Abascal: «Estamos dispuestos a bloquear otra vez con tal de que no gobierne el PSOE»

«Estamos convencidos de que defendemos lo que está bien, lo que es verdad y lo que defiende la mayoría de los españoles», afirmó Vox ante las 1.700 almas que llenaron la Sala Argenta, con apelaciones a la igualdad de los españoles, el estado de derecho, el imperio de la ley y la unidad nacional interrumpidas desde el público por gritos constantes de 'Viva España'. Por las pantallas de televisión, desde la calle o la anexa Sala Pereda, otro medio millar de personas escucharon a un Abascal orgulloso de sus raíces montañesas que dedicó casi la mitad de su intervención a analizar la situación de Cataluña y atacar la «inacción de Sánchez», al que calificó de «fantasma, canalla y sinvergüenza» y responsabilizó de la impunidad de los líderes soberanistas.

En el apartado de ataques al adversario –el momento que levanta más aplausos en los mítines de todos los colores políticos–, Abascal descargó casi todas sus balas contra los socialistas y lo que considera sus intentos de erradicar la soberanía nacional al incluir la reforma federal en su programa de cara a los comicios generales del 10 de noviembre: «Nosotros decimos que no, que nación sólo hay una, de ciudadanos libres y que tienen que ser iguales». Les dio fuerte por el 'procés' y también por olvidar los problemas reales de los españoles con la única pretensión de llevar a cabo una revisión de la historia y por desenterrar a los muertos con el único objetivo de «deslegitimar la transición y traer una república que ya sabemos cómo acaba y tirar la cruz (la del Valle de los Caídos)», algo que no piensan permitir.

Casi sin citar a Franco, como ya hicieron antes el presidente regional de la formación, Ricardo Garrudo; el candidato al Congreso por Cantabria, Emilio del Valle, y el «héroe», víctima del terrorismo y fundador de la formación José Antonio Ortega Lara, dedicaron gran parte de sus minutos delante del micrófono a la Memoria Histórica. Ante al enfrentamiento, Vox apela a la concordia y la reconciliación: «Cuando más unidos tenemos que estar, el Gobierno sólo piensa en dividirnos y desenterrar muertos».

Como las grandes estrellas de rock en los conciertos, no dejó fuera del repertorio otro de los grandes 'hits' que levanta al público, la crítica al estado de las autonomías por sus derroches y por crear «españoles de distinta categoría». Por eso Abascal pidió un referéndum para que los ciudadanos decidan si quieren que las competencias en materia de sanidad, educación, justicia e interior vuelvan al Estado. También quiere que sea la gente la que opine si quiere para los violadores y asesinos la reinserción o la cadena perpetua. «¿Por qué no nos preguntan si queremos que los que entran ilegalmente en este suelo no tenga nunca papeles o ayudas sociales?», remató el candidato a La Moncloa, convencido de que los culpables no son los extranjeros que vienen sino los «progres y sus políticas de efecto llamada». El resumen de 50 minutos de intervención: «Estamos dispuestos a bloquear (la formación de Gobierno en Madrid) otra vez con tal de que no gobierne el PSOE». Uno de los clímax de la mañana, cuando más fuerte se agitaron las banderas de España.

Si los socialistas, según Vox, tienen la culpa de discriminar con la Ley de Violencia de Género o dividir con la de Memoria Histórica, el PP la tiene por omisión. Porque con su mayoría absoluta no derogaron ninguna de esas normas «ideológicas» ni bajaron los impuestos, ni evitaron la corrupción. Abascal apenas nombró a Ciudadanos para criticarles la superioridad moral que demuestran cuando excluyen a Vox del constitucionalismo y para responderles que «somos españoles que defienden la Constitución incluso cuando no nos gusta, porque somos patriotas». Y de Podemos ni eso. Una referencia a la mansión de Pablo Iglesias y la recuperación de una expresión que los morados usaron en sus inicios, la de 'emergencia social'. «Muy por encima de la ideología, tenemos la obligación de volver a defender lo obvio. El patriotismo es defender a los más débiles de la sociedad, a los niños de los vientres y a las viudas con pensiones de miseria». Hablaba de asuntos como los que había enumerado antes Ortega Lara. Desde la precariedad laboral, hasta los problemas de los jóvenes para acceder a la vivienda o formar una familia. Se adelantó a su jefe de filas con Cataluña y la España autonómica, defendió como ninguno a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y atacó duramente las políticas progresistas en materia de aborto y eutanasia.

Prueba de la importancia que Vox da a la plaza de Cantabria –a su líder le gusta más La Montaña– es que el de hoy ha sido el primer acto oficial de campaña a nivel nacional. El objetivo, que Del Valle llegue a Madrid. «Nos insultan, nos escupen... Lo hacen porque nos tienen miedo, porque cada día somos más. Porque representamos a la España corriente, a la España que madrugada, harta de pagar impuestos para que su esfuerzo se derroche en chiringuitos ideológicos», arrancó el cabeza de lista al Congreso de los Diputados, que negó la mayor a todos aquellos que les califican como fascistas, homófobos, racistas o machistas. Junto con Garrudo, fue el que más se centró en introducir esa idea de que Vox es el voto útil y que si 20.000 papeletas que en abril fueron al PP y no sirvieron para nada hubieran sido verdes, la derecha habría robado un escaño al PSOE. Está convencido de que eso es lo que pasará el 10-N.