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Todos los alumnos de Cantabria a partir de Educación Primaria (desde los seis años) deberán llevar mascarilla en clase el próximo curso aunque se pueda mantener la distancia de seguridad. También se reducirán las ratios de estudiantes por aula, con 165 profesores más, y ... los colegios e institutos podrán establecer turnos de mañana y tarde o pedir un cambio de jornada escolar hasta que acabe la alerta sanitaria. Estas son las principales novedades de cara al curso escolar 2020/21 que ha explicado este lunes la consejera de Educación y Formación Profesional, Marina Lombó, en una comparecencia en la que ha detallado el protocolo general para organizar la actividad educativa en Cantabria, tras el informe favorable de la Dirección General de Salud Pública.
Según el Ministerio de Educación el número de alumnos por profesor no podrá superar los 25 en Primaria y los 18 en Infantil, pero en Cantabria esas ratios «serán más bajas», teniendo en cuenta que ya en el curso recién finalizado sólo se alcanzaban los 25 estudiantes en el 7% de las aulas, y que los centros se reforzarán con más profesores mientras dure la pandemia.
Los sindicatos piden un mínimo de 400 docentes más para rebajar las ratios y la propuesta inicial de Educación es 165, en concreto 90 en Primaria y 75 en Secundaria, una medida que tiene un coste de nueve millones de euros. La Administración educativa y la Junta de Personal Docente comienzan esta tarde a negociar este cupo desde posiciones, al vista está, bien distantes.
Lombó ha destacado que su objetivo es garantizar la docencia presencial del alumnado el próximo curso, supeditado en cualquier caso a la evolución de la pandemia y a las decisiones de los autoridades sanitarias.
El protocolo contempla además la creación de un coordinador covid en cada centro educativo de la región, que será el interlocutor con la Consejería; y la formación de grupos estables de alumnado en aulas de dos años y en todos los cursos de Infantil y Primaria, entre otras medidas.
Lombó ha explicado que cada centro deberá remitir a las familias una declaración responsable, que deberán devolver firmada, por la que se comprometen a no asistir a clase con síntomas de coronavirus y a comprobar diariamente el estado de salud del alumno.
Por otra parte, la Consejería adquirirá mascarillas, batas, pantallas faciales, gafas y guantes por importe superior a los 700.000 euros para los centros y éstos comprarán gel, jabón y dispensadores. Además, el gasto previsto en incremento de limpieza asciende a 500.000 euros.
A día de hoy, para un curso que supone «un desafío sin precedentes» en la historia educativa, el Gobierno de Cantabria contempla tres escenarios: en la 'nueva normalidad' que se vive en la actualidad, la presencialidad para todas las etapas y niveles; una docencia mixta, que combinaría docencia presencial y a distancia, que sería una fórmula intermedia; y un último modelo, que sería una enseñanza online si se produjera una nueva suspensión de la presencial en caso del agravamiento de la pandemia, tal y como sucedió desde marzo.
Escenario 1
Aún si llegado septiembre habría un escenario que permitiera un inicio de curso lo más normalizado posible, la organización de los centros variará notablemente.
En primer lugar, todos los alumnos y alumnas a partir de seis años, es decir, a partir de 1º de Primaria incluido, llevarán mascarilla. Lo harán no sólo en los desplazamientos por los centros educativos, sino también cuando estén en las aulas, aunque se puedan mantener la distancia de seguridad de al menos 1,5 metros.
Además, en toda Educación Infantil y en todos los cursos de Educación Primaria, todos, sexto incluido, se crearán grupos de convivencia estables. El alumnado de cada grupo, junto con su tutor o tutora y, en el caso de las aulas de Educación Infantil, junto a al Técnico de Educación, formarán un grupo burbuja, que podrá interactuar entre sí, pero no relacionarse con otros grupos del centro educativo.
Estarán, por norma general, solamente en su aula de referencia y junto a su docente, sin tener contacto con otros grupos. La conformación de estos grupos permite limitar los contactos, algo clave para el control epidemiológico, y, también, una adopción rápida de medidas en caso de contagio.
Este principio de no interacción con otros grupos habrá de ser especialmente estricto para el alumnado exento de la obligatoriedad de llevar mascarilla, es decir, para el alumnado de Educación Infantil.
En el resto será obligatorio el uso de mascarillas y los centros reorganizarán los espacios de forma que se cuente con una separación de al menos 1,5 metros, lo que supone una ocupación de espacio de 2,25 metros por alumno/a. Serán, por tanto, las dimensiones de las aulas las que marquen el número de alumnos máximo aconsejable que puede albergar.
En este escenario 1, el transporte escolar funcionará con regularidad y en él será obligatorio el uso de mascarilla para todo el alumnado, incluido el de 3 a 6 años.
En cuanto al servicio de comedor, habrá de prestarse garantizando la limpieza entre turnos y el mantenimiento de una distancia de seguridad mínima de 1,5 metros. Es muy aconsejable el establecimiento de turnos para reducir el número de alumnos que coinciden al mismo tiempo y, excepcionalmente y hasta el fin de la alerta sanitaria, las comidas podrán servirse en las propias aulas, para mantener juntos y separados del resto del alumnado, a los grupos de convivencia estable.
Todas estas medidas rigen también en la FP u otras enseñanzas de régimen especial, donde, además, para reducir la movilidad del alumnado, se deberán establecer zonas por familias profesionales, incluyendo aulas, talleres y laboratorios.
Escenario 2
Si llegara el caso de tener que pasar al escenario dos, se priorizaría la presencia de parte del alumnado, y habría de simultanearse la docencia presencial y no presencial.
Así, con carácter general, se priorizará la docencia presencial del alumnado de las etapas de Infantil, Primaria y 2º de Bachillerato. Dentro de la ESO, la prioridad de docencia presencial sería: Primero, Segundo, Tercero y Cuarto.
En caso de tener que establecer una división del alumnado de cada grupo para que alternen docencia presencial y no presencial, los centros habrán de priorizar la asistencia al centro del alumnado más vulnerable.
Y en este caso, se favorecerá, en la medida de lo posible, que el alumnado que esté en modalidad online pueda seguir la impartición presencial al mismo tiempo que sus compañeros que estén en las aulas.
En este escenario, se valorará la suspensión temporal del servicio de comedor o su prestación incrementando las medidas de seguridad. En caso de ser necesaria la suspensión, la Consejería, en coordinación con los centros, establecería un servicio sustitutivo para el alumnado más vulnerable, como sucedió durante la recta final del pasado curso. El servicio de transporte seguiría funcionando con normalidad.
Escenario 3
Si la pandemia de coronavirus se agrava hasta el punto de que fuera necesaria de nuevo la suspensión temporal de la docencia presencial, como sucedió a partir de marzo en la recta final del pasado curso, la Consejería de Educación aseguraría la enseñanza a distancia de todos los alumnos.
Así, fruto del convenio con los ministerios de Educación y Transformación Digital y Red.es, el Gobierno de España aportará 1,2 millones y el de Cantabria, 315.562 euros, para la adquisición de 2.800 'puestos educativos en hogar', es decir, equipos informáticos más conexión a internet.
Asimismo, en septiembre empezará el despliegue de 'Escuelas conectadas' por importe de 2,2 millones y del que se beneficiarán 200 centros educativos.
También se pondrá en marcha un plan para la mejora de la competencia digital del alumnado y profesorado.
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