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La incidencia del cáncer dibuja una curva ascendente sin fin. El balance anual de nuevos afectados deja siempre corto el anterior. En 2018 el diagnóstico más temido entró de lleno en la vida de 3.713 familias de Cantabria -la tasa de incidencia ... se eleva a 640 por cada 100.000 habitantes-. Diez casos diarios. Desde 2012, cuando se registraron 3.441, acumula un incremento de más del 7%. Los más frecuentes son los colorrectales, 515 el año pasado, seguido del de mama, con 443, y el de próstata, que suma 439. Por detrás, le sigue el cáncer de pulmón (377), según los datos recogidos en el último informe del Observatorio del Cáncer de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC).
«El número de casos va en aumento por varias razones: vivimos más y han mejorado las técnicas de diagnóstico precoz», señala Ignacio Durán, oncólogo del Hospital Valdecilla. «Es una enfermedad con la que tenemos que aprender a convivir, convertida en la segunda causa de mortalidad a nivel mundial». Dicho esto, «la buena noticia» -añade- viene de la mano de «los avances notables conseguidos en su tratamiento en los últimos años, que se han traducido en una disminución de la mortalidad», que se sitúa en 286 fallecimientos por cada 100.000 habitantes. Se detecta más, pero se cura más también. Y en este sentido, Durán destaca como «principal aportación de 2018 la llegada de la inmunoterapia», que ha permitido «dar pasos de gigante» en la lucha contra el cáncer de pulmón, vejiga y el melanoma maligno, entre otros.
«Hemos aprendido a estimular el sistema inmune para que ataque a las células tumorales, una estrategia que va a cambiar la vida de muchos pacientes». Un «hito» que ha sido reconocido con el Premio Nobel de Medicina de 2018 para sus dos investigadores pioneros, James P. Allison y Tasuku Honjo, apunta el oncólogo.
Las previsiones hablan de 277.234 nuevos casos de cáncer en 2019 en toda España, como se recordó ayer, con motivo del Día Mundial contra el Cáncer. En ese recuento nacional, el incremento es de un 12% en los últimos cuatro años, y, por sexos, en mujeres el porcentaje supera el 17%, el doble que el de hombres (8,2%), debido a la incorporación más tardía de ellas al hábito de fumar, según las estimaciones de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Durán recuerda que «un tercio de los tumores son prevenibles sólo evitando factores de riesgo como el tabaco (el número uno), el sedentarismo, el alcohol, y participando en los programas de cribado», ya que la detección temprana mejora significativamente las tasas de supervivencia y la calidad de vida de los pacientes.
Desde la AECC ponen el acento en el vacío de la sanidad pública en lo que se refiere al apoyo psicológico que precisa esta patología que «sigue asociada a dolor, muerte y depresión, y supone un fuerte impacto emocional». Según se desprende del estudio que analiza la situación por comunidades, «el 94% no ofrecen tratamiento especializado o el que ofrecen es insuficiente». Sólo se salva Cataluña. Trece de las diecisiete comunidades cuentan con algún tipo de planificación en la atención al cáncer y, de ellas, once tienen un plan en cáncer específico, aunque sólo siete están vigentes. Sin embargo, en ese listado no figura Cantabria, que se agrupa junto con Baleares, Canarias y Murcia entre las que no han contado en el pasado con ningún tipo de planificación en cáncer. Conclusión: «Sólo el 34% de la población en España está cubierta por una política específica en cáncer actualizada y en vigor».
«En Cantabria hemos dado un primer paso con el programa denominado 'Primer Impacto', que firmamos en diciembre con la Consejería de Sanidad», recuerda Pedro Prada, jefe de servicio de Oncología Radioterápica de Valdecilla y presidente de la junta provincial de la AECC. «Lo que hacemos es detectar de forma rápida y mediante un triaje de las principales necesidades y demandas psicosociales de los pacientes diagnosticados de cáncer, y favorecer el acceso a las vías de tratamiento», apunta. La asociación, que «ofrece esta terapia de forma gratuita», es una de ellas. El año pasado fue capaz de atender a un 10% de los 3.227 afectados en Cantabria que necesitaron tratamiento psicológico especializado. En concreto, fueron 326, lo que implica que «el resto no lo recibió o, si lo hizo, fue de manera insuficiente».
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