El soplete de cocina llegó al hogar
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Flambear, gratinar, tostar, glasear, asar, dejar limpia la piel de las aves... Este instrumento empieza a tener su sitio en nuestras cocinasSecciones
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ingenios de la cocina ·
Flambear, gratinar, tostar, glasear, asar, dejar limpia la piel de las aves... Este instrumento empieza a tener su sitio en nuestras cocinasYo lo tengo en un lugar destacado de mi cocina junto a una pequeña plancha y la batidora. Me gusta su diseño, y en mis tiempos de fumador de rubio americano y puros habanos, hasta hubiera caído en la tentación de encenderlos con su llama, ... con el peligro de quemarme el bigote que nunca tuve. El soplete de cocina es uno de los últimos 'inventos' que llegaron para quedarse en nuestras casas y, por supuesto, en los establecimientos de hostelería. No se trata de un gran invento, sino de aplicar las funciones de un soplete convencional, de esos que cortan las placas de hierro y acero como si fueran mantequilla, en el maravilloso y amplio mundo de la gastronomía. A mí, repito de nuevo, me encanta.
¿Para qué sirve? Buena pregunta. Como la respuesta: para mucho. Un arroz con leche, con una capa de azúcar por arriba y una llama volviendo el blanco en dorado no tiene parangón. Y ese aroma que desprende que recuerda a la gloria bendita. Y en la crema catalana, qué gozada. Un soufle, fácil de hacer en casa, con este instrumento tiene su toque final.
Lo he probado también en nuestras ya imprescindibles tostadas de Navidad, sin almíbar, cuando salen de la sartén bien tostaditas, con su correspondiente capa azucarada y el resultado es impresionante.
Y en la faceta salada, que bien sirve para gratinar quesos y asar verduras -pimientos, espárragos trigueros, tomate...- y frutas -piña, sandía, plátano...-
Es muy útil para dejar limpio del todo a ese pollo que siempre al llegar a casa le sobra alguna que otra pluma. Y para darle un punto muy crujiente a un filete de solomillo o una chuleta. Glasear que dicen los que saben de esto.
Me gusta para darle sabor ahumado a algunas salsas, tostar pan y frutos secos.
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El soplete de cocina abulta poco y no da nada la lata. Hay que tenerlo cerca y cargado de gas. Eso sí, hay que tener cuidado cuando lo usamos. Hay que evitar plásticos, trapos de cocina, papeles, etc, cerca de la llama. A la hora de cargarlo -existen distintos tipos de aerosoles- hay que ponerlo en posición vertical y tener paciencia. Se tarda un poco y el frío del fluido es un tanto desagradable.
En cuanto al precio, es importante fijarse en el tamaño del soplete. Sobre todo, hay que tener en cuenta que realmente lo vamos a dar utilidad. Vamos, que no sea un adorno. Desde 11 a 60 euros podemos conseguir alguno de ellos, en tiendas especializadas, en superficies comerciales y ahora, con lo que estamos viviendo, a través de internet. Suerte y a la llama.
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Diego Ruiz
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