España, el país más sano del mundo por su alimentación

La base fundamental de nuestra privilegiada posición saludable es nuestra alimentación. Tenemos posiblemente la mejor, más saludable y más variada cocina del mundo enraizada en las numerosas culturas y pueblos que han ocupado nuestra península en los últimos cuatro mil años. Es un patrimonio que debemos conservar por nuestra salud y por nuestra cultura. Debemos fomentar en nuestros hogares el consumo de los platos más tradicionales, auténticos prodigios culinarios que parecen haber surgido de las mentes de prestigiosos nutriólogos. Que combinan todos los nutrientes en las proporciones más saludables. Y que además proporcionan un gran placer al consumirlos.

Y no es solo importante lo que comemos, sino cómo lo comemos. La comida debe ser un acto social y familiar. Y las comidas en familia deben de mantenerse, sin televisión, sin móviles, disfrutando de los platos tan deliciosos y saludables que sabemos preparar, aprovechando para afianzar las relaciones de familia y de amistad en torno a la mesa.

La ingesta de alimentos es algo tan importante que no hay acuerdo político, económico o deportivo que no se fragüe en torno a una mesa.

La comida es también la base de muchas religiones, en especial el cristianismo. Toda la religión cristiana, en especial la católica, gira en torno a una última cena de un maestro con sus discípulos, en la que comieron pan y bebieron vino, y que se repite millones de veces cada día en todo el mundo.

En este año que empieza deberíamos plantearnos el propósito de que no pase ni una semana sin que se consuma en casa alguno de nuestros platos tradicionales, elaborados con productos de al lado de nuestra casa y consumidos en familia. Debemos de procurar que el Bloomberg de dentro de cuarenta años nos siga otorgando uno de los mejores Índices de Salud del mundo. ¡Feliz 2023!