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Cuando empiece a excavarse el gran agujero destinado al búnker, el proyecto de la protonterapia en Valdecilla arrancará la cuenta atrás real para ser el primer hospital de España en ofrecer dentro de la sanidad pública esta técnica de radioterapia capaz de fulminar las ... células tumorales de las localizaciones más complicadas y con peor pronóstico. El reto se mantiene, aunque la reciente donación millonaria de Amancio Ortega, dueño de Inditex, que permitirá que este equipamiento llegue también a otras siete comunidades que no contaban con ella, ha desinflado en cierta manera el entusiasmo. Casualidad o no, lo cierto es que el anuncio de la lluvia de millones del empresario gallego le dio el empujón final a la publicación del pliego del contrato de la protonterapia en Valdecilla, retrasado durante meses. Esta misma semana se han conocido los detalles de la obra que habrá de acometer la adjudicataria para dotar al hospital santanderino de la nueva unidad de protonterapia.
Aunque se ubicará en la planta -4 del edificio de las Tres Torres (planta 0 si se accede desde Valdecilla Sur), el proyecto contempla dos fases: una de nueva construcción, que es el propio búnker que albergará la máquina, más el acondicionamiento de los espacios disponibles dentro del hospital, que se extienden en total por una superficie de 2.400 metros cuadrados, ahora completamente vacíos. Una amplia galería de espacios organizados en forma de peine, de orientación este-oeste, que conecta seis sectores independientes de 360 metros cuadrados cada uno, alternados entre sí por patios exteriores que aportan iluminación y ventilación natural, como se describe en la memoria del proyecto. Además, dentro de la misma intervención se incluye la reforma de la planta -3, que se destinará al área de braquiterapia del servicio de Oncología Radioterápica, que quedará integrada dentro de la unidad de protones.
La excavación del búnker se acometerá en el espacio exterior que separa la Torre D de Valdecilla de la Facultad de Enfermería y la capilla del hospital, zona de acceso de entrada de furgonetas de reparto de suministros y de gestión de residuos –ahí está también la entrada a la farmacia hospitalaria–. Este emplazamiento conecta también con la hilera de los antiguos pabellones. El volumen del agujero tendrá 32 metros de longitud, 25 de ancho y once de profundidad (la máquina en sí necesita una altura de entre 4 y 6 metros), y estará conectado con la zona asistencial, distribuida a continuación de las actuales instalaciones de Oncología Radioterápica. Anexo se dejará superficie disponible para una futura ampliación, aunque finalmente se descarta la construcción de dos búnkeres paralelos. Para acometer la excavación, está previsto el vallado de todo el perímetro que rodea al edificio de la Facultad hasta las escaleras de acceso a la cafetería de Valdecilla Norte, habilitándose salidas alternativa para el aparcamiento que queda dentro de esta zona.
El proyecto señala que habrá diferentes accesos a la unidad para los pacientes que acudan a tratamiento, bien desde la entrada principal de Valdecilla Norte o desde Valdecilla Sur, cuyo recorrido para no perderse en el laberinto hospitalario se señalizará con líneas de colores en el suelo, igual que en el resto de las instalaciones. Un sistema al que los usuarios ya están habituados y que se ha demostrado el más efectivo. Pero también se podrá acceder desde la zona de los pabellones (nivel de la planta 0), en concreto desde el número 20. Actualmente esa entrada es utilizada por el personal del hospital. La unidad de protonterapia se situará dos niveles por debajo.
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El pliego del contrato incluye la distribución al detalle de cada uno de esos espacios, separando las diferentes áreas funcionales.Además de la zona de tratamiento, el equipamiento incluye un TAC-Resonancia, además de las instalaciones destinadas a investigación y docencia, las otras dos patas del proyecto en las que el jefe de Oncología Radioterápica, Pedro Prada, aspira a convertir a Valdecilla en referente nacional.
La ventaja, frente a los proyectos que llevarán la firma de Amancio Ortega, es el tiempo. Cantabria lleva casi cuatro años dando vueltas a una idea que primero fue una iniciativa empresarial que buscaba el encaje en forma de colaboración público-privada, con pocos visos de prosperar, a tenor de los pasos que se dieron la pasada legislatura –el plan estuvo más tiempo en el cajón que encima de la mesa–, y que, a raíz de la pandemia, encontró el respaldo de los fondos europeos para reconvertir la iniciativa y hacerla íntegramente pública. Un tiempo que ahora le posiciona a la cabeza en la carrera por instalar la protonterapia, aunque para ello tendrá que gastar los 38,5 millones de euros en los que se ha presupuestado su puesta en marcha.
La pugna por este contrato estará entre cuatro empresas del sector: las americanas Varian (marca de los aceleradores de última generación instalados en Valdecilla) y Mevion, la firma europea IBA y la japonesa Hitachi, que a su vez buscarán aliados para sacar adelante la obra de construcción. Una vez se adjudique, el plazo de ejecución será de 25 meses.Así que, contando con que no haya contratiempos por el camino, aún quedan por delante otros dos años mínimo para que los primeros pacientes oncológicos puedan recibir la terapia de protones que les puede salvar la vida, siendo los niños los prioritarios en la lista de candidatos.
La previsión de Sanidad es que las obras comiencen el año próximo, de tal forma que estén concluidas en 2023 o «en los primeros compases de 2024», según apuntó la semana pasada el vicepresidente del Gobierno. Desde Valdecilla se muestran más optimistas con los plazos, «porque todos los implicados en el proyecto estamos deseando que sea una realidad funcionante», indica Prada.
Actualmente en España solo hay dos centros de protones privados en Madrid, liderados por Quirón y la Clínica Universitaria de Navarra (CUN). Cuando eche a andar el de Valdecilla, la previsión es tratar el primer año 150 casos, alcanzar los 250 el segundo y escalar el tercero a la capacidad máxima de 400 tratamientos nuevos anuales. Además, será el único centro docente público de formación de los profesionales necesarios para el funcionamiento de estas unidades (médicos, físicos, enfermería, técnicos...)
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