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Durante el año 2023 se practicaron en Cantabria 915 interrupciones voluntarias del embarazo, la cifra más alta de los últimos ocho años, con un incremento de casi el 6% respecto al ejercicio anterior, en el que se realizaron 864, pero muy lejos de las ... 1.185 de 2011, cuando arrancó la serie histórica. La tasa regional de abortos voluntarios, del 9,61, algo mayor que la de 2022 (9,20), es en todo caso bastante más baja que la nacional, del 12,22, tal y como se refleja en los datos publicados por el Ministerio de Sanidad.
Según este informe, la mayor parte de los abortos se practicaron en centros hospitalarios de carácter público (813), frente a los diez realizados en centros hospitalarios privados y los 92 de centros extrahospitalarios.
En la mayoría de los casos (743), la interrupción del proceso de gestación se produjo durante las ocho primeras semanas, una circunstancia que explica la razón de que Cantabria sea la comunidad autónoma española donde más abortos por métodos farmacológicos se practicaron (852), con un porcentaje del 96,5 sobre el total: en el caso de la solicitud de interrupciones de menos de diez semanas, la Sanidad cántabra deriva a las mujeres al Centro de Salud Sexual y Reproductiva La Cagiga, dependiente del Servicio de Ginecología del Hospital Valdecilla, que utiliza este sistema para poner fin al embarazo.
470 de las mujeres
que decidieron abortar no utilizaban ningún método anticonceptivo
3.148 nacimientos
tuvieron lugar en Cantabria durante el pasado año.
El motivo más habitual para solicitar la interrupción fue la petición de la mujer (861 de los casos), seguido por el riesgo de graves anomalías en el feto (42); grave riesgo para la vida o la salud de la embarazada (10) y anomalías fetales incompatibles con la vida o enfermedad extremadamente grave e incurable (2).
Respecto a la edad de las mujeres que se sometieron a esta intervención, el grupo más numeroso corresponde a la horquilla de 20 a 24 años (226); seguido por las de 35-39 (189); 25-29 (159); 30-34 (152); 15-19 (103) y 40-44 (74). Entre las mayores de esta edad se contabilizaron diez abortos.
Llama especialmente la atención el hecho de que en más de la mitad de los 915 abortos voluntarios que se registraron en Cantabria en 2023, las mujeres no utilizaron método anticonceptivo alguno (470) para evitar el embarazo. El dato puede tener relación con la alerta lanzada desde Salud Pública respecto al aumento de relaciones sexuales sin preservativo, en ese caso vinculada al incremento de infecciones de transmisión sexual, que crecen año tras año.
De las 915 mujeres que se sometieron a una interrupción voluntaria de embarazo, 438 tenían formación de Bachillerato o ciclos de FP; 211 contaban con la ESO o equivalentes; 183 habían pasado por la universidad, 40 tenían primer grado y 38 carecían de cualquier tipo de formación.
Al valorar estas estadísticas, la jefa del Servicio de Ginecología de Valdecilla, Yolanda Jubete, admitió su sorpresa. «La anticoncepción de larga duración, sea o no hormonal, es totalmente gratuita en Cantabria, y nos sorprende cada día más que muchas mujeres sean reincidentes en la interrupción voluntaria del embarazo. No acabamos de comprender qué hay detrás de este aumento: somos muy accesibles, pero no conseguimos rebajar estas cifras».
En opinión de Jubete, «el aborto se ha banalizado. Lejos de lo que la gente cree, que la mujer que se va a someter a él viene traumatizada, nuestra percepción no es esa: a menudo es una mujer que viene, lo pide, lo hace y al cabo de seis meses vuelve y se lo vuelve a hacer. No tiene ningún sentido: cada vez vemos que hay menos afectación, que la decisión se toma de forma más rápida, sin tener en cuenta lo que supone, una situación que, en teoría, tendría que ser más difícil».
