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La gestión de la agenda «sobrecargada» de los médicos de familia y los pediatras de Atención Primaria es el gran escollo que ha desembocado la huelga del Sindicato Médico y, cuatro días después, sigue siendo el motivo principal que impide alcanzar un acuerdo con la ... Gerencia del Servicio Cántabro de Salud. «No vamos a ceder mientras no se delimite el número de pacientes al día», manifestaron los miembros del comité en la asamblea celebrada este miércoles por la mañana en la sede del Colegio de Médicos, donde los más de 150 asistentes respondieron con un sonado aplauso. Firmes en su postura. El rechazo a la última propuesta del SCS fue contundente. El colectivo venía de participar en una concentración a las puertas del Gobierno de Cantabria, en Peña Herbosa, tras dar por rotas las negociaciones, mientras el gerente del SCS, Rafael Sotoca, declaraba a través de un audio difundido a los medios de comunicación, que la discrepancia sobre la agenda «no justifica» una huelga de estas características.
A primera vista los argumentos de ambas partes persiguen un objetivo común: mejorar la asistencia a los pacientes y descargar la presión sobre los facultativos, que se acrecentará mientras las jubilaciones superen a las nuevas incorporaciones. Pero después de siete reuniones dando vueltas al asunto no acaban de encontrar la fórmula que contente a unos y otros. Y eso que la Administración ha puesto sobre la mesa dos millones de euros para planes de absorción del exceso de demanda. Es decir, que reconoce que los médicos están saturados y quiere articular la manera de que parte de esos pacientes puedan ser atendidos por la tarde, en horas extras. Lo que no concreta –y eso es lo que desquicia a los médicos– es cómo prevé hacerlo. «Porque una cosa es la teoría, y otra muy diferente, lo que nos llega cada día a la puerta, que está muy por encima de lo contemplado en las agendas».
Esa fue la duda por la que preguntaban una y otra vez los facultativos reunidos en la asamblea. «Lo único que nos queda claro es que no acceden a establecer una agenda de máximos, de 35 pacientes, después de que ya hemos renunciado a los 28, porque era una utopía, puesto que nunca está todo el equipo completo en ningún centro», defendió el vicepresidente del Sindicato Médico, Santiago Raba. En los acuerdos de 2019, que reivindican también las demás organizaciones sindicales de la mesa sectorial, la ampliación hasta los 35 pacientes al día era en situaciones excepcionales o de autocobertura, «pero la autocobertura, que no deja de ser asumir el trabajo del compañero que falta en el equipo, ya es parte de nuestra rutina», comentaban entre los médicos. «Lo que no podemos hacer, llegados a este punto, es firmar un modelo de agenda con el que nos quedamos igual (con 50 o 60 pacientes al día), ya que no se nos garantiza que ese esquema se pueda llegar a cumplir», añaden desde el sindicato.
Entre tanto, los centros de salud y los consultorios de toda Cantabria volvieron a padecer este miércoles las consecuencias de una protesta que empezó el lunes y que el martes, cuando parecía ya encaminada hacia una salida negociada –no exenta de tensiones, eso sí–, el supuesto acercamiento saltó por los aires. En el contexto de la asamblea, el secretario general del Sindicato Médico, Vicente Alonso, desveló que «el subdirector de Recursos Humanos del SCS, José Manuel Castillo, lejos de querer llegar a un acuerdo, nos dijo que necesitaba que aguantáramos la huelga hasta el jueves. Los motivos, los sabrá él». No hay que perder de vista que, al margen de las negociaciones con el convocante de la huelga, el equipo de Sotoca ha mantenido en paralelo reuniones con el resto de organizaciones sindicales, que comparten el grueso de las reivindicaciones (la propuesta base de mejoras es la misma), sabedor de que puede desatarse un polvorín en la recta final de legislatura. No en vano, Satse habían amenazado con emprender movilizaciones entre enfermería y CSIF con extender el conflicto a toda la sanidad cántabra.
Este miércoles, por tercer día consecutivo, se quedaron cientos de citas médicas sin resolver en toda la red de Atención Primaria, unas canceladas y otras sin posibilidad de ser concertadas por falta de médico, salvo que se tratara de urgencias, que es en lo que se están centrando los servicios mínimos (dos médicos de familia y un pediatra en cada una de las 42 zonas básicas de salud en las que se reparte el mapa regional). El seguimiento del paro, que Sanidad cifra en el 19,5% (calculado sobre el total de la plantilla médica), vacía cada día el 76% de las consultas matinales de los centros de salud y consultorios rurales entre los profesionales con posibilidad de secundar la protesta.
¿En qué se diferencia el modelo de agenda que propone el Sindicato Médico y el que plantea el SCS? La clave está en que el primero insiste en fijar un máximo de pacientes por día, tal y como se firmó en los acuerdos de 2019 y llegó a publicarse en el BOC, y el de Sanidad mantiene que esa cifra –en ambos casos se manejan los 35 pacientes por día– es «orientativa», porque la agenda debe ser «flexible».
1. Agendas. El Sindicato pide aplicar el acuerdo de 2019, con un máximo de 35 pacientes por médico y día. El SCS aumentará la dotación para atender el exceso de la demanda por la tarde (horas extras), pero se niega a limitar una agenda «que debe ser flexible».
2. Contratos de continuidad. El SCS creará 74 plazas para médicos de continuidad (sustitutos), que trabajarán de forma simultánea en varios centros. El Sindicato pide que esos profesionales se integren en un solo equipo o SUAP.
