La población cántabra en riesgo de pobreza desciende hasta el 14,9%

Más de 86.000 cántabros están en riesgo de pobreza, lo que supone el 14,9% de la población. Una estadística todavía preocupante aunque la tasa descendió de forma notable en 2015 si se compara con el 20,6% de 2014, cuando se tocó fondo con el peor dato desde el inicio de la crisis. Tal es así que Cantabria lidera el descenso interanual por comunidades, con casi seis puntos menos en un año, y la tasa de riesgo de pobreza de sus habitantes está muy por debajo de la media nacional, situada en el 22,1%. Pero todavía uno de cada seis cántabros pertenecen a este umbral, que mide desigualdad, no pobreza absoluta, es decir, cuántas personas tienen ingresos bajos en relación al conjunto de la población. Ese 14,9% supone la mejor cifra desde 2009 y coloca a Cantabria como la quinta comunidad con menor porcentaje de riesgo de pobreza, solo superada por Navarra (9,6%), País Vasco (10,9%), Cataluña (13,9%) y Aragón (14,4%).

También desciende en la región el riesgo de exclusión social, que cayó siete puntos en 2015 respecto a 2014 hasta alcanzar al 20,4% de la población, que supone igualmente el quinto mejor porcentaje nacional. Andalucía es la peor comunidad (con un 35,7%) y Navarra la mejor (9,6%). Esta tasa se calcula siguiendo el indicador europeo AROPE, que combina distintas variables como el ya citado riesgo de pobreza, la intensidad en el empleo y la carencia material severa, que mide la capacidad de los hogares para afrontar determinados gastos, como mantener caldeada la casa en invierno, pagar a tiempo los recibos, disponer de automóvil, teléfono o lavadora, o permitirse ir de vacaciones al menos una semana al año.

Caída de la exclusión social

Cantabria se sitúa de este modo más de ocho puntos por debajo de la tasa española de exclusión social (28,6%), lo que la coloca como la quinta comunidad con un porcentaje más bajo. De ese 20,4% de la población, un 15,5% de los hogares no tiene empleo o está afectado por una baja intensidad en el mismo (sus miembros en edad de trabajar lo hicieron menos del 20% del total de su potencial durante el año de referencia) y el 3,5% se encuentra en una situación de carencia material severa, que se produce cuando tienen carencia de, al menos, cuatro de los nueve conceptos que se consideran básicos.

Más en detalle, el 29% de los cántabros no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos (en España, la media es del 39%, aunque es la mejor cifra desde 2011); un 7,5% no puede mantener su vivienda con una temperatura adecuada; un 6,2% ha tenido retrasos en el último año en el pago de gastos relacionados con la vivienda (hipoteca, alquiler, gas...) o en compras a plazos; un 4% no puede permitirse tener coche; y un 1,5% no está disposición de comprar carne y pescado para comer de forma habitual, al menos una vez cada dos días. Todos estos porcentajes negativos que encienden la voz de alarma son, al menos, menores que los que existían en 2014, lo que indica una tendencia de mejora, y también se encuentran por debajo de la media nacional.

Sin embargo, esta mejora que arrojan los números no la han notado todavía los responsables de distintas organizaciones que se dedican a ayudar a los más necesitados. «Se puede decir que hay una cierta estabilización, quizás no haya aumentado la gente que precisa ayuda, pero tampoco ha descendido, por lo menos en lo que respecta a nosotros», asegura Francisco del Pozo, presidente del Banco de Alimentos de Cantabria. «No repartimos menos que el año pasado, la gente sigue pidiendo, la necesidad sigue existiendo», incide, apoyando sus reflexiones en números: el colectivo que preside reparte 3.000 kilos de alimentos a la semana. «No han aumentado los centros a los que ayudamos, pero a estos les damos más alimentos y mejores», explica.

Misma opinión que comparte Beatriz Aldama, coordinadora de la oficina provincial de Cruz Roja en Cantabria, que asegura que, hoy en día, a pie de calle, no se nota aún esa mejora que indica el INE. «Quizás dentro de un año o dos sí sea apreciable, pero por ahora las cosas siguen igual». Su organización ha ayudado a más de 2.000 familias en la región en lo que va de año, bien con el reparto de alimentos, bien con programas de empleo... «Hay muchas familias que no llegan a fin de mes», advierte.

Y si hay algunos colectivos que han podido mejorar algo sus condiciones, hay otros nuevos que se incorporan a la lista de grandes preocupaciones de Aldama: los parados de larga duración a quienes se les agotan las prestaciones por desempleo y los parados de más de 45 años, a quienes se les multiplican las dificultades para encontrar trabajo.

Hogares con problemas

La Encuesta de Condiciones de Vida indica igualmente que el 54,3% de los hogares cántabros presentan algún tipo de dificultad para llegar a fin de mes, entre el 12,5% que se encuentra con «muchas dificultades» (2,7 puntos menos que en 2014), el 17,3% que lo hace «con dificultad» y otro 24,5% que tiene «cierta dificultad».

En definitiva, menos de la mitad de las familias cántabras (el 45,7%) llega sin problemas a fin de mes, aunque hace dos años ese porcentaje solo alcanzaba el 30%. Entre ellas, el 26,7% tienen «cierta facilidad» para llegar a fin de mes, el 17,6% lo hacen con «facilidad» y solo el 1,4% disponen de «mucha facilidad».

Desde el inicio de la crisis, las familias se han visto obligadas a recortar la duración de las vacaciones fuera del hogar habitual o, incluso, a prescindir de ellas. Si a duras penas se logran estirar los ingresos para cubrir el día a día, lo de disfrutar de vacaciones solo está al alcance de los bolsillos más privilegiados. Así, en 2015, casi un tercio de los cántabros (un 31,5%) no se pudieron permitir irse de vacaciones ni siquiera una semana.

La renta media de 2015 se situó en Cantabria en 10.494 euros anuales por persona, 600 euros más que en 2014, pero aún lejos de los 12.184 euros de 2009. La cifra regional es muy similar a la media nacional, que se colocó en 10.419 euros.

Los ingresos medios más elevados se dieron en el País Vasco (13.836 euros por persona), Navarra (13.300) y Madrid (12.534), en tanto que los más bajos se registraron todos en el sur de España: Murcia (7.924 euros), Andalucía (7.942) y Extremadura (8.469).

Mientras, si se atiende a la renta media por unidad de consumo, la cifra en Cantabria se establece en 15.159 euros; y la renta media por hogar, en 25.282 euros, lo que supone 810 euros menos que la media nacional, situada en 26.092 euros.

En la encuesta de 2015 el valor del umbral de la pobreza se ha fijado en 8.011 euros anuales para un hogar con un adulto; 12.016,4 para un hogar de dos adultos y en 16.823 si conviven dos adultos y dos menores de 14 años.

La vivienda

Y si uno ya tiene suficientes problemas dentro de casa por la escasez de recursos, los hay a quienes se les multiplican los preocupaciones: así, hay un 23% de viviendas en la región con problemas. El más alto corresponde a las que sufren los ruidos producidos por los vecinos o en la calle (11,9%), seguido de la delincuencia o vandalismo (7,2%). La contaminación y otros problemas ambientales afectan al 6,5% de los hogares y la escasez de luz natural al 2,1%.

La forma más común de tenencia de vivienda en 2015 en Cantabria es la propiedad, con un 76,5%, seguida del alquiler a precio de mercado con el 12,7%, la cesión gratuita con el 9% y el alquiler a precio inferior al mercado con el 1,8%.