Cantabria vuelve a inundarse tres años después de la gran riada

En toda la jornada, el 112 ha recibido 1.200 llamadas y atendido más de 400 incidencias de distinto tipo por media Cantabria. Reocín, Mazcuerras, Soba, Los Corrales de Buelna, Arredondo, Cieza... Una larga lista de afecciones que también incluye el corte total de una docena de carreteras, la aparición de argayos en vías autonómicas y comarcales o el cierre –o adelanto de la hora de salida– de colegios por la imposibilidad de acceder o el riesgo de que los padres no pudieran recoger a los chavales. Y lo más destacado, hasta 82 evacuados, casi todos en el municipio de Piélagos. En Puente Viesgo, la Guardia Civil ha tenido que esforzarse al máximo para convencer a tres personas que se negaban a abandonar su vivienda pese al riesgo evidente y también en esta localidad se ha valorado la posibilidad de desalojar la residencia de mayores.

Casi tres años después de la gran riada que cubrió de agua y barro la región de este a oeste, volvió a repetirse la fatídica combinación de factores:fuertes lluvias y el deshielo de la nieve acumulada en las zonas medias y altas durante el fin de semana, una mezcla que ha obligado a activar el Inuncant –el Plan de Inundaciones del Gobierno regional– en su nivel 1 y a movilizar a más de 400 profesionales y voluntarios de distintos servicios, así como sanitarios y efectivos de Cruz Roja. Aun así, no han sido capaces de dar respuesta de forma inmediata a todas las incidencias que se abrieron casi de golpe durante la mañana. De eso se quejaban algunos vecinos de Barcenilla, de que llamaban al Ayuntamiento y al 112, les cogían en recado y después les ponían en espera. En ese instante no se daba abasto.

En esta ocasión, se han repetido escenas «muy complicadas», pero más puntuales y concentradas en el mapa. Si en aquel mes de enero de 2019 en la pizarra del Centro de Coordinación Operativa (Cecop) instalado en la sede del 112 aparecían los nombres de dos terceras partes de los municipios cántabros, este lunes el foco se ha puesto en puntos concretos de cinco cuencas y sólo dos de ellas llegaron a desbordarse. Por ejemplo, el Deva, que hace menos de una semana fue protagonista por la crecida a su paso por Molleda, esta vez no ha causado complicaciones.

En Ampuero y en Piélagos (entre Puente Arce y Barcenilla) se instalaron dos de los tres puestos de mando del Servicio de Emergencias. El tercero se envió a Reinosa. Aunque allí las precipitaciones fueron sensiblemente inferiores a las del centro de la región, las grandes cantidades de nieve acumuladas hacían pensar en lo peor, con la vista puesta en el Ebro y sobre todo en el Híjar, que hace dos años también fue protagonista por una abrupta crecida que dejó inutilizados 600 vehículos y entró en las viviendas de muchos barrios bajos de la capital campurriana. El sistema Ebro-Híjar ha dejado imágenes espectaculares, pero por suerte finalmente no ha cumplido las amenazas.

Pese a los importantes daños materiales, a los que hay que sumar el fallecimiento de un hombre de 68 años a causa de un infarto cuando se encontraba achicando agua en el garaje de su casa del barrio de La Ventilla (Vioño), la cosa no ha ido a peor porque no se cumplieron las previsiones de precipitaciones y la lluvia recogida disminuyó a partir del mediodía. Ha llovido mucho, pero menos de lo que había advertido la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

Con los datos de este ente público trabajaron para elaborar sus proyecciones y modelos Carlos Arteaga y Leonor Parra, los técnicos especialistas de la Universidad Autónoma de Madrid que redactaron el informe sobre las medidas correctoras a seguir en Campoo. A primera hora dibujaban un escenario más que pesimista en el Pas y advertían de que, si la Aemet acertaba, los graves problemas que en ese momento ya se estaban viviendo en Piélagos se iban a quedar en una anécdota. Porque a las diez de la mañana apenas había caído una pequeña parte de los 94,1 litros que se esperaban a lo largo del día en Vega de Pas, en la zona más alta de la cuenca. Unas precipitaciones que caerían «sobre un terreno que está totalmente empapado y que no absorbe más». No se alcanzaron y el nivel del río empezó a bajar, pero hasta el anochecer se ha mantenido dentro del umbral de alerta.

