Altamira descarta afrontar la modificación del actual régimen de visitas a la cueva

Fatás aseguró a este periódico que el sistema está resultando un éxito y, dada la incertidumbre que sigue generando la pandemia, «no es aconsejable ni tiene mucho sentido una vuelta al sorteo semanal». El Museo Nacional y Centro de Investigaciones de Altamira aprobaba en 2012 la ejecución de un Programa de Investigación para la Conservación Preventiva y régimen de acceso, impulsado por el Ministerio, que permanece una década después.

En paralelo, a la hora de abordar el estado de la cueva, prosiguen inalterables los estudios e investigaciones del ecosistema natural de la cueva y su entorno para determinar el impacto que la presencia humana tiene sobre la conservación de las pinturas. Fatás recuerda que el seguimiento de la evolución de la cueva «nos permite focalizar los principales riesgos que, por otra parte, siguen siendo los mismos». En este sentido, la directora del museo descarta novedades y asegura que en la próxima reunión «no sé va a proponer modificar el actual régimen de visitas».

La última reunión del Patronato está fechada en 2017. Entonces volvió a vivirse una polémica en las declaraciones entre gestores, científicos y políticos a la hora de interpretar los datos sobre el estado de la cueva.

Fatás en su momento recordó que «el arte de Altamira es frágil, como la mayoría de las cuevas, y por eso se restringieron las visitas». En sus palabras, la cavidad «sufre un goteo que arrastra pigmento y fragmentos microscópicos de roca». Y ese es el último informe que se hizo público, después de que se detectara una ligera subida en la temperatura (entre medio grado y un grado) y un aumento de la condensación de humedad en las paredes, uno de «los principales riesgos» que tiene la cueva y que focaliza la investigación.

Fatás siempre ha defendido, frente al alarmismo, la rigurosidad de los datos y términos. «Hemos sido transparentes y hemos transmitido la realidad en la que se está trabajando», dijo en su día. La cueva de Altamira tiene vigente el régimen de acceso controlado limitado, aprobado por el Patronato, que establece un máximo de cinco personas a la semana (260 personas al año). Para cumplir con las indicaciones sanitarias se emplea la cita previa. Desde el Departamento de Reservas del Museo se contacta con las personas que figuran en esa lista de espera para concertar las visitas.

Pilar Fatás sostiene que el balance desde que entró en vigor esta medida «es buenísimo». De la lista de espera prácticamente se ha localizado un 60 por ciento, aunque en algunas ocasiones no se encuentran a los apuntados antes de 2002 (ahora no se pueden hacer nuevas solicitudes) y, lógicamente, también se han registrado fallecidos entre quienes formaban parte de la lista. La «sorpresa y emoción» ha marcado, dice Fatás, la respuesta de los visitantes, que ya habían descartado la posibilidad de descubrir Altamira. En este 2022, por ejemplo, la cita previa está programada hasta abril y las localizaciones cubren ya la previsión de visitas hasta final de año. Entre los visitantes hay muchas personas de Cantabria y también se han registrado casos internacionales (Francia y Estados Unidos).

Durante el periodo de pandemia se han acometido algunas actuaciones en el museo. Sin embargo, ante las expectativas que se abren, la directora remarcó «la necesidad de afrontar inversiones que supongan mejoras tanto en el edificio como en las propuestas de cara al publico», con objeto de reforzar el potencial de Altamira que, en ocasiones, ha superado las 290.000 visitas.