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Alicia Amate
Almería
Viernes, 20 de enero 2023, 19:53
Las muertes de Juan Mañas Morales, Luis Cobo Mier y Luis Montero García «no tenían que haberse producido jamás». Cuatro décadas después de que sus cuerpos aparecieran calcinados, víctimas de la crueldad policial que todavía persistía en la España de la Transición, por fin, la ... Guardia Civil –a través de su directora general, María Gámez– reconoce la gravedad de «aquellos hechos terribles» de mayo de 1981 que acabarían constituyendo el Caso Almería, uno de los episodios más oscuros del camino hacia la democracia en España. Entre aplausos, familiares de los jóvenes torturados y asesinados por guardias civiles en el que iba a ser un sencillo viaje a Almería han sido recibidos este viernes en la Subdelegación del Gobierno de Almería, escenario del acto de reparación de las víctimas que llega casi 42 años después.
«El dolor no prescribe», ha pronunciado en nombre de las tres familias Francisco Mañas, hermano del único almeriense del grupo. Precisamente, la comunión de Francisco fue lo que trajo a su hermano y sus amigos de vuelta a su tierra desde Santander, donde los tres trabajaban. «Ni fue un error ni fueron confundidos con etarras», ha sentenciado en nombre de las tres familias en este tardío homenaje.
La madre de Juan Mañas, de 87 años de edad, es la única que ha logrado llegar a ver este momento tras más de 40 años de lucha para restaurar el honor del hijo que le arrebataron cuando solo tenía 24 años. La emoción en ella era palpable. Pañuelo en mano en todo momento para secar las lágrimas, siguió en primera fila todo el acto.«Cómo no voy a estar emocionada», logró sollozar al finalizar un acto al que acudieron representantes de todos los estamentos de la sociedad almeriense.
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«Este acto y estas palabras llegan muy tarde», se ha disculpado en varias ocasiones durante su discurso la directora de la Guardia Civil, cuya «sensibilidad» con las víctimas agradeció el secretario de Estado de Memoria Democrática, el almeriense Fernándo Martínez, figura crucial para que por primera vez se haya reconocido a víctimas de la Transición.
«El 10 de mayo de 1981 es una fecha que la democracia española no puede ni debe olvidar», ha pronunciado sobre un suceso que considera «vergonzoso», que acabó desembocando «en oscuras operaciones de encubrimiento, un juicio insuficiente y el abandono de las familias». Por todo, ha pedido Martínez «desde el corazón del Estado, perdón».
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