Lo que sucedía en las zonas altas se reflejó a la perfección en Ampuero. En la localidad de La Gándara se recogieron ayer 143,2 litros en 24 horas. La suma de las últimas 48 horas deja un balance total de 222,5 litros por metro cuadrado, la máxima de este episodio en Cantabria. Es tanto –más incluso– como las precipitaciones que se recogen en todo un año en la ciudad de Almería. También rondaron los 100 litros por metro cuadrado en 24 horas los pluviómetros de Carandía, Ramales de la Victoria, Los Corrales de Buelna y La Penilla de Cayón, entre otras localidades, y alrededor de 150 litros en 48 horas.

Para el que viera el temporal desde su ventana en Santander y le pareciera que en la capital había descargado con fuerza, que compare los 58,8 litros de la ciudad con lo caído en otros puntos de la comunidad autónoma. Allí, la evidencia de que lo que estaba pasando unos kilómetros más al sur era el color del agua en la Bahía, que adquiere color marrón cuando los ríos arrastran sedimentos que llegan al mar.

En este caso, el Miera, que también creció de forma notable, pero que en ningún momento llegó a suponer un problema. Como la distancia entre su nacimiento y su desembocadura es corta y discurre por un valle con mucha pendiente en el que apenas hay puntos de llanura, el riesgo de inundación es mínimo. Lo mismo pasa con el Nansa, pero en este caso porque, además de su morfología, es el único gran río de Cantabria en el que hay embalses para la producción de electricidad, lo que da cierto margen para regular el caudal.

Junto a las fuertes lluvias y el deshielo, algunos vecinos de Ampuero apuntaban a otra causa: la falta de mantenimiento y de limpieza de los cauces. Arteaga y Parra, los expertos de la Universidad Autónoma de Madrid, entienden que las obras de consolidación en la zona del Híjar sí han evitado el desbordamiento de este río, pero en otras áreas donde la Confederación o la Consejería de Obras Públicas han actuado han vuelto a sufrir las consecuencias de la naturaleza. Como en Virgen de la Peña, donde el Saja se ha llevado la parte inferior de uno de los pilares provisionales del nuevo puente.

Al mediodía, durante el balance realizado por los responsables de la Dirección General de Protección Civil, las autoridades avisaban de que si en las siguientes tres horas no había problemas con el Besaya y el Saja, la situación podría darse por controlada. Pero hasta entonces continuaba el peligro por la gran cantidad de nieve de las zonas altas de estas cuencas.

Por eso también en Torrelavega estuvieron muy atentos a la evolución de la crecida, que finalmente no alcanzó el nivel máximo de riesgo –hubo problemas puntuales en la zona del complejo deportivo Óscar Freire– fijado por la Confederación Hidrográfica del Cantábrico como consecuencia del seguimiento de su red de estaciones de medición. Todos los tramos analizados de la región alcanzaron niveles de seguimiento o prealerta, pero sólo los del Pas y el Asón subieron hasta el rojo de la alerta.

Seis horas después del primer balance, a las ocho de la tarde, el Gobierno cántabro, en boca de la consejera de Presidencia, Paula Fernández, daba la situación por «controlada». Eso sí, con Villasuso de Cieza incomunicado por un soplao que hundió la carretera ocho metros y problemas para llegar a Soba con una de sus carreteras de acceso (desde Ramales) cortada y la otra (desde Arredondo) con serios problemas.

