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Los banquetes de Lúculo con sus amigos en su casa eran fastuosos; en la imagen, el mural de un banquete en la ciudad de Pompeya, que ha permanecido casi dos milenios atrapado en la lava del volcán y que no distarían mucho de los que ofrecía Lúculo en su casa. DM
Lúculo cena hoy con Lúculo

Lúculo cena hoy con Lúculo

HISTORIA Y GASTRONOMÍA ·

Pedro Arce

Santander

Viernes, 5 de agosto 2022, 07:52

Esta frase de «Lúculo cena hoy con Lúculo» ha pasado a la historia como una anécdota que cuenta Plutarco en sus 'Vidas Paralelas' y que es la única reseña escrita que conocemos de su existencia; y le describe como «de gallarda estatura, de buena presencia y elegante en el decir». Lúculo fue un militar exitoso, pero ha pasado a la Historia por sus lujosas extravagancias, aunque fue un personaje con una inteligencia, talento y honestidad fuera de lo corriente. Había recibido una exquisita educación, hablaba y escribía correctamente el griego y latín, ya fuera en prosa o en verso, y poseyó una vasta cultura, protegiendo a las artes y las letras, siendo el constructor de la primera biblioteca pública.

Lucio Licinio Lúculo (en latín, Lucius Licinius Lucullus), nació hacia el año 118 a. de C., aunque sobre la fecha de su venida al mundo hay múltiples conjeturas; pero sí se sabe que procedía de una familia noble, ya que su padre había sido pretor, su abuelo materno había sido cónsul y el paterno también cónsul y gobernador de la Hispania Citerior.

Él se granjeó una gran carrera militar y estuvo a las órdenes, primero de Catón y después de Lucio Cornelio Sila, ya como tribuno militar, en la guerra civil de los años 90-88 a. de C., apoyándole contra Mario, en aquella marcha sobre Roma del año 88 a. de C. También combatió en la primera guerra mitridática como comandante de una flota contra Mitríades, rey de Ponto Euxino, y, ya como cónsul, venció a Mitríades VI de Ponto, en la tercera guerra mitridática. También fue procuestor, edil, pretor y cónsul (año 74 a. de C.) y tras las muchas luchas victoriosas en Oriente, llegó a Roma privado del mando y del triunfo, que celebró en el año 63 a. de C., por el apoyo de Cicerón que neutralizó las maquinaciones de sus enemigos romanos; no obstante, había conseguido un buen botín y se dedicó a lo que de verdad le gustaba, las artes, la satisfacción del ocio y la buena vida.

Lucio Licinio Luculo.
Imagen - Lucio Licinio Luculo.

Construyó una espectacular mansión en el monte Pincio, al lado de lo que hoy es Villa Borghese, de la que queda el llamado 'Horti Lucullani' o Jardín de Lúculo, comparable según algunos a la Domus Aurea de Nerón; también poseyó otras villas (Campania, Túsculo), siendo especial la de la costa próxima a Nápoles, con jardines suspendidos en el aire por arcos, cascadas que se precipitaban en el mar, canales y estanques, con lujos indescriptibles.

Cenas espléndidas

Y en este ambiente de ostentación de la riqueza, las cenas de Lúculo fueron espléndidas: vajilla, pedrería, entretenimiento, manjares exquisitos y exóticos. Y el primero que dio a conocer a Lúculo en España fue el fraile franciscano, obispo y escritor renacentista de gran éxito europeo, natural de Treceño, fray Antonio de Guevara (1480-1545), quien fue consejero de Carlos V y prolífico escritor, con obras de gran proyección, como 'Menosprecio de corte y alabanza de aldea' (1539), obra que fue traducida a varios idiomas (inglés, francés, italiano y alemán) y con múltiples publicaciones posteriores.

En el capítulo XVII habla de Lúculo en estos términos: «Era la casa de Lúculo muy fregüentada de todos los capitanes que iban a Asia y de todos los embaxadores que venían a Roma; y como una noche no tuviese huéspedes y su despensero se excusase averle dado corta pobre cena porque no avía quien con él cenase, respondióle, con muy buena gracia: Aunque no avía huéspedes que cenassen con Lúculo avías de pensar que Lúculo avía de cenar con Lúculo».

¡Pues cómo! ¿No sabías que hoy Lúculo cena con Lúculo? Y a continuación se hizo servir un gran banquete que disfrutó él solo y de ahí viene esta expresión que da título a este reportaje y que dio lugar a las llamadas 'cenas luculianas', rodeadas de opulencia y lujo y ejemplo de exquisitez y elegancia y a la que asistía lo más granado de la élite política, aristocrática e intelectual romana. Pero también se preocupó de la cultura, creando una excepcional biblioteca pública, que se convirtió en lugar de reunión de personalidades de la cultura romana, especialmente los filósofos.

Y el propio Plutarco, quien biografió a Lúculo, nos cuenta otra anécdota de nuestro personaje. Como se hablaba mucho en Roma de las cenas de Lúculo, en cierta ocasión se encontró con Cicerón y Pompeyo y, mientras conversaban, le propusieron cenar en su compañía, pero sin que preparase nada y solamente con lo que tuviera dispuesto; Lúculo quiso exculparse y dejarlo para otro día, pero no se lo aceptaron y le prohibieron que hablase con sus criados. Tan solo le permitieron que les dijera que «hoy se ha de cenar en Apolo», uno de los doce comedores que tenía su mansión y el que se utilizaba para las grandes ocasiones, como así sucedió en una cena espléndida, con música, manjares exquisitos y un costo elevado, que dejó estupefactos y pasmados a sus invitados.

Lúculo introdujo en Roma la cereza, el albaricoque y el melocotón, al que llamaban entonces manzana persa. También se le atribuye la introducción del faisán y la innovación de la piscicultura.

Lúculo se casó en dos ocasiones: primero con Clodia, hija de Apio Claudio Pulcro, divorciándose de ella cuando regresó de la guerra contra Mitrídates, por su conducta despilfarradora y licenciosa; después se casó con Servilia, hija de Quinto Servilio Cepión, que era medio hermana de Marco Porcio Catón y con la que tuvo un hijo, Lucio.

En sus últimos años de vida, perdió el juicio y esta situación parece que se debió al brebaje o filtro amoroso que le ofreció uno de sus libertos, Calístines, según cuenta Cornelio Nepote; y fue su hermano quien se encargó de su cuidado y de su aún cuantiosa hacienda hasta su fallecimiento por apoplejía en el año 56 a. de C.

Otro aspecto interesante de Lúculo, bastante desconocido, es su actividad literaria, pues parece que escribió en su juventud una historia de guerras en Asia Menor que él mismo protagonizó.

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