Los animalistas critican la gestión de Cabárceno en el caso del leopardo persa

El consejero de Cultura y Turismo, Luis Martínez Abad, aseguró ayer que van a revisar las mallas y los pastores eléctricos, pero que es un suceso «imprevisible, con animales tan ágiles y peligrosos no quedaba otra opción». Se refiere al tiro que efectuaron al animal cuando tras burlar la seguridad y escaparse de la zona perimetrada -anteriormente recinto de los jaguares- se agazapó debajo de una higuera hasta que lo localizaron gracias al GPS y lo mataron. Un disparo que ha hecho preguntarse a muchos ciudadanos si no podían haber lanzado un dardo tranquilizante que no acabara con la vida del animal. Incluso el expresidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, ha publicado en sus redes sociales que es «inadmisible». «El animal estaba amurriau, al lado de su recinto. Dardo anestesiante y a los 5' en brazos a la jaula. El protocolo lo entiendo con el parque abierto al público, no cerrado», ha escrito el líder regionalista en su cuenta de Instagram.

En estas circunstancias, según el jefe de veterinarios del parque, Santiago Borragán, y el propio consejero de Turismo, no se puede usar la anestesia «ya que tarda entre cinco y siete minutos en hacer efecto, un tiempo en el que el animal puede causar una desgracia», más teniendo en cuenta que los hechos ocurrieron pasadas las ocho de la mañana, hora y media antes de abrir las instalaciones al público.

Las explicaciones por parte de Cantur, empresa pública que gestiona el parque, no son suficientes ni válidas para la Federación Dean (Defensa Animal en Cantabria) que ha criticado duramente «la pésima gestión» que se ha llevado a cabo con el leopardo persa. «Poco ha durado el compromiso de conservación de una especie que está en peligro de extinción debido principalmente a la caza furtiva para obtener sus pieles», ha señalado el colectivo, para el que «una vez más», Cabárceno evidencia que «no sabe gestionar de forma adecuada las especies que alberga como ya demostró en noviembre de 2014 al abatir, también a tiros, a una manada de lobos adultos».

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La Ley 31/2003 de conservación de la fauna silvestre en los parques zoológicos establece (en el punto 4 de su artículo 13) como 'infracción muy grave' el dar muerte de manera intencionada a los animales del parque sin causa justificada. Por este motivo, Dean no descarta emprender acciones legales contra Cabárceno, además de recordar episodios pasados en los que, según la organización, también hubo errores que se podían haber evitado. «Las medidas de seguridad fallan, como hemos visto en este y otros casos de animales que se han escapado y algunas instalaciones son una trampa mortal para ellos debido a su estado de conservación, como ocurrió con las jirafas que murieron calcinadas», ha dicho Victoria Cedrún, presidenta del colectivo.

Según el consejero de Turismo, el suceso «hizo llorar a la directora de Cantur (Inés Mier) y el director del parque (Míchel Valdés) estaba también muy afectado» y volvió a incidir en que se actuó acorde como establece el protocolo, «que es taxativo» y que se usa «en todos los zoos del mundo».

Desde la Asociación Ibérica de Zoos y Acuarios (AIZA), a la que pertenece el Parque de la Naturaleza de Cabárceno, comentan que todos los socios poseen protocolos de seguridad y que en el caso de animales peligrosos hay medidas de contención o de neutralización del animal que se usan «según criterio del director de emergencia y que nuestros estándares para el mantenimiento de especies y sus instalaciones contemplan», señala Beatriz Sainz, exdirectora de Cabárceno y recientemente nombrada directora de Aiza.