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Al anuncio del Ministerio de Transportes sobre su intención de retomar el proyecto de crear un tercer carril entre Solares y Vizcaya, en la A-8, ha habido sobre todo reacciones positivas. También algún 'pero', porque el plan de ampliar el que es uno de ... los viales más congestionados de tráfico en Cantabria ha generado debate –más por cómo ejecutar la obra que por la propia actuación– desde que fuera planteado en 2009, pero ningún resultado a efectos prácticos. Tras varios intentos frustrados, las expectativas de los alcaldes de la zona oriental –serán los más beneficiados– con respecto a la consecución del proyecto no son muy altas. Tampoco bajas, pero los regidores de momento opinan con cautela. «Hace años ya se habló de un carril entre Laredo y Vizcaya –explicó ayer el alcalde de la villa pejina, Miguel González (PP)– y quedó en nada. Si no es otra declaración de intenciones y se va a convertir en una actuación real, siempre es bienvenido».
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El proyecto es muy necesario. En eso coinciden todos, porque los atascos son frecuentes en el vial que conecta ambas comunidades autónomas, especialmente en época estival. El tráfico se congestiona a lo largo de estos 59 kilómetros en paralelo al mar Cantábrico. En la actualidad, el ramal tiene una densidad media de 50.000 vehículos al día. Por eso dice el regidor de Laredo que «la autovía actual resulta insuficiente y se queda pequeña». En su caso, la construcción de este tercer carril «agilizaría los traslados a los aeropuertos de Santander y Bilbao». El municipio se encuentra a 43,2 kilómetros del Seve Ballesteros y a 66,2 kilómetros del aeropuerto de Leioa (Bilbao). En consecuencia, agrega, «recibiríamos más turismo europeo». Cada alcalde hace sus cábalas.
La alcaldesa de Noja, Mireia Maza (PP), es la más optimista: «Sería maravilloso y contribuiría a mejorar la conexión con el País Vasco». Maza considera que se trata de una «muy buena idea» y confía en que se vaya a llevar a cabo. Independientemente de que se trate de un plan que lleva quince años encerrado en los despachos. Su homóloga en Castro Urdiales, Susana Herrán (PSOE), no lo tiene tan claro. O sí –«las intenciones son buenas y habría que dar los pasos preceptivos», afirma–, pero más que por carretera, ella considera que debería potenciarse el transporte ferroviario. «Lo realmente necesario es un tren de cercanías que una Castro y Bilbao, apostando por una movilidad sostenible que contribuya a mejorar la calidad de vida de los castreños, ya que la mayoría trabaja en el País Vasco», recuerda. A pesar de que «todos los fines de semana somos receptores de un buen número de turistas o de personas que disponen de una segunda residencia en nuestro municipio», el colapso de la vía se produce tan solo «en época estival o en fechas señaladas». Una situación, asegura Herrán, que no se da sin embargo a diario.
«Lo que realmente necesitan los castreños es un tren que comunique Castro con Bilbao»
«La autovía actual resulta del todo insuficiente para cubrir las necesidadesde los usuarios»
«El tercer carril sería maravilloso y ayudaría a mejorar la comunicación entre ambas comunidades»
El principal problema con el que se han topado los técnicos a la hora de encajar este tercer carril es la complejidad que presenta la orografía de la zona. La actuación se realizaría por tramos. El primero uniría Solares con Colindres (24,1 kilómetros) y es el que menos dificultades plantearía gracias a que fue ideado teniendo en cuenta esta posible futura ampliación. Una vez superado este escollo, habría que salvar los viaductos existentes hasta el municipio de Hazas de Cesto y a partir de ahí, empezarían a surgir realmente los problemas sobre el terreno, especialmente a la altura del alto de Saltacaballo en Castro Urdiales.
La dificultad de tener que decidir entre construir un túnel o un viaducto como alternativa a la situación actual en este punto, atascó el estudio en 2018. El entonces ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, se decantó por el viaducto, en contra de la intención inicial de crear un túnel –defendida por el PSOE–, y mostró el «compromiso» del Gobierno de España para que la obra se llevase a término lo antes posible. No ocurrió. Era, por cierto, el segundo intento de solucionar un problema que ya había llevado a los dos gobiernos autonómicos a crear un carril reversible para evitar los atascos. La medida estuvo en marcha muy poco tiempo debido a las protestas por los problemas añadidos que se generaban. A los quebraderos de cabeza que ha provocado el alto de Saltacaballo, añade la alcaldesa de Castro otra dificultad: «Se trata de una zona de especial protección, ya que ahí se encuentran las antiguas minas de hierro, por lo que la ejecución resultaría especialmente complicada», alertó. En cualquier caso, la decisión final sobre cómo articular este polémico carril «le corresponde a los técnicos». Ni el Gobierno de Cantabria ni el Ejecutivo vasco han querido pronunciarse al respecto.
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