Jesús Sánchez, Premio Nacional de Gastronomía: «Empecé dando menús a 6 pesetas»

Navarro, formado en Madrid y máximo exponente de la alta cocina cántabra, Sánchez remata con el Premio Nacional una temporada triunfal para su restaurante, hoy por hoy el último español en alcanzar las tres estrellas Michelin en 2019, a falta de ver las novedades que trae la guía roja la semana que viene. «Han sido unos años muy buenos y tenemos mucho camino por delante, esto no significa tocar techo», aseguraba después en los corrillos. El del Cenador de Amós toma el testigo del asturiano Nacho Manzano, que estaba también en Madrid para participar en la ceremonia. A ambos les conecta su capacidad para trasladar el paisaje al plato y para convertir sus restaurantes en faros de desarrollo sostenible para el tejido agroalimentario que les rodea, como destacó la presidenta de la Real Academia de Gastronomía, Lourdes Plana.

«La gastronomía no es solo cocina, es cultura, agricultura, industria, salud, turismo o educación», advertía Plana en su discurso. De esa necesidad de ampliar miras y conectar con las nuevas generaciones nace una nueva categoría de los premios, la del Talento Joven, que ha recibido emocionada una pescadora gallega de solo 22 años. María Maceiras es marinera y 'tiktoker'; además de salir a faenar en su propio barco -llamado 'Para los tres'- desde el puerto coruñés de Muros, cuelga en las redes sociales videos en los que muestra cómo devuelven al mar ejemplares demasiado pequeños o en periodo de desove. Una divulgadora del respeto al mar que, con el premio en la mano, solo acertó a decir que espera «que esto sirva para que muchos más jóvenes» se embarquen en el sector. Falta le hace a la pesca el relevo generacional.

El premio a Toda Una Vida fue para el histórico Abraham García, del restaurante Viridiana, que también aprovecho el momento para echar la vista atrás. «Empecé a cocinar con 13 años y parece que aún no le he cogido el aire -bromeaba-, aún antes, veía cómo mi madre en la cocina era capaz de sublimar la precariedad, a ella, que hace mucho tiempo que es hierba, le haría mucha ilusión este premio», decía el cocinero mientras al auditorio se le hacía un nudo en la garganta.

Emocionadas subieron también al escenario Cristina Prados, del restaurante BonAmb (Jávea), Mejor Jefa de Sala -«esto impone, pero nos invita a seguir haciendo que el cliente salga de nuestra casa más feliz de lo que entra»- y Cristina Díaz, Mejor Sumiller: «Ni en mis mejores sueños entraba este premio». Entre los profesionales de la hostelería, un punto en común; todos dedicaron el galardón a sus seres queridos, por el tiempo que el oficio les había hurtado.

La Real Academia aún entregó dos premios más, a la arabista Manuela Marín, por sus investigaciones en torno al recetario islámico, que arrojan luz sobre la cocina de la península ibérica en la Edad Media, y al periodista leonés Javier Pérez Andrés, que aseguró que el galardón le «estimula para seguir dando a conocer la riqueza gastronómica de Castilla y León, un auténtico arcano que permite dictar las comandas más ricas del sur de Europa». Andrés aprovechó su discurso para lanzar un canto a los restaurantes modestos, «esos que permiten comer bien a todo el mundo por 20 euros», de ahí que Sánchez le contestara después aludiendo a las 6 pesetas de sus primeros menús.

La ceremonia contó además con una amplia representación institucional, encabezada por dos ministros. La de Ciencia e Innovación, Diana Morán, arrancó un aplauso al auditorio al anunciar que su departamento aumenta un 35% el presupuesto dedicado a la Real Academia de Gastronomía. El de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Plana, cerró el acto resaltando la potencia que el sector gastronómico, en el sentido amplio del término, tiene para la economía española: «el 10% del PIB, el 22% de las personas ocupadas y 1.300.000 empleos directos en hostelería».