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Vigésima carta a los lectores d. c. (después del coronavirus). El confinamiento ha parido nuevos arquetipos sociales. A ver si se reconocen en alguno. El animador. En este grupo tenemos al policía de megáfono que nos motiva desde el coche para que no nos vengamos abajo durante la reclusión. Pero también incluye al vecino que se viene arriba y nos monta la verbena en el balcón para rescatarnos del aburrimiento que, está seguro, nos consume a todos intramuros. El censor. Aquí están los vigilantes y detectives de ventana. Apuntan cuántas veces saca uno a pasear al perro, con qué frecuencia sale a tirar la basura y cuánto tarda, adónde va y si vuelve o no con bolsas de la compra. Anotan horas de salida y de entrada. Algunos son 'viejas del visillo' con propensión a la maledicencia. Otros son miuras de balcón que embisten a grito pelado para dejar en evidencia al presunto, que no siempre atinan, infractor. «¡Jeta!», «¡sinvergüenza!», «¡delincuente!», «te voy a denunciar por espabilada». El delator. Este es el que directamente denuncia.
Vamos con otros perfiles. El incumplidor. Son los que se arriesgan a una multa o a que les saque los colores un censor: «¡Listo, que eres un listo!». Buscan el momento o la excusa oportunos para saltarse el confinamiento y darse un buen paseo o desplazarse a otro lugar. A lo mejor piensan que no hacen mal alguno por salir a estirar un poco las piernas, si total no hay nadie. Pues ahí está la clave. Si todos hiciéramos lo mismo... Por eso no lo hacemos los demás, no porque seamos tontos. Les dejo que se entretengan con sus listas particulares: el oportunista, el enterado, el mega-ultra-super-solidario... (y todo también en femenino, por supuesto, que ya estoy oyendo al censor o a la censora. Lo que ocurre es que el lenguaje duplicador que llaman inclusivo se hace largo y no es necesario para saber que en todos también estamos todas).
¡Qué no veremos! Esto va para largo. Ya barruntábamos que nos iban a estirar el estado de alarma. De momento, hasta el 26 de abril. Ahí va un test de autoevaluación, por pasar el rato. Imagine este supuesto: tiene un animador a tiro de piedra de balcón. Altavoces, bafles, micrófono... El hombre (o mujer) lo da todo para alegrar la vida de la comunidad. Después de los aplausos de las ocho, ya sabe lo que toca: el 'Resistiré' del Dúo Dinámico, el 'Sobreviviré' de Mónica Naranjo. Y, «¡para los críos!», el 'Hola don Pepito'. Y, «¡esta para los abuelos!», 'Paquito el chocolatero'. Y luego rienda suelta a la pachanga. Usted intenta leer, concentrarse en su trabajo o ver la última serie a la que se ha enganchado. Pero le perfora el oído el chunta, chunta, chunta... Ya no puede más. Bien. ¿Cómo reacciona? Elija respuesta:
a) Hace de tripas corazón, se resigna, se pone unos tapones en los oídos y trata de seguir con lo suyo. Ya se cansará el otro. Al menos, la gente se distrae. b) Se dice que lo poco agrada y lo mucho enfada. Se pone una mascarilla y unos guantes y se acerca a la puerta del animador. Negocia para que la verbena dure menos, para que no sea diaria o para que renueve el repertorio. c) Revienta. Sale al balcón y pierde la fuerza por la boca. «¡Métete el 'Resistiré' por donde te entre, gilipuertas!». «Me tienes hasta los mismísimos». «¡Llévate tu discoteca al puñetero infierno!». «Ojalá pilles el coronavirus, a ver si te quedan ganas de fiesta». Ya está a gusto. Hasta que se da la vuelta para entrar y ve el bochorno en la cara de sus hijos, a los que se les ha congelado en la garganta el «¡Hola don José!». d) El animador no pierde comba. Día tras día. Usted no es de dar espectáculos, en ningún sentido. Agarra el teléfono y denuncia a su vecino.
No tiene que escoger, si no quiere, pero puede pensar sobre ello, salvo que ya sea tarde. Parece aconsejable no dar el paso 'd' sin haber probado antes con el 'a' y el 'b', y es preferible saltarse directamente el 'c'. Más vale paciencia que mala conciencia. Mientras esperamos a que cambie el panorama ahí fuera, procuremos no empeorarlo desde dentro. Poco a poco parece allanarse la curva de la pandemia. Y la primavera se abre paso. Los árboles que veo desde mi ventana ya no están pelados. Algo es algo.
Respecto al 'Resistiré', les decía hace diez días que ojalá no se nos rompiera la canción de tanto usarla, y ahora ya estamos recogiendo los añicos. Correrá el aire y volverá a ser un himno. Pero en este tiempo de ausencias, hoy no puede faltar Aute: «De alguna manera tendré que olvidarte, por mucho que quiera no es fácil, ya sabes, me faltan las fuerzas, ha sido muy tarde...». Demasiado pronto esta vez. Cuídense.
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