Secciones
Servicios
Destacamos
Algunos de los rincones más espectaculares para practicar o contemplar la pesca del salmón están en el municipio de Puente Viesgo, donde se localizan seis de los siete cotos que hay en el río Pas. Aquí, el pasado día 1 de abril, ... fecha en la que se abrió la temporada, dos pescadores cántabros capturaron los primeros ejemplares, de 4 y 5 kilos, respectivamente. Históricamente, el Pas ha sido uno de los ríos más salmoneros de la región junto con el Asón, donde también existe una gran tradición pesquera.
Óscar Villegas, alcalde de Puente Viesgo, cree que el río y la pesca del salmón es un atractivo turístico de primer orden para el municipio que se suma al de las cuevas de Monte Castillo, para las cuales se está empezando a edificar un museo. Por ello, cree que Puente Viesgo debe convertirse en una referencia nacional para el salmón y para ello apoya una unidad de alevines que hay en el manantial de Fuente Fría, entre Vargas y Puente Viesgo, y quiere implicar a los restaurantes del municipio para que tengan entre sus especialidades platos con el salmón como ingrediente principal.
Noticia Relacionada
«Es importante recuperar las tradiciones, vincular nuestra gastronomía a un producto noble y sutil como el salmón, aunque somos conscientes que el salmón salvaje pescado en el propio río no se puede comercializar. Pero seguro que hay recetas que se pueden recuperar y técnicas culinarias que pueden permitir excelentes resultados con este ingrediente. Desde el Ayuntamiento queremos apoyar a los hosteleros y divulgar esta implicación con el salmón ya que puede y creemos que va a contribuir a generar un turismo gastronómico interesante».
Por otro lado, se quieren recuperar fotos antiguas sobre la pesca del salmón en la zona y generar actividades de carácter divulgativo. Así, en el mes de mayo está prevista la celebración de un debate/mesa redonda para abordar el momento actual del salmón en Cantabria en general y en el Pas en particular, así como el presente de la gastronomía del salmón.
Desde hace años, las instituciones están tratando de minimizar los impactos que ponen el riesgo la supervivencia del salmón, al tiempo que desarrollan actuaciones que propicien su reproducción. En el caso de Puente Viesgo, la Sociedad de Fomento de Caza y Pesca, con el apoyo de la Consejería de Desarrollo Rural, el Centro Ictiológico de Arredondo y del propio Ayuntamiento, cuentan con un proyecto de cría de alevines en el manantial de Fuente Fría, entre Vargas y Puente Viesgo. Allí crecen alevines de salmón y trucha en unas jaulas, que proceden de ejemplares capturados en el río y desovados artificialmente con el fin de criarlos con garantías y cautividad, y devolverlos al río con la esperanza de que contribuyan de dar viabilidad a la especie. Varias veces al día los diminutos salmones y truchas son alimentados y vigilados por José María Gómez Oviedo y Jaime Pérez, ambos de la Sociedad.
José María, además de veterinario, es un pescador y un gran aficionado del salmón. Advierte, antes de nada, que este proyecto experimental es simplemente un pequeño gesto, porque en las previsiones más optimistas cifran que puedan regresar entre 18 y 24 salmones de los cerca de 8.000 alevines que van a soltar en el cauce del Pas cuando tengan algo más de dos meses. Entre tanto, crecen en las aguas de un manantial que no enturbia nada y que mantiene la temperatura constante entre 11,5º y 12,5º.
Noticia Relacionada
Originario del municipio y como gran conocedor del río, Gómez Oviedo cree que en la zona baja del río hay salmones y truchas en modo significativo, pero que los peces sufren mucho el estiaje de verano en la zona de Toranzo. Por ello, insiste que para que el salmón pueda cerrar su ciclo vital es necesario que el medio ambiente del río sea el adecuado.
El representante de la Sociedad de Caza y Pesca defiende que Santander debería abastecerse del embalse del Ebro, ya que ello permitiría que el río tuviese su independencia y de este modo podría contar con más agua. «Lo importante es que el río tenga agua y eso repercute en los pozos donde se refugian los peces cuando hay estiaje. Además, hay que tener en cuenta que a partir de los 20º los salmones sufren», comenta José María. También cree que la destrucción de las presas molineras fue un error y que las canalizaciones se deben hacer fuera del margen de los ríos.
En su faceta de pescador desde 1981, recuerda Gómez Oviedo cuando logró su primera salmón. «Mi difunto suegro me lo hizo vender y nos pagaron 37.000 pesetas en Casa Sarabia (Ampuero). Yo quería comerlo con la familia, pesaba más de seis kilos, pero...».
