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Samba, pimientos y sexo

COMER Y CINE ·

Guillermo Balbona

Santander

Lunes, 7 de mayo 2018, 15:46

De Salvador de Bahía a San Francisco. Del restaurante a la televisión. De la vida brasileña y su ritmo a la americana. De la cocina y sus raíces, sabrosos e imaginativos guisos, a un programa de televisión.

La primera película americana de Penélope Cruz como absoluta protagonista, a modo de comedia romántica, mezcla samba, pimientos y sexo. Entre tópicos y fogones, hay amores partidos, aderezos de cuerpos y camas, en una ensalada de amor, amistad, juerga, melancolía e incluso salsa religiosa.

A la pareja de Javier Bardem el filme le sirvió para asomar la cabeza en Hollywood con esta producción de raíces brasileñas. La cinta, no obstante, fue un fracaso de taquilla y crítica, pero no es desdeñable a la hora de postularse como ejemplo de cine en la cocina, y viceversa.

Amistad, querencias, choques culturales y cierto buenismo con aires de diversión rodean el juego culinario aunque al sabor final le falten muchos condimentos para lograr una de esas comedias vitalistas. Entre lo falsamente paradisíaco y lo endeble de la felicidad discurre este soso y plomizo condumio y estofado, muy pasteloso, que busca presentar a la actriz española como maga de los fogones.

LAS MUEJRES ARRIBA. Director: Fina Torres.Año: 2000.Duración:91 minutos. País: EE UU Intérpretes: Penélope Cruz, Murilo Benicio, Harold Perrineau Jr., Mark Feuerstein, John de Lancie, Ana Gasteyer, Anne Ramsay.

Un precocinado de guion insípido que no encuentra su punto de cocción y que deja todo su emplatado al servicio de una intérprete que se ha ganado un puesto entre las grandes con excelentes trabajos posteriores. A la comedia demasiado ligera, pero inmersa en color y comida, le sobran las cucharadas de aceite y le falta el aderezo básico. Ni sal ni pimienta suficiente, pese a su aura picante, su jalea brasileña y la búsqueda de un vinagre balsámico sentimental huyendo del roce cítrico.

Poca pasión y magia de la mano de la cineasta venezolana Fina Torres. Si la dejas reposar a temperatura ambiente saltarán las bacterias de su vulgaridad. Si la asumes en frío y sin pensar tal vez le saques algún brote de simpatía a esta cocinera-hechicera capaz de enamorar con su feiojada bahiana.

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