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Martes, 24 de enero 2017, 19:01
El hombre acusado de agredir sexualmente de manera continuada a la hija de sus vecinos durante seis años, cuando la menor tenía entre 5 y 11 años, ha negado este martes ante el juez el delito de agresión sexual que se le imputa cuando ... ejercía de abuelo con la víctima entre 2005 y 2011 por la amistad que mantenía con sus padres.
Según el fiscal, el acusado cometió los hechos en su propia casa, bien dentro de la vivienda o en un caseto de obra con cierre interior y acondicionado que compró cuando comenzó los abusos y que instaló en el jardín de la propiedad.
Por todo ello, el Fiscal solicita nueve años de cárcel y la acusación particular diez. Pero que el acusado ha negado en todo momento durante la vista celebrada en la Audiencia de Cantabria.
El hombre ha reconocido que su relación con los padres de la niña era muy buena, "casi de familia". De hecho, la niña iba "casi todos los días" a su casa, donde estaba "a todas horas". La conocía desde que tenía dos años y la confianza entre ambos hacía que "ella me dirigía la casa. Me decía dame de comer esto o lo otro, y se ponía en el ordenador", ha explicado el acusado.
Fue entonces cuando el fiscal le preguntó por el delito del que se le acusa y su respuesta fue rotunda. Ni la agredió sexualmente, ni la amenazó ni siquiera le amenazó con ser "el primero en desvirgarla", tal y como reza en el relato del fiscal, en el que también queda reflejado que la sometía a menudo a "besos con lengua", comentarios libidinosos y tocamientos en los genitales, "con sus manos y con su propio pene", haciéndole "daño", si bien "no consta claramente que llegara a penetrarla".
El hombre llegó a recurrir al juramento ante Dios y ante su hijo para rechazar ante el juez que "en la vida" la había sentado encima de él y se tumbara desnudo con ella.
Entre pregunta y pregunta, el hombre contó que pocos días antes de que la familia de la niña presentara la denuncia de agresión sexual, le reclamó al padre un dinero que le había prestado. "Cuando le pedí el dinero, se enfadó, me insultó y me encontré con que a los pocos días tenía la denuncia puesta", relata.
En esta parte del juicio intervino el padre de la niña, por alusiones, para puntualizar que cuando su vecino, el hombre acusado de agredir sexualmente a su hija, le prestó el dinero, le dijo que lo iba a devolver "cuando pudiera". También aclaró que le pidió el dinero después de presentar la denuncia, contradiciendo la versión del acusado que confesó que ocurrió antes.
Pero el enfado de los padres no quedó ahí, según el acusado. También se molestaron cuando les sugirió que mandaran a la niña a un psicólogo porque ella había contado que en el colegio dejaban notas amenazantes en el pupitre. Sin embargo, sus amigas contaron al acusado que "era ella misma la que había puesto esos papeles".
Fue entonces cuando intervino en la sala la madre de la niña para declarar que había logrado localizar a los niños que pusieron esos papeles en el colegio. "A mí jamás me dijeron que fuera mi hija", ha zanjado.
No fueron las únicas personas que pasaron por el estrado. La menor lo hizo a puerta cerrada. También una de sus amigas. En concreto, a la primera que le dijo que había sufrido abusos sexuales.
La confesión la compartió después con su tía, con su abuela, con su madre y en último término con su padre, al que tardó tres meses en decírselo por miedo a su reacción.
El padre, que en cuanto tuvo conocimiento de lo sucedido lo denunció a la Guardia Civil, también ha querido denunciar comportamientos en el acusado "que había que cortar". Quería besar a su mujer, le pedía matrimonio y hasta se le insinuó. "Tenía obsesión conmigo", ha relatado la mujer de la niña, quien no ha dudado en reconocer la buena relación que mantenían con este vecino.
La madre de la niña ha recordado alguno de los extraños comportamientos que observó en su vecino y le hicieron pensar, como la vez que llegó con marcas de arañazos y le dijo que había sido por los gatos cuando se lo hizo su hija, o cuando la niña le rompió las gafas y una mampara.
"He estado muy mal por todo esto. He tenido que ir a Urgencias cada dos por tres. Estoy medicada y tengo depresión", ha confesado.
"Esa relación no era normal"
En el juicio también ha declarado el hijo del acusado, que citado por la abogada de la acusación particular. Lo primero que hizo fue reconocer que la relación con su padre es de "enfrentamiento total" y que tiene varios procesos judiciales con él, uno de ellos penal.
Sobre el caso de la supuesta agresión sexual de su padre con la hija de los vecinos, ha confirmado que la niña iba "muchísimo" a su casa. "Podía pasar días enteros allí, donde comía, cenaba y se duchaba. Había días que la niña estaba sola. A mi esa relación nunca me ha parecido normal", ha declarado.
Cuando la familia de la niña le contó lo que estaba haciendo su padre con la menor, no se le ocurrió otra cosa que aconsejarles que actuaran pronto porque su padre tenía pensado viajar a la República Dominicana.
Relato de los peritos
Por su parte, los peritos psicólogos han afirmado que el relato de la menor, "extenso y con detalles", es "coherente" con una situación de abuso. En sus informes se señala que la niña tuvo sintomatología ansioso depresiva, con trastornos de sueño, pesadillas, dolor abdominal, e inclinaciones suicidas. Además, no han encontrado motivación externa para que la niña hiciera esas acusaciones sin que fueran ciertas ni han detectado que estuviera sujeta a presión externa. También apuntan que "parece poco factible" que pudiera haber penetración al no haber lesiones en las zonas genitales.
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