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DIEGO RUIZ
Viernes, 8 de septiembre 2017, 19:49
El del Nansa es uno de los valles más espectaculares de Cantabria. Entre Liébana y la Reserva del Saja, destaca por su naturaleza agreste, sus grandes bosques de hayas y robles, y sus cuevas. Y también por la gastronomía de sus pueblos, donde el cocido ... montañés, los productos procedentes de la matanza del cerdo, la caza y la carne de tudanca, son sus principales reclamos a la hora de sentarse en alguno de sus muchos y buenos restaurantes.
Haciendo un rápido recorrido por el valle, una primera parada habría que hacerla en Célis, una de las principales localidades del municipio de Rionansa, con una población cercana a los 200 habitantes. Este es un pueblo con dos cuevas importantes. La primera, la de El Soplao, tiene más de 15 kilómetros de longitud. Fue descubierta a principios dl siglo XX como consecuencia de la actividad minera -de ella se extraían plomo y zinc- y en sus galerías se pueden encontrar curiosas formaciones como nidos de perlas, aragonitos (forma cristalina de carbonato cálcico), estalactitas y estalagmitas. Se caracteriza por unas espectaculares formaciones excéntricas muy interesantes que alberga en su interior.
A diferencia de las estalagmitas y estalactitas, las excéntricas en sección no tienen un eje definido. Es decir en lugar de crecer verticalmente lo hacen de forma horizontal u oblicua.
Fruto de los continuos trabajos de investigación ha resultado el hallazgo, durante el invierno de 2008, de un excepcional yacimiento de ámbar del Cretácico Inferior, en las proximidades de la Cueva El Soplao y del pueblo de Rábago. Los científicos confirman que se trata de uno de los yacimientos de edad cretácica más importantes de Europa.
Otras cueva de singular valor es la de El Porquerizo, Bien de Interés Cultural. Hay que visitar también el puente de La Herrería, que une Celucos con Riclones, y que data del año 1749. También la iglesia de San Roque, de los siglos XVI y XVIII.
De Celis a Tudanca, un municipio con cuatro pueblos (La Lastra, Santotis, Sarceda y Tudanca) y que no llega a los 200 habitantes. En este bonito lugar, cuyo casco antiguo fue declarado como Conjunto Histórico Artístico, Bien de Interés Cultural, se encuentra la Casona de Tudanca, también conocida como el Palacio de La Cuesta. Perteneció a José María de Cossío, escritor y polígrafo, quién la donó al Gobierno Regional de Cantabria. En la Casona pasaron largas temporadas importantes literatos como Concepción Arenal, Giner de los Ríos, Miguel de Unamuno, Gerardo Diego, Miguel Hernández, Rafael Alberti, José del Río Sainz o Gregorio Marañón, entre otros. Tiene una importante biblioteca, con algunas obras manuscritas y más de 25.000 volúmenes, archivo histórico familiar e importantes obras artísticas. Cossío, gran amante de los toros, fue amigo de toreros como José Gómez 'Joselito', Ignacio Sánchez Mejías, Rafael Ortega 'El Gallo', Pepe Luis Vázquez, Antonio Bienvenida y Domingo Ortega. En 1934 inició la redacción de su monumental obra dedicada a la tauromaquia, Los Toros, en cuatro volúmenes, publicados entre 1943 y 1961. En la Casona se guarda un capote de paseo de Joselito, fallecido por la cornada que le infirió el 16 de mayo de 1920, en Talavera de la Reina, el toro 'Bailaor'.
Algo más de 200 habitantes tiene Polaciones, otro de los municipios importantes del Valle del Nansa. Se trata de uno de los lugares más altos de Cantabria, poblado de una gran vegetación en la que destacan sus bosques de hayas y robles. Su capital es Lombaña y sus localidades más pobladas Uznayo y Puente Pumar. En Polaciones encontramos los menhires de Sejos, la casa de La Cotera y la ermita de Pejanda. Destacar el Carnaval de los Zimarrones, en el mes de febrero, en Pejanda.
Cosío bien puede poner el punto y final del paseo por el valle del Nansa, después de haber hecho un alto en el camino para comer y comprobar las excelencias de su cocina tradicional, de sus guisos de cuchara y sus verduras, de la caza, la carne de cerdo, etc. Esta localidad del municipio de Rionansa tiene 173 habitantes y en su patrimonio destacan la Casona Blasonada, del siglo XVII, y la Casa de la Panda. Cosío es Pueblo de Cantabria 2016.
Gregorio Marañón, entre otros. Tiene una importante biblioteca, con algunas obras manuscritas y más de 25.000 volúmenes, archivo histórico familiar e importantes obras artísticas. Cossío, gran amante de los toros, fue amigo de toreros como José Gómez ‘Joselito’, Ignacio Sánchez Mejías, Rafael Ortega ‘El Gallo’, Pepe Luis Vázquez, Antonio Bienvenida y Domingo Ortega. En 1934 inició la redacción de su monumental obra dedicada a la tauromaquia, Los Toros, en cuatro volúmenes, publicados entre 1943 y 1961. En la Casona se guarda un capote de paseo de Joselito, fallecido por la cornada que le infirió el 16 de mayo de 1920, en Talavera de la Reina, el toro ‘Bailaor’.
Algo más de 200 habitantes tiene Polaciones, otro de los municipios importantes del Valle del Nansa. Se trata de uno de los lugares más altos de Cantabria, poblado de una gran vegetación en la que destacan sus bosques de hayas y robles. Su capital es Lombaña y sus localidades más pobladas Uznayo y Puente Pumar. En Polaciones encontramos los menhires de Sejos, la casa de La Cotera y la ermita de Pejanda. Destacar el Carnaval de los Zimarrones, en el mes de febrero, en Pejanda.
Cosío bien puede poner el punto y final del paseo por el valle del Nansa, después de haber hecho un alto en el camino para comer y comprobar las excelencias de su cocina tradicional, de sus guisos de cuchara y sus verduras, de la caza, la carne de cerdo, etc. Esta localidad del municipio de Rionansa tiene 173 habitantes y en su patrimonio destacan la Casona Blasonada, del siglo XVII, y la Casa de la Panda. Cosío es Pueblo de Cantabria 2016.
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