Secciones
Servicios
Destacamos
Hace unos meses se abrió debate sobre si la variedad de uva verdejo, tan identificada con la D.O. Rueda, podría ser interesante para Cantabria. De forma casi unánime los bodegueros que operan en el territorio de la IGP Tierra de la Costa de Cantabria ... desecharon la idea –«con nuestros volúmenes nunca vamos a poder competir en precio», señalaron, pero... En Valderredible, Camesía Bodegas del Alto Ebro tiene plantada esta variedad desde hace cinco años y sus responsables no solo están satisfechos con su capacidad de adaptación a la zona sino con los resultados que están obteniendo desde el primer momento, por lo que creen que es una gran oportunidad para este valle con una baja densidad de población y ávido de contar con proyectos empresariales que generen riqueza y empleo, que fijen población y que atraigan visitas. Hasta ahora, la patata ha sido casi la única seña de identidad agroalimentaria para Valderredible –ahora tiene la esperanza que la IGP sea un pequeño revulsivo–, pero el vino se abre paso de la mano de una familia emprendedora y con ilusión.
En 2022, Bernardo Lucio, titular desde una década antes junto con su esposa Marisol Sedano del restaurante La Olma, decidió plantar viñas en una pequeña parcela –Finca Las Hogueras, cerca de Polientes–, con la idea de tener un entretenimiento para cuando le llegase la jubilación. Se decantó por la uva tempranillo con la idea de hacer un tinto para ofrecer en su propio restaurante.
Noticia relacionada
José Luis Pérez
Tras regularizarse la plantación y con la incorporación de sus hijos Guillermo y Gustavo al proyecto, Camesía (el nombre hace referencia a una cumbre que se contempla desde el viñedo) ha crecido exponencialmente, hasta el punto que hoy Bodegas del Alto Ebro (como se completa la nomenclatura de la empresa) es una de las que más superficie en producción cuenta en la región.
En la actualidad Camesía cuenta con ocho hectáreas de viñedo repartidas en seis parcelas en el entorno de Polientes, Presillas y Quintanilla. Pero la idea de la familia Lucio es plantar más vides en la zona, entre tres y cuatro, lo que les podrá permitir alcanzar una producción de entre 80.000 y 90.000 botellas a medio plazo.
Reconocen Bernardo y Guillermo que empezaron como «conejillos de indias», pero su vino ha evolucionado mucho desde la fase inicial. «Ha sido clave la participación del enólogo, un profesional con experiencia como Gonzalo Ortiz, de La Rioja, que nos ha orientado muchísimo. Y lo siguen haciendo él y sus hijos».
A las pioneras producciones de tinto se ha unido la de vino blanco ya que hace cinco años se plantaron una hectárea de godello y otra de verdejo. «Nuestra idea es crecer con los blancos a la vista de la evolución que tienen estos vinos. Es más fácil y más económico hacer un blanco. De momento nuestro blanco no tienen barrica, pero no descartamos dar ese paso», avanza Guillermo.
Pero, para poder seguir creciendo y profesionalizar todo el proceso, la familia Lucio decidió realizar una gran inversión en una bodega. Visitaron algunos ejemplos en La Rioja y una empresa de arquitectos especializados (Faber) en este tipo de instalaciones acometieron un proyecto que comenzó a levantarse en plena pandemia.
El edificio, concebido para acoger enoturismo y generar cultura del vino con la programación de catas y actividades, ha sido ambicioso y, como el propio Guillermo Lucio afirma, «las instalaciones no se van a quedar cortas». Incluso, tienen capacidad para vinificar uva de otros viticultores, si los hubiera en la zona o de otras zonas. «Para nosotros sería ideal que hubiese algún otro proyecto vitivinícola en el valle, para aprovechar las sinergias y crear marca».
El edificio emerge en Polientes como un concepto moderno en el ámbito agroalimentario. Rodeado de viñedo para que el visitante pueda ver todo el proceso, cuenta con un área de depósitos de acero inoxidable –los techos son altos con el fin de que en un futuro puedan entrar depósitos mayores–; un área de fermentación y de barricas; un área de embotellado y etiquetado; un espacio dedicado a las catas, con zona de barra, una mesa de comedor y mesas altas; zonas ajardinadas para instalar una terraza y para poder organizar conciertos; zona de aparcamiento; y un almacén para botellas, aperos de labranza, cartón... Todo sed articula alrededor de un amplio patio cubierto al que pueden acceder los vehículos de trabajo y desde el que organizar las visitas de los grupos.
En la actualidad, Camesía produce 35.000 litros que embotellan con cuatro referencias:
-El Hito.Es el vino tinto elaborado con uva tempranillo. Es similar a un crianza. Para doce meses en barrica de roble americano aunque también se combina con el francés. Hace una maloláctica natural, no forzada. Debe su nombre al yacimiento romano de Santa María de Hito, en cuento entorno hay parcelas con nombres de viñedos.
-La Ilda. Un blanco cien por cien verdejo, que fermenta, se clarifica y permanece en depósito hasta que se embotella para salir al mercado. Es un vino que se hace rápido y que para la campaña de Navidad ya está listo.
-El Ídolo.Es un tinto de año que se elabora con uvas de las viñas no tan viejas como El Hito. Tiene dos fermentaciones y es el que aglutina la mayor producción de Camesía. En el restaurante familiar acompaña el menú del día.
-La Torca. Otro blanco, un cien por cien godello elaborado en acero inoxidable. Lo que queda es de hace dos años, ya que en 2023 se heló todo el viñedo.
Estos vinos que cada día estarán más presentes en tiendas y hostelería, cuentan con unas originales etiquetas 'de autor'. Detrás de los diferentes motivos, inspirados en la naturaleza de la zona y en los planetas, Víctor Adorno, arquitecto y paisajista, con una tienda en la plaza de Polientes, La Intemperie, ha creado atractivas etiquetas. Él también diseñó el logo de la bodega con el mapa del municipio y un racimo.
Por la singularidad de la zona, Camesía no encaja en los sellos de calidad Vino de la Tierra Costa de Cantabria y Vino de la Tierra de Liébana. Por clima, altura, contrastes fuertes entre día y noche, veranos calurosos, inviernos fríos, Valderredible y por ende Camesía aspiran a tener su propio sello de calidad y de este modo enriquecer el mapa vitivinícola de Cantabria. La uva verdejo puede ser en este caso una oportunidad para el territorio.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.