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Cantabria viene alejándose en los últimos meses de la senda de crecimiento iniciada en España. Esa es la realidad, como también lo es que la dificultad para converger parece se mantendrá durante 2018, tal y como apuntaban ayer en este periódico directores generales y presidentes de varias de las empresas con implantación en nuestra Cantabria ... . Esta alineación titular de perfectos conocedores de la realidad regional se convierte así en un oráculo de excelencia que nos avisa del futuro económico que nos espera.
Dada nuestra estructura económica tradicional, con falta de mayor industria e internacionalización además de continuos déficits públicos y de infraestructuras, nuestros ritmos de crecimiento no son los de un esprínter como en otras regiones sino más bien los de un de corredor de fondo. Por eso, según las previsiones de la Fundación de las Cajas de Ahorro serán Madrid, Galicia y la Comunitat Valenciana las autonomías con mayor crecimiento este año, con incrementos iguales o superiores al 3 % mientras que para nuestra región se estima que su crecimiento se situará en el 2,5 %. Y eso, a pesar de que comenzamos este año con nuevos capítulos de la segunda temporada de la crisis secesionista catalana, circunstancia que en términos económicos está provocando que sigan desviándose recursos e inversiones a comunidades como Aragón, Valencia y Madrid.
La dificultad añadida al intentar remontar posiciones en Cantabria tiene su particular Himalaya en un dato ya conocido. Según la Encuesta de Población Activa (EPA nuestra región cerró 2017 con un total de 37.000 desempleados, 1.400 más que en 2016, lo que ha supuesto un incremento del paro del 3,87%, siendo la única comunidad junto con La Rioja (5,8%) donde subió el desempleo en 2017 frente a al hecho de que el paro se redujera en el conjunto del país en un 11,2% el año pasado.
A mi juicio, no hemos de sentirnos inferiores en ningún momento a otras comunidades que tradicionalmente nos superan en riqueza. Cantabria debe seguir siendo lo primero y por eso hemos de redoblar nuestros esfuerzos en conseguir una mayor creación de empleo estable y de calidad, controlar las cuentas públicas y despertar a su vez el consumo. La atracción de capital y la inversión en educación e innovación deben ser las piedras angulares de cualquier estrategia inclusiva de planificación regional. Además no debemos perder de vista otra nota informativa importante, y es que, recientemente, desde la Universidad de Cantabria un grupo multidisciplinar de catorce especialistas por encargo del Gobierno hemos elaborado un extenso informe en donde planteábamos ocho ejes estratégicos, desarrollados en 130 acciones, en los que trabajar para poder gestionar un nuevo modelo económico y social beneficioso para todos y caracterizado porque uno de cada tres cántabros tendrá más de 65 años en el horizonte de 2031. Dicho fenómeno de ‘envejecimiento del envejecimiento’ que se muestra como una tendencia clara puede compensarse con una mayor dinamización laboral y fomento de la ‘economía senior’. Por ello, si la actividad económica se incrementase, nuestra región volvería a ser lo que fue hace años, es decir, una tierra atractiva y dinámica en dónde se incentivaría la creación de nuevos hogares. La inmigración y el retorno de población joven son estrategias necesarias para retener el enorme talento y para eso Cantabria ha de ofrecer mejores oportunidades laborales y de conciliación laboral y familiar.
Se precisan medidas reales y no sólo meras palabras, pues lo importante son los hechos. Hay que apoyar aquello que mejore la competitividad de la región y muchos de los directores generales y presidentes de empresas en la región ya nos lo avisan. Sigue faltando más capital y un mejor acceso al crédito para que así mejore la situación de nuestras pequeñas y medianas empresas, pero también para así tener más grandes empresas en la región.
Los vientos de cola que aceleran a España y Europa pueden servirnos de estímulo para hacer mejor los deberes en industria, servicios o construcción y así sacar buena nota a final de año en un mercado cada vez más difícil. Si eso fuese así, todos los ciudadanos lo notaríamos pues como dice el premio Nobel Jean Tirole, la economía está al servicio del bien común para lograr un mundo mejor cuando uno sale a la calle. @davidcantarero
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