El temporal ha dejado este lunes sin clase a un total de 3.950 alumnos de quince centros educativos de Cantabria, provocando la suspensión de la jornada lectiva antes de que diera comienzo. Es lo que sucedió en los dos centros de Ampuero, los dos de Alceda, en Corvera de Toranzo (CEIP Pintor Agustín Riancho y el IES Vega de Toranzo); en el Antonio Robinet en Vioño (Piélagos), y en los CEIP Marquesa de Viluma, San Andrés de Luena y Jerónimo Sainz de la Maza, en Voto, Luena y Soba, respectivamente. Tampoco iniciaron la jornada los alumnos de Primaria del CEIP Jesús del Monte, en Hazas de Cesto. En vista de la situación, en otros seis centros educativos de Piélagos se optó por adelantar la hora de salida de los estudiantes.

Los problemas se multiplicaron también a lo largo y ancho de la red viaria regional, debido a la formación de balsas de agua, argayos sobre la calzada o por caídas de árboles. Un total de 107 vías sufrieron incidencias, y en once de ellas se produjeron cortes de circulación (el tráfico permanecía completamente interrumpido en ocho de ellas, y en otras dos de forma parcial). Las vías más afectadas han sido la CA-283, la CA-321, la CA-320, la CA-356, el camino vecinal que une Santiurde de Toranzo con Borleña y la CA-803 que da acceso a Villasuso de Cieza, que presenta un soplao de unos ocho metros que impide la circulación y mantiene aislada a la población.

La Agencia Española de Meteorología (Aemet) anuncia para este martes precipitaciones generalizadas y persistentes, que irán reduciendo su intensidad al final de la tarde. Advierte también de la posibilidad de que se produzcan riadas como consecuencia del deshielo. La cota de nieve se sitúa en torno a los 1.600 metros durante esta jornada. Las temperaturas mínimas registrarán un ascenso, más apreciable en la zona centro de la región; las máximas permanecerán sin cambios o en ligero ascenso. Soplará viento del noroeste, con intervalos fuertes en el litoral y rachas muy fuertes en zonas altas, amainando por la tarde a componente norte en el litoral y a flojo variable en el interior.

Más de 400 personas han participado en el dispositivo de emergencia puesto en marcha para hacer frente a los efectos del temporal en Cantabria. Desde la activación del nivel 1 del Inuncant, el protocolo regional contra las inundaciones, la Dirección General de Interior ha coordinado el trabajo de todos los parques de bomberos, tanto del Gobierno como municipales, a las agrupaciones de Protección Civil, los efectivos de la Guardia Civil y los servicios de Carreteras y de Montes, con el objetivo de paliar las consecuencias de las inundaciones y, fundamentalmente, para evitar daños en la población.

Según informó la consejera de Presidencia e Interior, Paula Fernández, la actuación de todo este equipo también puede traducirse a cifras: durante la jornada se recibieron 1.200 llamadas en la sala del 112; se abrieron 400 expedientes, muchos de ellos relacionados con inundaciones de garajes, viviendas, locales y bajos, y se evacuó a 82 personas, la mayoría en la zona de Piélagos por el desbordamiento del Pas. También se trasladaron numerosos animales domésticos a zonas más seguras.

Como medida de precaución, se optó igualmente por suspender las clases en los centros educativos situados en las zonas más problemáticas, una decisión que afectó a 5.600 estudiantes. Por lo que respecta a las carreteras, 107 vías sufrieron incidencias de diverso tipo, y once de ellas registraron cortes de la circulación.

El temporal ha sometido a examen la actuación de los equipos de emergencia, que estuvieron dirigidos desde el Centro de Coordinación Operativa (Cecop), en las instalaciones del 112, con tres puestos de mando avanzados ubicados en los puntos más afectados (Ampuero, Vioño y Reinosa), a cargo de técnicos de Protección Civil del Gobierno y bomberos del 112.

En opinión del presidente regional, Miguel Ángel Revilla, Cantabria ha vivido una situación «muy complicada», aunque «controlada» en todo momento, como prueba que no fuese necesario solicitar más medios al Gobierno central para hacerle frente.