La pizza ideal, mejor caliente y recién hecha

Hoy, martes, día 9 de febrero, se celebra el Día Internacional de la Pizza, una efemérides que se suma a la ya de por sí prolífica relación de festejos en torno a un productos, un plato o un acontecimiento. Más allá de la anécdota y que simplemente que plasmará en alguna oferta 'insuperable' de alguna de las varias franquicias que precisamente no han llegado para prestigiar esta elaboración, es una excelente disculpa para aproximarnos al mundo de este icono de la cocina italiana.

Nápoles es la cuna de la pizza y allí luchan por la defensa de la pizza de calidad, porque su expansión por el mundo -he llegado a leer que el veinte por ciento de los restaurantes del planeta son pizzerías- no se ha acompañado de la autenticidad y de la calidad de los acreditados y especializados restaurantes italianos.

La pizza es sinónimo de cocina rápida -hay quien emplea con desprecio el término de 'comida basura', incluso para incluirla en un conjunto de alimentos de menor condición y prestigio-, pero ello no es incompatible con la posibilidad de elaborar una pizza de calidad, con una masa cuidada, con ingredientes bien seleccionados y equilibrados, y con una presentación cuidada.

La pizza tiene un origen humilde, en los arrabales de Nápoles en el siglo XVII, cuando se añadió tomate a un pan plano elaborado con levadura. El tomate, uno de los ingredientes imprescindibles de la pizza, había llegado de América en el siglo XVI, pero inicialmente su consumo fue rechazado. Quizá por ello fue un recurso empleado por las clases bajas.

Pero antes de continuar, hay que señalar que para hablar de pizza es preciso detallar que se trata de una preparación culinaria a partir de un pan plano, habitualmente de forma circular, elaborado con harina de trigo, levadura, agua y sal (a veces aceite de oliva) que luego se cubre con salsa de tomate, queso y que puede admitir infinidad de ingredientes. Luego se hornea a alta temperatura, tradicionalmente en un horno de leña.

Regresando a la historia, el concepto, de una combinación de ingredientes sobre una masa de pan plana ya se había visto en siglos anteriores, con la focaccia y la coca, dos elaboraciones muy mediterráneas con las que etruscos, griegos y romanos disfrutaron. Pero la diferencia es que entonces no había tomate.

La popularización de la pizza llegó gracias a un cocinero napolitano, Raffaele Espósito, quien en 1889 elaboró unas pizzas para los reyes italianos, Humberto I y Margarita de Saboya, que desearon probar el famoso plato que tanto consumía la gente humilde de la ciudad. La 'Mastunicola' la preparó con manteca de cerdo, queso y albahaca; la 'Marinara', con ajo, aceite y tomates; y en la 'Monarca' recreó los colores de la bandera nacional italiana (verde, blanco y rojo) con albahaca, queso mozzarella y tomates. Esta última fue la preferida de la reina, por lo que se renombró como 'Pizza Margarita'.

La noticia se propagó por el país, deseando la gente probar esa pizza que había gustado tanto a la reina. El éxito de la fórmula y su fama convirtieron a esta pizza en un símbolo gastronómico de Italia.

Sobre la internacionalización de las pizzas, fue determinante el papel que jugó la emigración italiana, que se dispersó por el mundo y siempre lo ha hecho llevando sus platos y costumbres. Por ello es difícil encontrar alguna ciudad o rincón del mundo donde no haya un restaurante italiano donde comer pizzas.

Entre la amplia oferta que tenemos a nuestro alcance, en restaurantes de cierto postín, en pizzerías especializadas, en franquicias o en los lineales de alimentación con preparaciones refrigeradas listas para dar calor y consumir, hay muchas diferencias, pudiéndose convertir una pizza en un manjar o en algo absolutamente rechazable.

1.La primera premisa que debe cumplir una buena pizza es que su consumo sea en

2.En segundo lugar, la

3.Antes de incorporar los ingredientes, la masa se estirará

4.Los 'pizzeros' ('pizzaiolo' en italiano) Al respecto,

5.El siguiente paso para conseguir una pizza de calidad está en la fase del

Si realmente en el mundo, como dicen las estadísticas, se consumen cinco mil millones de pizzas al año, no cabe duda que en España la cifra será también de asustar. Aquí las preferidas son barbacoa, carbonara y 4 quesos.