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Hay una fotografía de Miguel Ángel Revilla a la entrada del Paraninfo de la Universidad de Cantabria. Pantalones vaqueros de campana, camisa blanca con publicidad de Agua de Solares en la manga, pañuelo verde al cuello, mismo bigote, ni rastro de canas y algunos kilos menos. Agarra con fuerza el micrófono mientras habla ante centenares de personas en el Festival de Música Popular de Cantabria. Es junio de 1977 y el PRC todavía no era el PRC. Ni Cantabria era Cantabria. Entre ese Revilla y el que ayer fue elegido, otra vez, secretario general de los regionalistas no solo han pasado cuatro décadas. Entre los dos se amontonan cinco gobiernos regionalistas, una fuerte crisis del partido a finales de los años 80, enemigos nuevos y enemigos viejos, muchos proyectos conseguidos y otros tantos fallidos. El PRC acaba de cumplir 40 años, pero Mick Jagger, como un concejal llamó ayer a Revilla, sigue al frente de la banda.
Los 709 militantes acreditados para votar en el Congreso del partido volvieron a depositar su confianza en su líder indiscutible: 707 votos a favor y 2 abstenciones. Revilla seguirá cuatro años más como secretario general y, por tanto, peleará en 2019 por conseguir su primera victoria electoral en Cantabria. Una espina que tiene clavada muy cerca de la de no haber conseguido traer el AVE a Cantabria. «Vamos a ganar las elecciones, pero no por vanidad, sino porque Cantabria necesita que gobierne el PRC», aseguró ayer un Revilla que sabe que se encuentra ante una oportunidad de oro para superar al PP. La crisis interna de los populares, sumada a los conflictos que mantienen el resto de partidos de la comunidad, ha revalorizado la unión de la que presumen los regionalistas. Y esa «estabilidad» será una de sus principales bazas electorales el año que viene.
Revilla llegará a las urnas con 76 años en el carné de identidad, pero su sucesión ha dejado de ser un tema tabú en el partido. Ya antes del Congreso de ayer, el propio presidente cántabro adelantó en una entrevista a este periódico algunos rasgos de su futuro sustituto: un hombre o una mujer, «eso da igual»; mayor de 40 años pero menor de 60; y una persona «absolutamente honrada, identificada con Cantabria y con vocación de servicio». Esa descripción la cumplen muchos de los que ayer llenaron el Paraninfo de la UC, pero lo que sí parece claro es que el sucesor de Miguel Ángel Revilla está entre los 59 nombres de su nueva Ejecutiva.
Revilla viajará en diciembre a México para asistir a la investidura de su amigo Andrés Manuel López Obrador como presidente del país, pero ayer el mandatario americano quiso estar presente de algún modo en la reelección del dirigente regionalista. Antes de la intervención de Revilla, se emitió un vídeo en el que AMLO se deshizo en elogios al presidente cántabro –«dirigente excepcional, el político más simpático del mundo, honesto, limpio, bueno, inteligente...»–. El líder regionalista aprovechó para anunciar que en el año 2021 ocurrirá «algo importante» entre España y México, un suceso en el que Cantabria será protagonista.
La dirección del partido ha incorporado al exconsejero de Presidencia y Justicia, Vicente Mediavilla; al primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Torrelavega, Javier López Estrada; a los alcaldes de Marina de Cudeyo, Severiano Ballesteros Lavín, y Ruente, Jaime Díaz Villegas, y a las alcaldesas de Polanco, Rosa Fernández –que también es diputada– y de Solórzano, Gema García Perojo. Se unen, además, varios concejales, como Emilia Aguirre Ventosa, de Castro Urdiales, y Fidel Cueto, de Piélagos, así como la responsable de la Mujer del partido, Leticia López Cuevas. Estarán también el director general de Obras Públicas, José Luis Gochicoa; el jefe de gabinete del consejero de Obras Públicas, Javier Ontañón; Jesús Goñi, de las Juventudes Regionalistas, y Paloma Santillán.
Entre todos ellos, más los que repiten, sostendrán al PRC los próximos cuatro años, pero Revilla también reclamó su cuota de protagonismo ante lo que está por venir. «Soy el menos dictador del mundo, nunca he pedido un voto a nadie, pero tengo cierta autoridad moral por todo lo que he pasado. Hay que respetar al líder y, por eso, ahora toca ir con Revilla a muerte», reclamó a los suyos. Sin mencionarlo, estaba comparando la calma chicha de su cargo en el partido con las galernas que han sufrido María José Sáenz de Buruaga en el PP y Pablo Zuloaga en el PSOE, sin contar las rutinarias convulsiones en Podemos y los líos, también habituales, en Ciudadanos.
