es en verano, durante la pesca del bonito que se realiza sin necesidad de las redes.

Recordemos que muchas son autónomas y sus ingresos varían según el trabajo que se precise, que como podéis entender claramente. Ahora, todo el que quiera ser redero en la región deberá participar en un curso de formación, tras el cual obtiene la cualificación para su actividad laboral.

En cuanto a su técnica, no ha variado mucho en el tiempo, y debemos valorar que actualmente disponen de lugares donde refugiarse y sillas para sentarse, habiendo dejado atrás aquellas imágenes de mucha mujeres sentadas sobre un cojín con las piernas extendidas.

Apesar de todo, la penosidad de su trabajo es notoria, siendo reconocido no hace mucho por el Consejo de Ministros un coeficiente reductor de la edad mínima para percibir la pensión de al menos el 0,15, es decir, pudiendo así estas mujeres  retirarse un tiempo antes de la que sería su jubilación ordinaria.

Reseñaros que un grupo de rederas de San Vicente de la Barquera ha creado un grupo de Acción Local con el nombre de RedEra, dando una nueva vida a las redes, a la par que amplían los horizontes de su trabajo elaborando con ellas bolsos, carteras o tapices. Una interesante propuesta.