Alejandro Rojo defiende su honestidad tras «todo este vapuleo en el que me veo envuelto»

Vía correo electrónico, Rojo reconoce que las despedidas «nunca son fáciles», pero en este caso «lo que más me duele es el motivo por el cual se produce. Si os soy sincero, y no puede ser de otra manera, en muchas ocasiones ha planeado por mi cabeza abandonar, quienes me conocen lo saben, motivos no me han faltado». Aunque no los especifica, entre ellos bien podría incluirse la tensa relación laboral que mantuvo con la directora médica con la que le tocó compartir mandato, Cristina Domingo Rico, que precisamente dimitió semanas atrás. No obstante, Rojo apunta que si siguió «mirando adelante» en esos momentos en los que a punto estuvo de tirar la toalla fue porque pesó más «tanto la responsabilidad como el compromiso con la institución a la que representaba». Una lealtad que destacan también compañeros de profesión que le conocen bien. El propio gerente del SCS, Benigno Caviedes, le ha descrito como «una persona trabajadora y honesta», convencido de que, «diga lo que diga el fiscal, nunca ha sido su intención hacer nada que no estuviera bien hecho».

«A pesar de todas las vicisitudes» que ha atravesado en estos tres años y medio, Rojo se había convertido en el único 'superviviente' de un organigrama que llega a la recta final de la legislatura con un equipo de caras nuevas. Cabe recordar que sólo en Atención Primaria, ha visto desfilar a toda la Dirección de Enfermería, con Mercedes Carrera al frente, que dimitió este verano; a la citada directora médica y a las coordinadoras de Admisión y de la Unidad de Formación. Salidas que se suman a las de sus dos jefes directos: el gerente del SCS, Julián Pérez Gil, y su número dos, el subdirector de Gestión Económica, Francisco Javier González, los otros dos nombres señalados por la Fiscalía -que ha apreciado indicios de delito-, junto a un tercero, el asesor externo Álvaro Sáenz de Viteri.

En su mensaje de despedida, Rojo subraya que se ha visto superado por «todo lo ocurrido en los últimos días». No especifica más, pero en esos últimos días ha recibido el varapalo de ver su nombre dentro de la investigación remitida al juzgado de instrucción número 5, al que se añadieron a continuación las declaraciones del presidente Miguel Ángel Revilla señalando la puerta por la que debía irse. «Ha sido la puntilla que ha terminado de minar mi nivel de resistencia, porque ha impactado sobre uno de los pilares que para mí son más importantes en las personas, que no es otro que la honestidad».

El exgerente de Atención Primaria afirma que «nadie mejor que yo sabe lo que ha acontecido en este juicio mediático al que he sido sometido en las últimas fechas, pero os aseguro que en ningún momento he hecho nada sabiendo que estaba haciendo algo ilegal y, por supuesto, nunca jamás he hecho absolutamente nada que me pudiese reportar algún beneficio personal de ningún tipo». Por ello, confía en que, «una vez quede demostrada mi honestidad en todo este vapuleo en el que me veo envuelto, todos aquellos que han puesto en duda mi honorabilidad sepan estar a la altura de las circunstancias y sepan asumir su responsabilidad».

Asimismo, escribe que «es bueno saber de dónde vienes para saber lo que quieres y que el lugar que ocupas, en un determinado momento, no sea una circunstancia que te haga olvidar tus principios». El tono de sus palabras refleja lo que su entorno profesional más próximo apuntaba desde hace días: «Está hundido». Así se lo ha confesado a los compañeros que se han puesto en contacto con él para expresarle su apoyo en este trance. Por eso, desde que saltó su nombre vinculado a las irregularidades optó por digerir el disgusto lejos de la escena pública. Razón por la cual no acudió la semana pasada a la inauguración del SUAP de Los Castros, donde la consejera de Sanidad, María Luisa Real, disculpó su ausencia y apeló a «la presunción de inocencia».

Rojo reconoce en el email enviado a la plantilla que «seguramente me habré equivocado en algunas de mis decisiones, es más, estoy convencido de ello», pero «nunca lo he hecho de manera deliberada y, por supuesto, nunca con ánimo de perjudicar a ninguno de vosotros». Al contrario -apostilla- «he intentado en todo momento ser lo más próximo y que más que un gerente fuese un compañero en el cual pudierais aclarar vuestras dudas e incertidumbres».

Asimismo, aprovecha su última comunicación interna para agradecer a «todos los trabajadores de esta Gerencia a la que he representado, vuestro trabajo, esfuerzo y profesionalidad a la hora de afrontar las serias dificultades» que afectan a la Atención Primaria. Pero, sobre todo, enfatiza su agradecimiento personal «por la comprensión y saber estar ahí en todo momento, poniendo lo mejor de cada uno de vosotros para intentar solventar las problemas e incertidumbres que cada día acechan a la Atención Primaria».

Reconoce que deja atrás a muchas personas con las que ha compartido «el día a día con instantes tensos y difíciles y como no, también, momentos distendidos», compañeros a los que «únicamente puedo agradecerles el trabajo, la empatía y el compromiso que me han mostrado» y que «me hayan permitido compartir ese tiempo de sus vidas junto a ellos».