Cantabria prevé tener sus planes de espacios protegidos para final de año

La Red Natura 2000 cumplió este sábado 24 años. Ese aniversario motivó el análisis de WWF, que colocó a Cantabria en el furgón de cola tras analizar sus planes y señaló en ellos «graves carencias» que podrían derivar, incluso, en sanciones económicas para España. A este respecto, el director general de Conservación de la Naturaleza, Antonio Lucio, aseguró a la agencia EFE que se está trabajando para solventar el «retraso» en la aprobación de los planes de gestión para esos 21 Lugares de Importancia Comunitaria (LIC) y Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA) con los que cuenta la región.

La demora en esos planes no es solo una cuestión de Cantabria, también afecta a otras comunidades, según explicó Lucio, que señaló que 14 de esos 21 planes se han tramitado de cara a su aprobación por el Consejo de Gobierno. En el caso de los siete restantes se ha iniciado el proceso de participación pública, con la idea de que «en el horizonte del final del año» se puedan tener aprobados la mayoría de esos planes.

Los 21 espacios cántabros suman una superficie aproximada de 145.000 hectáreas repartidas por varias zonas de la región, de montaña, ríos o estuarios. Lucio destacó que el reto al que se enfrenta la región es «consolidar» estos espacios mediante la aprobación de los planes de gestión. En todo caso, el responsable de Conservación de la Naturaleza resaltó que el estado de conservación es «bueno» en términos generales, ya que, por ejemplo, se ha avanzado y se ha mejorado en puntos como los ríos. Pero ha advertido de que además deben vigilarse los hábitat y las especies, aspectos para los que los planes de gestión prevén medidas.

Duro informe

«En ninguno de los dos documentos se hace una descripción completa de las amenazas que afectan a todos los hábitats y especies de interés comunitario presentes», denunciaba WWF respecto al análisis de los planes cántabros. Los conservacionistas hablaban de directrices de gestión «completamente generales» y criticaban, por ejemplo, que no se abordaran riesgos potenciales «como incendios». Del mismo modo, tampoco calificaban de forma positiva los planes para dotar de fondos todos los objetivos.