Sobre los mejores salmones para degustarlos, descarta el pescado en el mar, y se decanta por «el salmón de primavera, y si es de marzo, mejor aún. Siempre se ha dicho que el salmón en el río no vuelve a comer, pero cuando llega está al máximo de grasa y, aunque pierda algo, es el momento ideal para comerlo. El de octubre es insípido».
Noticias relacionadas
Vicente Cortabitarte
Nacho González Ucelay .
En 2008, se desarrolló en Puente Viesgo un taller con la Universidad de Cantabria para conocer mejor las tradiciones de los mayores. Entre los testimonios de los participantes, recogidos en una pequeña publicación que editó el propio Ayuntamiento, hay relatos de veteranos pescadores en los que no faltan anécdotas y peripecias, como el de un hombre que a los ochenta años seguía yendo a pescar, recordando que tenía licencia desde los siete años, ante la exigencia de los guardas, que veían que iba habitualmente al río y que siempre regresaba con muchas truchas.
Su padre, quien le contagió la afición, había acompañado a pescar al Príncipe Alberto. Éste, después de llevar un buen rato intentando pescar sin éxito, vio como su acompañante capturó en poco tiempo dos salmones empleando el grampín, al que se enrollaba un rollo de lombrices de gusana. En compensación le regalaron una caña y le permitieron ayudar a los 'ricos veraneantes' a pescar.
En 1939 se prohibió pescar salmones con redes en los ríos, en 1942 se reguló con una nueva ley de pesca y en 1949 comenzó el precintado obligatorio de las capturas con el fin de frenar el furtivismo que siempre existió en las riberas de los ríos salmoneros. Cuando no había cañas de lanzar se fabricaban con varas de avellano y cuerdas a las que se sujetaba el cebo.
La pesca fue un buen medio de vida, a pesar de que era un trabajo estacional:por trabajar todo el día en la construcción como peón de albañil se podían ganar 16 pesetas, mientras que el kilo de trucha se pagaba a 6 pesetas y era difícil que a las dos de la tarde no se hubieran pescado 10 kilos, por lo que era un trabajo que compensaba económicamente. Los salmones se vendían muchas veces en Santander, a particulares o a entidades como el Club Marítimo, dependiendo de quien pagara el mejor precio.
Sin embargo, la pesca no siempre fue fácil, ya que durante la Dictadura se vedó gran parte del río para los ribereños, no así para los «ricos», a quienes se les dejaba pescar en todo el río. Por el contrario, a los ribereños sólo se les permitía pescar dos salmones al mes, por lo que solían capturar un salmón el primer día y el resto del mes truchas. Si les apetecía, a finales de mes intentaban pescar el segundo salmón.
Esta situación hizo que tuvieran que agudizar el ingenio para poder pescar, lo que dio lugar a curiosas situaciones. Así, por ejemplo, en ocasiones un pescador de Vargas se escondía en el monte esperando a que los ricos que iban a pescar se fueran a comer, ya que solían ir acompañados del guarda a un bar que se divisaba desde el río. Seguro de que el guarda estaría comiendo y no vigilando el río, aprovechaba ese rato para ir a pescar en una zona que a él le estaba prohibida y si sacaba algún salmón lo escondía para que no lo encontraran, aunque corría el riesgo de que cuando volviera a por lo pescado, esto se lo hubieran comido las ratas.
El río se mantuvo vedado hasta pocos años antes de finalizar el gobierno del dictador Franco, un gran aficionado a la pesca que acudió en numerosas ocasiones a Vargas para pescar en las aguas del Pas. En contra de lo que se viene afirmando habitualmente, quienes lo vieron pescar afirman que era un buen pescador y que no le tiraban los peces al río, si bien es cierto que éste se mantenía vedado al menos dos meses antes de su visita para aumentar el número de piezas. Pescaba a mosca y con caña de lanzar, nunca con cebo.
Estas visitas eran un buen momento para poder pescar furtivamente, pues entonces los guardas estaban ocupados ayudando al Caudillo y relajaban sus labores de vigilancia del río. Esto no sólo pasaba en Vargas, sino también en otros puntos de Cantabria, pues en los años cincuenta, en Udalla, unos furtivos, aprovechando que Franco estaba pescando aguas arriba, se vistieron de mujeres, simulando que lavaban ropa en el río, mientras tendían una red en las aguas. Finalmente fueron descubiertos...
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.