La sociedad actual evoluciona a un ritmo acelerado con cambios sociales y de hábitos que van sucediéndose de forma atropellada, y la gastronomía, como no podía ser de otra manera, sigue tal ritmo. Desde hace unos años la gastronomía está presente en los medios ... de comunicación, cada cadena de televisión dedica un espacio en el que un cocinero nos alecciona sobre su quehacer y arte, y prácticamente toda la prensa dedica semanalmente un suplemento a la gastronomía. Todo ello, junto con la situación actual de confinamiento por la pandemia, ha originado que muchos nos hemos iniciado o hemos profundizado en las labores de la cocina, convirtiéndose las redes sociales en el escaparate de nuestros progresos al respecto.
Pero aún persiste el ciudadano que alardea, o el que nos comenta que alguien cercano a él: «No sabe ni freír un huevo». Como si tal hecho fuese sencillo y equivalente «a hacer la o con un canuto». En mi modesta opinión, tal afirmación precisa unas puntualizaciones.
La receta del huevo frito, históricamente denostada, tiene una serie de fundamentos, para que el resultado sea el adecuado, tanto en presencia, de consistencia del mismo y por tanto en su disfrute. Ya, Manuel Puga Parga 'Picadillo' elucubró sobre unas buenas bases del arte de freír un huevo.
Los egipcios y griegos vieron en el huevo la representación del universo: el fuego la yema, el agua la clara, la tierra la cascara y el aire el espacio vacío del extremo superior. Por consiguiente, lo consideraban símbolo de renovación y de vida, razón por la cual ya era en la antigüedad objeto de regalo. No debemos de olvidar que los huevos nos han salvado, y nos seguirán salvando, de ciertos momentos difíciles en nuestras vidas.
Paso a paso
Ante un huevo con buena calidad, que debe estar a una temperatura templada, hay quien aconseja que antes de nada el supuesto cocinero deba ponerse un delantal, no sólo para evitar salpicaduras, sino también porque la ambientación en esta vida contribuye de forma manifiesta en los resultados.
Dispondremos de casi un dedo aceite de oliva virgen, tras romper el huevo previamente en un plato, depositaremos el mismo suavemente en el centro de la sartén, debiendo moverse ligeramente con la espumadera para que no se pegue, y con la misma romper ligeramente la clara cerca de la yema para que se fría de forma uniforme.
Cuando se aprecia que la base está cuajada y los bordes tengan su puntilla, sacar con la espumadera y deberá servirse inmediatamente. ¿A que leído así resulta muy fácil? Pues, no siempre resulta tan sencillo.
En cuanto al aceite, es útil acompañar la fritura del huevo con un pedazo de pan, que nos orientara sobre la temperatura de la misma; y muchos versados fríen previamente en ese aceite unas tajadas de tocino e incluso unos chorizos, con ello los huevos adquirirán su característico sabor, dado que estos maridan perfectamente tanto con uno como con los otros.
Llegado el momento de disfrutar del mismo se debe realizar con naturalidad, recordando que existen alimentos que se comen únicamente con el tenedor, como es este el caso. Y disfrutar, e incluso permitiros mojar, recordando lo que nos aconsejaba el célebre Julio Camba en 'La Casa de Lúculo': «No deje usted de sopear, por un falso concepto de la corrección; lo verdaderamente incorrecto es devolver a la cocina, sin haberla probado, una de esas salsas que honran a una casa». Y, yo añado a los huevos.
Probad a comerlos por la mañana, pues en cierta ocasión leí que el éxito económico de los Estados Unidos radicaba en comer los huevos por la mañana, generando el consumo de los mismos en ese momento, tal fuerza que levantan hasta un imperio.
Y también debéis recordar: «El huevo de hoy, el pan de ayer y el vino de un año, a todos hace provecho y a ninguno daño».
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