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El levantamiento del cierre perimetral de Cantabria, en vigor desde el 30 de octubre –con el intermedio de las Navidades, cuando se hizo la vista gorda–, tiene una especial importancia para la comarca oriental de la región, donde muchos municipios enfocan su actividad económica ... hacia el País Vasco. El turismo o el traslado a las segundas residencias que muchos ciudadanos de la comunidad vecina mantienen en la región, interrumpidos durante meses, pueden volver a arrancar con el fin del estado de alarma.
Susana Herrán, regidora de Castro Urdiales, reconoce que aguarda la llegada de ese 9 de mayo «con cierta preocupación». «Hay temor a que ese flujo de gente pueda provocar que se lleguen a descontrolar los contagios, pero a la vez tenemos ganas de que se normalice la situación. Estamos esperando a que llegue ese momento, y a que se dicten las normas o restricciones y darles cumplimiento».
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Herrán, de todos modos, dice confiar en las decisiones que se toman desde el Gobierno del país. «Ellos son los perfectos conocedores de cuál es la situación y de cómo llevar a cabo esa gestión. Confío totalmente».
En Laredo, su alcaldesa, Rosario Losa hace extensiva esa confianza al Ejecutivo cántabro. «El Gobierno regional y los profesionales sanitarios del Servicio Cántabro de Salud tienen la información necesaria, con todos los detalles precisos, y la experiencia en gestión de crisis sanitarias, para tomar las decisiones adecuadas en aras de la salud y el bienestar de los ciudadanos. Confío en que el Gobierno de Cantabria y la Consejería de Sanidad, asesorados por los profesionales del Servicio Cántabro de Salud, sabrán tomar las decisiones más adecuadas actuando en beneficio de los todos los cántabros y las cántabras».
«En Laredo, somos plenamente conscientes de los riesgos que conlleva la pandemia y seremos responsables a la hora de cumplir con las instrucciones que el Ejecutivo regional y las autoridades sanitarias consideren necesarias para evitar la propagación del virus», asegura Losa.
Miguel Ángel Ruiz, alcalde de Noja, admite la dependencia económica de su municipio de la comunidad vecina. «Es una situación que me preocupa y bastante, por los índices de la enfermedad en el País Vasco y en otras comunidades con las que también trabajamos. No cabe duda de que la necesidad de mi municipio y mis empresarios también pasa por que lleguen los turistas a sus segundas residencias y a nuestro despliegue hotelero y hostelero. Tanto Sanidad como el Consejo Interterritorial serán lo suficientemente conscientes de estos planteamientos para tomar las determinaciones oportunas».
«¿Prima la salud sobre la economía? Pues sí –afirma Ruiz–. Pero, claro, también llegamos a unas circunstancias muy complicadas para muchos gremios, con una situación de ahogo total. Hay preocupación ante el 9 de mayo, pero estamos preparándonos para que Noja trabaje con cierta normalidad, o con una nueva normalidad».
«Tenía que llegar este momento, tarde o temprano», mantiene Sergio Abascal, alcalde de Santoña. «La normalidad es la libertad de movimientos, y la excepcionalidad no puede ser la normalidad».
«Santoña es un municipio con mucho visitante, y su llegada se va a notar en muchos sectores económicos, seguramente, pero habrá que mantener toda la precaución. Va a aumentar la concentración de personas, y espero que seamos responsables cuando esto ocurra: la responsabilidad ciudadana es lo más importante. Pero tampoco es algo nuevo: decenas de miles de cántabros y vascos cruzan la frontera diariamente. Hay que esperar y desear que todo salga bien y, sobre todo, que el porcentaje de población vacunada siga aumentando hasta estar inmunizados y vencer esta pandemia».
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