«Estamos hasta demasiado unidos, me ha dado vergüenza no haber tenido ningún voto en contra», dijo en tono de broma Revilla, quien subrayó que «si un partido no está unido y se dan de leches entre ellos, difícilmente van a poder solucionar los problemas de los demás».
En un discurso de más de una hora de duración, Revilla dibujó al PRC como un partido que sabe pactar y gobernar; «radical contra la corrupción» y que se caracteriza por «su amor a Cantabria», formado por gente «no dogmática» que «conoce el territorio como nadie». Un partido que «sabe pactar», añadió, al contrario que el PP, con el que «no se alía nadie y que se ha quedado solo, tanto que han desaparecido prácticamente en Cataluña y País Vasco». Como ya ocurrió en el Congreso de hace cuatro años, volvió a recordar la «etapa terrible» del PP que dejó a Cantabria «literalmente arruinada y cerrada a cal y canto» a las inversiones de Madrid. Ahora, ya con el bipartito en Peña Herbosa desde 2015, la región «lleva tres años creciendo por encima de la media y ha reducido la tasa de paro del 18,2% al 8,9%, la segunda más baja de España después de Baleares».
Revilla destacó especialmente a la industria como motor económico de la región. Por eso, considera prioritarios el AVE –«creo que ahora va en serio»–; el polígono industrial de La Pasiega, un proyecto al que se refirió como «el gran pelotazo» y del que adelantó que una empresa muy importante quiere reservar la mitad de la superficie para crear 2.000 puestos de trabajo; y los proyectos de explotación de zinc en la cuenca del Besaya.
Antes del acto principal con Revilla en el centro de los focos, el primero en romper el hielo del Congreso fue Rafael de la Sierra, vicesecretario del partido y encargado de poner voz a un informe de gestión de legislatura en el que el PSOE, socio de los regionalistas en el Gobierno, no salió bien parado. El consejero de Presidencia contrapuso «la fiabilidad, la serenidad y la solidez del PRC» con la «división interna» sufrida por los socialistas y que, en algunos casos, «ha dificultado hacer determinadas políticas».
De la Sierra, que siempre suele ser muy comedido en sus palabras, llegó esta vez a hablar de «deslealtad» del PSOE en algunos momentos. No en vano, los encontronazos entre el PRC y el nuevo secretario general socialista, Pablo Zuloaga, no han sido pocos en el último años, desde su empeño en cesar al anterior consejero de Educación, Ramón Ruiz, hasta su posicionamiento en temas como el lobo. «Ha sido milagroso aprobar en plazo los Presupuestos y aprobar determinados proyectos en el Parlamento», reconoció.
El Congreso, además de confirmar oficialmente a Revilla como su líder otros cuatro años, sirvió para marcar las futuras directrices políticas del partido. Los regionalistas abogan por asumir la gestión de la Educación de Cantabria, competencia que nunca ha estado en sus manos en sus 20 años en el Gobierno. El tema del reparto de consejerías fue recurrente durante toda la jornada. De hecho, Javier López Marcano se preguntó en su intervención cómo serían ahora las cosas si el PRC hubiera tenido el control de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio. Otros recordaron la desvinculación de Sodercán de Industria como parte del pacto de Gobierno con el PSOE, un hecho que «no puede volver a repetirse».
En empleo, los regionalistas quieren dejar de ser «meros ejecutores» de las políticas dictadas por el Gobierno central, por lo que plantean la modificación de la Constitución y la reestructuración del Servicio Cántabro de Empleo.
En el PRC también subrayan la necesidad de que Cantabria sea declarada Zona de Específica Reindustrialización y Fomento de la Competitividad Industrial, con especial mención a la Comarca del Besaya, y abogan por «impulsar» la internacionalización de las relaciones comerciales, industriales y turísticas cántabras mediante la creación de una oficina 'Marca Cantabria'.
Asimismo, consideran importante mantener la política de suelo industrial y la defensa de los proyectos del Centro Logístico del Llano de La Pasiega y la mina de zinc. La reclamación de la deuda histórica que el Estado mantiene con Cantabria en infraestructuras es otro de los objetivos de los regionalistas. Así «continuarán con el mismo nivel reivindicativo» con las conexiones ferroviarias, tanto el tren a Madrid como a Bilbao, y el Plan de Cercanías, las conexiones viarias, el tercer carril de la A-8, Los Tornos, Lanestosa y La Hermida.
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Ana del Castillo
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