La responsable de Ginecología del hospital habla también de cierta «irresponsabilidad», que no está vinculada ni a la edad ni al nivel educativo de las mujeres que acuden a interrumpir su embarazo. «Va ligado un poco a la corriente que existe ahora de evitar la anticoncepción: hay una 'hormonofobia' total y una tendencia a que todo sea de lo más natural. Y lo natural es quedarse embarazada».
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Por último, Jubete puso en relación el número de abortos voluntarios de 2023 con el de nacimientos. «Fueron 915 interrupciones, y atendimos 2.270 partos en Valdecilla -hubo un total de 3.148 nacimientos en Cantabria en 2023-. Para los ginecólogos, que nuestro trabajo es traer vidas al mundo, son cifras que nos asustan».
Entre las posibles causas que expliquen el aumento de interrupciones voluntarias del embarazo, el sociólogo Juan Carlos Zubieta, catedrático de la Universidad de Cantabria, apunta también a la disminución del uso de métodos anticonceptivos, «o lo que es lo mismo, aumentan las conductas de riesgo -en comparación con años atrás; también ha disminuido el miedo al VIH/sida-». «Aumentan las relaciones sexuales esporádicas, sin pareja fija, sin tomar precauciones. Lo que implica un aumento del riesgo de embarazo y de enfermedades de transmisión sexual; como consecuencia, aumentan los embarazos no deseados y aumentan las enfermedades», continúa Zubieta.
Ante esos embarazos no deseados «crece la utilización de métodos farmacológicos para interrumpir el embarazo. Aumenta el uso de la 'pastilla del día después'». «Es fundamental incrementar en la escuela los programas formativos para una mejor educación sexual, afectiva y emocional. Por supuesto, la responsabilidad de los padres en esa formación también es clave».
Yolanda Jubete
Jefa de Ginecología de Valdecilla
Juan Carlos Zubieta
Sociólogo y catedrático de la UC
En opinión del sociólogo, en Cantabria, como ocurre en el resto de España, «las razones sociales, en mucha mayor proporción que las económicas, están detrás de una mayoría de los abortos».
«La proporción de abortos y nacimientos en Cantabria es muy parecida a la media general del país, no hay ninguna singularidad especial», sostiene Rafael Puyol, catedrático de Geografía Humana y miembro de la Asociación Foramontanos Siglo XXI. «Los abortos representan, aproximadamente, un tercio de los nacimientos (España registró 103.097 interrupciones, frente a 322.075 alumbramientos), una cifra alta. La natalidad en España está bajo mínimos porque el índice de fecundidad es muy bajo -1,19-; en segundo lugar, cada vez hay menos mujeres en edad de procrear -entre 15 y 49 en términos estadísticos-, y porque la edad media de tener el primer hijo cada vez sube más, y tener el primero a edad más tardía significa tener menos hijos, y una parte importante de las concepciones no llega a término. Esto nos sitúa en una mala posición en cuanto a la natalidad a nivel europeo: somos uno de los países de Europa con una situación de fecundidad y, en consecuencia, de natalidad, peor».
«Los factores que están produciendo esta situación de pocos nacimientos se van acentuando con el paso del tiempo, y no cabe esperar que se produzca un cambio en esta tendencia salvo que se estableciera alguna política de ayuda familiar», concluye Puyol.
Durante el año pasado se practicaron en España 103.097 abortos, un 4,8% más que en 2022, cuando hubo 98.316, y un 8,7% más que en 2014, año en el que se registraron 94.796 interrupciones del embarazo. El número de abortos en España no superaba la barrera de los 100.000 desde 2013, cuando se registraron 108.290. Según el estudio sobre interrupciones voluntarias del embarazo correspondiente al año 2023, publicado por el Ministerio de Sanidad, que constata un nuevo aumento en este tipo de intervenciones, casi la mitad de las mujeres que el año pasado se sometieron a un aborto, el 46,5%, no habían utilizado ningún método anticonceptivo para no quedarse embarazadas.
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