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Las castañas son uno de los frutos característicos del otoño, tan populares como ricas y además muy saludables. En cocina son también muy versátiles pudiendo ser ingrediente para platos dulces y salados. Como hay que elegir entre una u otra modalidad, hemos escogido la primera, un postre cuyos pasos nos llevan a un riquísimo pastel de castañas, para una merienda o una sobremesa en la que aprovechar al máximo la temporada de un producto que al tiempo que nos llena de energía, también nos sacia.
500 gr. de castañas sin piel.
200 gr. de mantequilla.
6 claras de huevos.
100 gr. de azúcar.
200 gr. de nata montada.
1 cucharada de brandy.
2 cucharadas de levadura.
Se cuecen las castañas en leche hasta que se ablanden. Una vez cocidas, se escurren y se pasan por el pasapurés.
Añadimos levadura y la mezclamos con el puré de castañas.
Mientras, ponemos un bol al baño maría y diluimos la mantequilla con el azúcar, batiendo todo constantemente hasta que quede bien mezclado.
A continuación, añadimos los huevos, la cucharada de brandy y el puré de castañas. Seguimos batiendo hasta formar una pasta sin grumos.
Engrasamos un molde con mantequilla, echamos la pasta y lo metemos al horno a 180 grados durante 30 minutos.
Cuando el pastel esté frío, desmoldamos y decoramos con la nata montada.
Este pastel de castañas está muy rico templado, aunque también puede tomarse en frío.
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