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En la UCI covid de Valdecilla, los días de tregua se cuentan con los dedos. Ya son más de 700 los pacientes atendidos desde el comienzo de la pandemia y la suma se ha vuelto a reactivar. «En los últimos diez días han aumentado de ... forma exponencial los ingresos. Hemos pasado de tener 8 pacientes a 26. Nos enfrentamos a una ola fuerte, más que las anteriores», advierte Juan Carlos Rodríguez Borregán, jefe de servicio de Medicina Intensiva de Valdecilla. «A corto plazo, la única forma de frenar su intensidad, porque una parte ya es imparable, es con responsabilidad individual. Estamos en una situación complicada para celebrar las Navidades».
-Parecía que la presión hospitalaria aguantaba bien, aunque subía la incidencia, y de repente ha llegado el cambio.
-Sí, pero se repite el patrón de las demás olas. Es lo previsible. Empiezan a aumentar los contagios en la calle, unos días después sube la hospitalización, luego se nota en la UCI y, a continuación, crece la cifra de fallecimientos, como vamos a ver las próximas semanas en toda España.
-Tras la quinta ola se mostraba prudente, no se fiaba de que el virus no volviera a sorprender y el tiempo le ha dado la razón...
-Claro, el virus está expandido a nivel mundial y está continuamente cambiando. De hecho, la variante Ómicron tiene muchas mutaciones y es la que se va a imponer ahora, pero no va a ser la última. Va a seguir habiendo nuevas variantes y cada vez va a ser más difícil que la vacuna nos cubra, se va a ir complicando.
-¿No se contaba con una sexta ola de esta envergadura? ¿Qué errores se han cometido?
-Creo que no es cuestión de errores. Estábamos viendo lo que estaba pasando en el resto de Europa desde mediados de noviembre. Primero Austria, después en Alemania, Países Bajos, Francia, Inglaterra... Cuando ha venido aquí, teníamos ese preaviso. Lo que ha pasado es que se ha extendido la sensación de que por estar vacunados ya estamos inmunizados y no vamos a enfermar, y eso no es cierto, a lo que se añade que la pandemia ya va camino de los dos años y todo el mundo tiene ganas de quitarse la mascarilla, de reunirse, de disfrutar... Y cada vez que hacemos esas cosas, el virus resurge.
-El consejero de Sanidad advirtió el lunes de que «la situación es muy grave». ¿Más grave que en las anteriores olas?
-Quitando la primera ola, que fue incomparable con lo que vino después, esta ola tiene visos de ser la mayor de las que hemos sufrido. A nivel de contagios de la calle, seguro; y a nivel de hospitalización y de ingreso en la UCI, por ahí andará. Probablemente sea la más fuerte que hemos tenido.
-Se habla de un tsunami de contagios a nivel mundial acelerado por Ómicron. ¿Ha llegado algún caso de esta variante a la UCI?
-Hasta ahora no, pero seguro que los habrá. Ómicron está instaurada en un porcentaje bastante alto de las infecciones en Cantabria y en pocos días será la mayoritaria. Desde la OMS advertían el lunes del riesgo de colapso sanitario por el impacto de esta variante. Eso está encima de la mesa. España tiene un sistema de salud potente, pero todo tiene un límite.
-¿Se teme el colapso de Valdecilla?
-En todas las olas Cantabria ha tenido un impacto importante, pero el riesgo de colapso en un hospital como Valdecilla es difícil porque tiene muchos recursos y soporta cosas que a lo mejor no soportan otros hospitales.
MORTALIDAD
VACUNACIÓN
-¿Qué perfil de pacientes están ingresando ahora en la UCI?
-El patrón son pacientes entre 50 y 80 años sin especiales factores de riesgo (se mantienen los que ya había antes: hipertensión, obesidad, inmunosupresión...), que no toman ningún tratamiento ni tienen enfermedades importantes. Y la gravedad es la misma que en las olas anteriores, requieren que se les entube, se les conecte al respirador y se les haga decúbito prono (posición boca abajo). De momento, en mortalidad hemos tenido muy poco, pero siempre en las olas es lo último que aparece.
-¿Ha aumentado el porcentaje de pacientes que acaban en UCI?
-Sí, ahora en torno al 20% de los pacientes que ingresan terminan en la UCI, el doble que antes. Ahora mismo en las plantas de hospitalización de toda Cantabria hay 60 pacientes y nosotros en la UCI tenemos 26. Es la ola en la que estamos teniendo más tasa de ingreso en Intensivos con respecto al total de hospitalizados.
-¿A qué se atribuye?
-Hay mucho paciente asintomático, pero el sintomático tiene más riesgo de gravedad. Son menos los casos medianamente graves que antes ingresaban en planta. Ahora o están asintomáticos/muy leves o están muy graves. El camino intermedio cada vez es menor.
-¿Diferencias entre los pacientes vacunados y sin vacunar?
-La vacuna aporta antes de llegar al hospital, porque hay más pacientes asintomáticos, pero en los infectados que se ponen graves, nosotros no estamos notando diferencias entre los vacunados y no vacunados. A medida que van surgiendo nuevas mutaciones surgirán más escapes vacunales.
-¿Qué ha supuesto la vacuna?
-La vacuna ha hecho un papel enorme, ha salvado muchísimas vidas. Los datos que da el Ministerio entre pacientes vacunados y sin vacunar son abrumadores a favor de la vacuna. Estamos teniendo muchos pacientes vacunados, pero porque la inmensa mayoría de la población está vacunada. En los pocos que no están vacunados, el riesgo desde luego es muchísimo más alto.
-¿Se han encontrado en la UCI con pacientes sin vacunar y que hayan dicho «me equivoqué»?
-Sí, claro. Se han dado cuenta del error que habían cometido y lo reconocen. Cuando te ves en la UCI, que te van a poner un respirador y que tu vida está en riesgo, claro que piensas en la vacuna.
-Las comunidades piden medidas al Gobierno para frenar esta sexta ola, ¿ya es imparable?
-Una parte es imparable: la de los infectados que no han dado señales. Los que aún no se han infectado no sé si se puede parar o, al menos, reducir. A corto plazo las únicas medidas son de precaución: no podemos quitarnos la mascarilla, ni acudir a reuniones sociales... La situación es muy complicada. Hace un mes era otra, se podían hacer una serie de cosas que ahora mismo no se deberían hacer.
-¿Un mensaje a la población?
–La responsabilidad individual es lo más importante, aplicar las medidas que ya conocemos: mascarillas, ventilación de interiores y no juntar burbujas familiares. Esta ola sólo se puede frenar si cada uno pone de su parte. El año pasado, después de las Navidades, tuvimos muchos pacientes que se habían contagiado en las celebraciones familiares. Quizás a futuro esa tenga que ser nuestra forma de actuación, amoldarnos a la situación epidemiológica. Cuando el nivel de contagios es muy bajo, aprovechar para viajar, quedar con amigos, reunirse... Pero cuando la incidencia sube, restringir esos contactos y aplicar más medidas.
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