Algunas personas piensan que se están alimentando correctamente, cuando, en realidad lo están haciendo mal y su salud puede verse afectada por ello. Uno de los problemas más serios y desconocidos de la alimentación de las personas que habitamos en los países desarrollados es lo ... que yo denomino 'el embudo alimentario'. Se trata de la forma de alimentarse de algunas personas que comen muy pocos alimentos diferentes (lado estrecho del embudo), cuando lo que deberían de hacer es consumir la mayor variedad de alimentos diferentes que le fuera posible (lado ancho del embudo).
Este problema nutricional es muy frecuente, sobre todo en dos etapas de la vida: la adolescencia y la senectud. Nosotros necesitamos introducir en nuestro organismo un montón de nutrientes que son necesarios para mantener nuestra salud y vitalidad.
Estos nutrientes están repartidos, en proporciones muy variables, en los diferentes alimentos que constituyen nuestra dieta habitual. La única manera de proporcionar a nuestro organismo todos los nutrientes que precisa es comer una gran variedad de alimentos animales y vegetales. Es decir, que nuestra alimentación vaya por el lado ancho del embudo.
Cada uno puede hacer una autoevaluación de hacia qué lado del embudo está orientada su alimentación; es interesante hacer este test en familia. En una hoja de papel apuntan todas las cosas diferentes que han comido a lo largo de la última semana: todos los tipos de frutas, verduras, hortalizas, legumbres, cereales, las diferentes especies de carnes y de pescados, los alimentos preparados. Si le salen menos de 30 alimentos diferentes la cosa pinta mal.
Cuando se hace esta prueba en adolescentes los resultados con frecuencia son preocupantes. Un chico de 14 años en respuesta a la pregunta: qué has comido la última semana, te puede escribir: arroz, tomate frito, huevos, salchichas, hamburguesas, pizza preparada, pollo, refrescos y chuches.
El test en personas mayores que viven solos puede dar resultados aún peores. Eso lo hemos detectado, sobre todo, durante el confinamiento a causa del covid. El asunto no es de cantidad de alimentos, sino de variedad. Hay personas obesas que ingieren grandes cantidades de sólo unos pocos alimentos diferentes y están desnutridas, aunque a simple vista no lo parezca; no meten en su organismo todos los nutrientes necesarios, solo calorías. Hay que comer variedad. Diversificar las frutas, las verduras y las hortalizas, rotar las legumbres y los cereales, alternan los tipos de pescado y de carne. Y si consumen en ocasiones productos preparados, procure cambiar de marca. Esta es una iniciativa interesante por los restaurantes. Por ejemplo, ofrecer menús degustación pensados en ofrecer la mayor diversidad alimentaria posible.
Hace tiempo me encargaron estudio para restaurantes de polígonos industriales en los que comían diariamente numerosos trabajadores y el diseño se basó en este concepto: se garantizaba a cada trabajador la ingesta de todos los nutrientes necesarios a lo largo de las comidas de la semana. La clave estaba en la variabilidad de los menús.
Vigilen a la gente joven y también preocúpense de los familiares de mayor edad. Procuren comer variado, y en familia.
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