«El arte nos enseña siempre a ver las cosas desde ángulos inesperados»

-Un escultor, ya en la madurez creativa como es su caso, ¿todavía cuestiona lo esencial?

-Más que cuestionar lo esencial, lo busco. O mejor dicho, espero encontrarme con ello y ser capaz de expresar lo mundano como transcendental y reducir el espíritu a materia.

-¿Se sacrifica el estilo o se subordinan determinados factores, que quedan secundarios, cuando trabaja en un formato pequeño?

-Se piensa en bocetos, en modelos pequeños que ayudan a concretar la idea. Estos bocetos son obras en sí mismos. Cualquier proyecto está limitado por el espacio. Por ser este demasiado grande o demasiado pequeño. Ahí radica parte del juego.

-¿Toda obra pública tiene que conllevar un mensaje, ser moral?

-La función fundamental de las obras públicas es expresar los valores de una comunidad, incluso si estos son solo de índole estético como ocurre a menudo en el presente (parques de esculturas, festivales de arte). Son marcadores de identidad cultural e histórica y por tanto han de aspirar a ser morales en alguno de sus aspectos (bondad, belleza o verdad). Si son abyectos tenderán al reduccionismo. Deben expresar la verdad compartida, no deben mentir.

-¿Qué nos enseña el arte?

-Nos enseña a ver las cosas desde ángulos inesperados cuando forma parte de nuestra propia cultura y también nos enseña a aprender sobre 'otros' cuando se trata de arte que refleja culturas y valores diferentes a los nuestros. Es decir, en cualquier caso tiene el potencial de cambiarnos la vida.

-¿Un artista con el tiempo se domestica?

-Se aprende a controlar el caos que supone dedicar la vida a dar forma a ideas y sensaciones distantes, ajenas a las inquietudes de la mayoría. Creo que fue Rothko quien dijo que en su juventud esperaba a la inspiración mientras que en su madurez bajaba todos los días a su estudio a las ocho de la mañana. También hay periodos históricos especialmente propicios para artistas 'brutos' y otros, como el actual, cuando los artistas 'savvy' (eruditos) tienen mas éxito.

-¿No resulta frustrante que una ciudad con tanta tradición artística como Santander, y un gran número de creadores, esté sembrada de horrorosas muestras de 'escultura pública'?

-Me parece que el criterio con el que se deciden los encargos o adquisiciones oscila entre el capricho del político que, a menudo, carece de educación artística y cree que su gusto es homologable al del resto de los ciudadanos, y el de aquel que admitiendo su ignorancia en el tema delega en especialistas, muchos de los cuales tienen sus querencias muy establecidas.

-Comente, por favor, su proyecto para Juan Silió de este otoño...

-Mi idea es inundar la galería de luz como si radiara de tres puntos del exterior para proyectarse en otros tantos muros dentro de la galería. Esto transformaría el espacio en una caja luminosa con zonas de penumbra. Las tres instalaciones son reminiscentes de almacenes donde se han guardado imágenes de personajes utilizados con anterioridad en alguna representación teatral. También voy a presentar una instalación compuesta de dos pequeñas figuras y de un vídeo en 4k de olas del mar filmadas en diferentes días y horas. El paisaje se verá animado por la continuidad del movimiento de las olas y los cambios de luces y brillos, mientras que las figuras parecerán elementos transitorios.

-¿Cómo valora lo sucedido en el MAS y qué camino cree que debe adoptarse?

-La aparente negligencia es incomprensible. Supongo que esto nos obligará a repensar qué hacer con nuestro museo. Tenemos que saber qué tipo de institución queremos y ser conscientes de nuestras limitaciones para elaborar un proyecto realista y coherente.

-¿Cree que el Centro Botín debería programar exposiciones de arte cántabro?

-Sí. Como decía, el espacio condiciona en gran medida el planteamiento y por supuesto el resultado de una exposición. Enfrentarse a un espacio como el del Centro Botín es para empezar un gran reto. Todos desearíamos disponer del crédito que supone que se te planteen retos profesionales de esa magnitud.

-Cuando un escultor mira Santander, ¿qué ve?

-Hace años veía piedras por todas partes que quería tallar. Hasta la piedra de Escobedo que remataba los bordes de las aceras me parecía material tallable. Durante año asociaba Santander con un verano donde además de la cultura, la diversión estaba garantizada. Santander es una ciudad para pasear en invierno y en verano. Una ciudad a la que siempre se vuelve.

-En ocasiones ha comentado su deseo de una obra pública ideal a modo de grandes puertas para la ciudad...

-Sí, para la nueva entrada a Santander por encima de las futuras vías soterradas a lo largo de la calle Castilla. Se trataría de 3 o 4 puertas alineadas a lo largo de una lámina de agua en movimiento. Las puertas serían horizontales. Desde la primera hasta la cuarta simularían una misma puerta en proceso de apertura, estando la primera cerrada, la segunda y tercera semiabiertas y la cuarta abierta completamente para enmarcar el cielo detrás suyo. Estas puertas harían referencia a puertas que se erigieron como marcadores de las entradas de las grandes capitales, tales como la Puerta de Alcalá o la de Brandenburgo en Berlín. En el caso de las Puertas del Cantábrico, incorporarían el elemento tiempo ya que simulan ser la misma puerta en una sucesión de movimiento. Este efecto se completaría cuando entremos a Santander a la velocidad del trafico rodado. Para los paseantes, la cercanía con la escultura vendría por el sonido del fluir del agua y la visión desde cerca de las puertas, que por su gran tamaño y la disposición de sus masas podrían recordar a monumentos megalíticos prehistóricos fáciles de asociar con nuestra región.