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Enrique Munárriz
Domingo, 26 de febrero 2017, 13:53
El PP es una caja de sorpresas. Cuando parecía que la tercera vía había desistido de sus aspiraciones tras la adhesión de Ángel Cuadrado al equipo de Ignacio Diego, ayer la exconsejera de Presidencia, Leticia Díaz, y el exjefe de gabinete de Diego durante los ... primeros años de su mandato en el Ejecutivo, Arsenio de la Vega, se desmarcaron de la decisión, criticaron la deriva que lleva al congreso y manifestaron sentirse "defraudados por el triste espectáculo que estamos dando".
Díaz y De la Vega calificaron lo ocurrido como "un divorcio en el matrimonio que parecía perfecto, donde lo único que ha primado es hacerse daño mutuamente, zaherirse y poner en peligro la unidad del PP". Ambos exaltos cargos consideraron que tanto Diego como María José Sáenz de Buruaga "están atrincherados en su propio orgullo y no van a ser capaces de conciliar sus posiciones, de esa manera ponen a los afiliados en la tesitura de tener que elegir entre ir a vivir con papá o con mamá".
Reconocen que ha habido un "grupo numeroso de personas que hemos creído en la posibilidad de encontrar una manera de aunar las dos posturas y llegar al congreso con una sola candidatura más fuerte, pero no ha sido posible". Ambos creen que los dos candidatos "se tienen que sentar y llegar a un acuerdo de verdad". "No valen paños calientes y puestas en escena de política rancia. Necesitamos caras nuevas y donde se mezclen personas recién llegadas con personas experimentadas", dijeron.
La carta íntegra
Con motivo de la celebración del próximo Congreso Regional del Partido Popular nuestros nombres han aparecido en diferentes medios de comunicación incluidos en el grupo de la, mal llamada, tercera vía. Mal denominada, porque para nosotros es la única vía que hubiera permitido evitar esta situación de enfrentamiento que se vive en el Partido Popular de Cantabria y que, últimamente, hemos vivido en otros partidos. Parece que la puesta en marcha de una efectiva y real democracia interna en los partidos, ha puesto de manifiesto que en esa asignatura no se ha progresado adecuadamente en estas décadas de democracia en España. Estamos aún en 1º de columpios.
Nada malo tiene que en un Congreso se presenten varias candidaturas. Al contrario, es sano, deseable, muestra de madurez y de riqueza política. Pero en muchos casos la inmadurez de quienes dirigen los partidos y la inexperiencia de los afiliados en el noble arte de la discrepancia y de la participación activa en la construcción ideológica de los Partidos, produce el fruto de escenas como las vividas por el PSOE o Podemos recientemente o como la que queremos evitar que ocurra en el Partido Popular de Cantabria.
El escenario en el que nos encontramos ante el próximo Congreso Regional es el de un divorcio en el matrimonio que parecía perfecto. El Presidente y la Secretaria General que han estado dirigiendo este Partido durante catorce años se divorcian. Pero no un divorcio amistoso y civilizado en el que el bienestar de los hijos y la continuidad del sentimiento familiar, a pesar de la separación, sea su principal objetivo, sino un divorcio como suelen ser los divorcios de los matrimonios perfectos, donde lo único que ha primado, hasta ahora, es hacerse daño mutuamente, zaherirse y poner en peligro la unidad del Partido.
Cayo Salustio, ya en el siglo I a.C., advertía de los riesgos de la desunión y en la batalla de Yugurta sentenció: Mediante la concordia las cosas pequeñas crecen, mediante la desunión, las cosas más grandes se derrumban.
En este contexto ha habido un grupo numeroso de personas, que hemos creído en la posibilidad de encontrar una manera de aunar las dos posturas y llegar al Congreso con una sola candidatura más fuerte y unida para Gobernar Cantabria en las próximas elecciones. Hemos trabajado por ello, pero no ha sido posible. Siguiendo con nuestro ejemplo, papá y mamá están atrincherados en sus posturas y en su propio orgullo y no van a ser capaces de conciliar sus posiciones, de esa manera ponen a los afiliados en la tesitura de tener que elegir entre ir a vivir con papá o con mamá. Estás conmigo o estás contra mí.
Pues bien, ante la reciente decisión personal del que fue representante de este movimiento, Ángel Cuadrado, de apoyar la candidatura de uno de los dos, nos vemos en la obligación de dejar clara nuestra postura por coherencia con todo lo anterior. Seguimos estando en el mismo sitio donde estábamos y así seguiremos. Somos un grano más de un gran granero, y como otros muchos afiliados y simpatizantes nos sentimos defraudados por el triste espectáculo que estamos dando. Por ello, no participaremos en ahondar en la separación y en la ruptura de algo por lo que, al parecer, sentimos mucho más respeto y cariño que quienes quieren volver a dirigirlo desde posturas enfrentadas.
Ambos se tienen que sentar y llegar a un acuerdo de verdad. No valen paños calientes y puestas en escena de política rancia. Los afiliados necesitamos algo más que mensajes cruzados y falsas apariencias, necesitamos un proyecto ilusionante para Cantabria; un proyecto renovado, con caras nuevas y donde se mezclen personas nuevas con personas experimentadas.
Hasta que no nos demos cuenta de que la vieja política ha muerto, que la crisis que hemos vivido ha dado paso a una nueva era, a un nuevo tiempo, donde las cosas nunca volverán a ser iguales que como fueron antes de ella. Hasta que eso no ocurra, y no sólo en nuestro Partido en Cantabria, en toda la clase política, no seremos capaces de ofrecer proyectos políticos claros e ilusionantes por los que merezca la pena luchar.
El que quiera ser líder debe ser puente según dice un proverbio galés y si, como parece, al final, el Congreso se va a convertir en la lucha entre dos candidaturas, a ver si nos equivocamos y el que salga victorioso del Congreso sabe ser líder, o hace lo de Pablo Iglesias con Errejón, lo de Sánchez con Tomás Gómez y los de tantos y tantos casos en los que convirtieron su victoria en arrogante masacre del perdedor.
Mientras haya dos ríos sin puente, mientras nos estén ofreciendo ir a vivir con papá o con mamá, nosotros optamos por ir a vivir con los abuelos.
Leticia Díaz Rodríguez
Arsenio de la Vega Martínez
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