Los animales provocaron 438 accidentes de tráfico en Cantabria el año pasado

«Se trata de un hecho puntual, un accidente, una cuestión de mala suerte», insiste el subdirector de Medio Natural, Ángel Serdio. «Sí es habitual que se vean ejemplares por nuestros pueblos, pero es muy raro que un jabalí ataque a las personas. Alguna vez sucede en el monte, a cazadores o a gente que va con perro, pero suele ser porque los azuzan. Los jabalíes evitan la presencia humana: nos tienen más miedo que nosotros a ellos».

Mucho más frecuentes son los problemas que provocan al invadir las carreteras: el año pasado se registraron 438 accidentes de tráfico con animales -tanto silvestres como domésticos-, lo que supone casi un 20% del total. Jabalíes, corzos y perros son, por este orden, los que causan el mayor número de ellos.

Son cifras que se mantienen sin muchos cambios año tras año: mientras la siniestralidad con animales ha aumentado un 19% en España en los últimos cinco años, en Cantabria solo lo ha hecho un 5%, una subida bastante menor. «Aquí hay bastante concienciación -explica el jefe provincial de Tráfico, José Miguel Tolosa-, y las Administraciones llevan años colaborando, intentando buscar medidas para evitar los accidentes». Un grupo de trabajo del que forman parte Tráfico, la Demarcación de Carreteras, Carreteras Autonómicas y Medio Natural.

Como indica Tolosa, se ha procedido a instalar doble vallado para evitar la irrupción de animales en las autovías. «También se emplean atrayentes y repelentes. Los primeros, a base de feromonas, se echan en determinados bordes de las carreteras y encauzan a los animales hacia pasos elevados o subterráneos. Otra experiencia interesante es la utilización de resinas, que se extienden por arcenes y cunetas: al olerlas, se alejan de esas zonas. Estamos haciendo pruebas para comprobar la eficacia de estas medidas».

«En los últimos veinte años ha habido una proliferación del número de jabalíes en Cantabria debido, fundamentalmente, al abandono del aprovechamiento tradicional en los pueblos y en el medio rural; así, su población ha podido aumentar en un 50 o un 60%. El monte se trabaja menos, se abandona más y eso favorece a especies como el jabalí que, además, se reproduce mucho», señala Ángel Serdio.

Junto a este aumento de población, se ha producido un desplazamiento de la especie hacia zonas nuevas, algunas más problemáticas, como toda la franja costera, más poblada, donde pueden suponer un riesgo para la circulación, además de ocasionar destrozos en fincas y cultivos.

En esos puntos conflictivos pueden buscarse soluciones más expeditivas. «Cuando detectamos una situación así, recurrimos a nuestros guardas, la única autoridad que dispone de armas largas para eliminar esos jabalíes problemáticos», explica Serdio. Se trata de un grupo compuesto por una docena de especialistas: «Están entrenados, son expertos tiradores y disponen de armas y material específico. Son los mismos que realizaban los controles de los lobos. En dos o tres jornadas acaban con los animales que pueden originar problemas».

Claro que no todo el mundo aprueba esa manera de proceder. «Hace un par de años nos avisaron de la presencia de jabalíes en Loredo, y los vecinos reclamaban que actuáramos: se paseaban por la urbanización, por los jardines, y ocasionaban problemas de tráfico. Cuando pusimos en marcha el operativo, nos encontramos con que otra parte de los vecinos trataba de impedir nuestro trabajo: iban a protestar por la noche y a entorpecer la labor de los guardas», recuerda.

«Hay sitios donde un jabalí no pinta nada, no es su ambiente: nadie habla de exterminar la especie, pero hay lugares donde son un problema y pueden convertirse en una plaga. En la recta de Cudón no pueden estar, no es su hábitat; tienen que estar en el monte. Hay que limitar su expansión a zonas adecuadas. Es algo similar a lo que sucede con el lobo: tiene que haberlos, pero en las zonas admisibles para la especie. No puede haberlos en el Dobra, ni en Val de San Vicente», expone el subdirector de Medio Natural.

Hay un tercer factor, además del peligro para las personas y las pérdidas económicas, que aconseja el control de las poblaciones de jabalí: el riesgo de transmisión de enfermedades. «Los jabalíes constituyen una de las principales vías de dispersión de la peste porcina. Si se declarase a España como un foco de peste porcina, se congelarían las exportaciones de productos ibéricos y de jamones a Europa y Estados Unidos. Por este motivo, los Ministerios de Agricultura y Transición Ecológica han puesto en marcha una estrategia nacional de control del jabalí».