3. Seguridad frente a agresiones. Sanidad garantiza el refuerzo de la vigilancia en los centros de mayor riesgo y la instalación de 64 cámaras (incluidos los SUAP). Y pone en marcha expedientes para sancionar a los agresores. Hay acuerdo.
4. Pago de atención continuada. El SCS plantea actualizar los importes del complemento de guardia física, en festivo y en festivo especial, con un importe total de 2 millones de euros. Una mejora que también se da por buena.
Como señala Sotoca, «no podemos considerar que el paciente 36 que llegue a un centro de salud en ese horario de 08.00 a 15.00 horas, en una agenda que ya está completa, tenga que ser visto en otro horario, en otra agenda de tarde, de horas extras sólo por haber estado fuera de ese límite numérico». Y esa es precisamente la reivindicación del Sindicato Médico, «porque sólo con la agenda que se propone es imposible acabar a las 15.00 horas, que es nuestra jornada».
El modelo tipo que la Gerencia trasladó al comité ayer contempla una hora dedicada a labores administrativas (de 08.00 a 09.00 h); cuatro horas de consultas presenciales, de diez minutos de duración, que pueden ser citadas desde admisión o a través de la web y la App del SCS (de 09.00 a 13.30 h, incluyéndose aquí un descanso de media hora); tres consultas telefónicas en la media hora siguiente (de 13.30 a 14.00 h), también citadas desde el mostrador o en la web; y tres consultas concertadas directamente por el médico, según las necesidades del paciente (de 14.00 a 14.30 h), con la última media hora para los avisos a domicilio.
«No se dan cuenta de que no es una cuestión de dinero», se quejaban los médicos en la reunión. «La agenda de 35 la firmamos ya, pero nos tendrán que explicar desde el SCS cómo van a gestionar a los otros 30 pacientes que nos van a llegar igualmente a la puerta a lo largo de la mañana». «Claro que si viene un caso grave por encima de esos 35 se le va a atender, de eso no hay ninguna duda. Pero tendrán que gestionar la demanda de forma que no nos desborde, para que podamos ofrecer una asistencia de calidad», reclamaban.
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Ana Rosa García
El otro asunto de discusión, una vez alcanzado el acuerdo en materia de medidas de seguridad frente a las agresiones, son las condiciones laborales de los médicos de continuidad (sustitutos), para quienes el Sindicato Médico exige que se integren en un equipo o un SUAP concreto, no rotando de un centro a otro como hasta ahora.
En el encuentro acordaron acudir este jueves por la mañana al Parlamento, donde está prevista la comparecencia del titular de Sanidad sobre presupuestos. Será la tercera concentración que protagonicen esta semana. El lunes se presentaron ante la sede de la Consejería y este miércoles repitieron su protesta en Peña Herbosa, «para que sea Revilla quien ponga fin a este conflicto no deseado por ninguno de nosotros» y pedir el cese de Pesquera, «que nos ha arrastrado a la huelga por ser absolutamente intolerable e inflexible».
Óscar Ortiz, uno de los portavoces del Sindicato Médico, leyó un manifiesto en el que señalaba al presidente «que no vale mirar para otro lado y decir que eso no va conmigo. Preside todo el Gobierno y no solo el de sus consejeros del PRC. La sanidad también es cosa suya. En 2019 firmó el Boletín Oficial de Cantabria, que incluía los acuerdos que se alcanzaron con los médicos. Por eso venimos a pedirle garantías de su cumplimiento», sentenció.
Entre los médicos desplazados a la concentración se encontraba Arturo Gómez, llegado desde Gama para «luchar» por unas condiciones laborales dignas. Lleva 32 años trabajando en el centro de salud del municipio y espera que esta situación se resuelva «lo antes posible», porque reconoce que está sufriendo «mucho» por sus pacientes. «Me encanta mi profesión, pero no la forma en la que me obligan a trabajar; estamos pidiendo tiempo para ver razonablemente a un paciente. Yo he llegado a tener 83 en una mañana. Es imposible atender bien. Nos debemos a nuestros pacientes, son ellos los que nos impulsan». Gómez rechaza la «flexibilidad» de la que habla la Consejería ya que, «en la realidad», se traducen en «sesenta o setenta pacientes». Y en el caso de que, una vez terminada la jornada laboral, llegasen más usuarios al centro –una vez superado el límite de agenda de 35 personas– «obviamente les atendería, soy humano. Un día, dos días. Pero si esto se produce tres meses seguidos, la cosa cambia».
Para este profesional, el problema se remonta a 2007, año en el que empezaron a notar «la falta de personal de Atención Primaria». «La mayor parte de los centros de salud, sobre todo urbanos, están funcionando con cuatro o cinco médicos menos todos los días. Es importante que la gente lo sepa», explica. A su lado, Marlon Guerra, médico interina en el centro de salud de La Barrera, en Castro Urdiales, confiesa que teme que el problema «se alargue más de la cuenta». «Nosotros queremos trabajar. Pero con dignidad. Y realmente veo el panorama muy negro». La misma impresión que tenía Emilio Balsategui, médico en San Felices de Buelna, que acudió a la concentración campano en mano. «Pensé que con el ruido que hemos hecho saldría el presidente a atendernos. Pero nada. Creo que nos merecemos que nos hagan caso y así poder trabajar. Eso es lo que queremos. Pero con dignidad». Como sus compañeros, lamentó no ver una actitud negociadora por parte de Sanidad. Desde Castro se desplazó también Ana Sofía Mateo, médico interina del SUAP de Cotolino, para continuar «con esta triste lucha». «Hemos venido desde todos los rincones de Cantabria con un mismo objetivo. Y no nos lo están poniendo fácil», declaró.
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