El AVE despega en Palencia

Hay distintas formas de comprobarlo. Desde el aire o a pie de obra. Cualquiera que busque hoy imágenes actualizadas tomadas por satélite verá que, en paralelo a la autovía A-67 que comunica Cantabria con la Meseta y a la vía del tren convencional, ha surgido una tercera línea que nace en Palencia capital, avanza prácticamente recta hacia el norte y llega hasta cerca del límite con la comunidad autónoma. El trazado de la alta velocidad que en algún futuro aún por determinar comunicará Santander y Madrid en tres horas ya está dibujado en la mayor parte de los 80 kilómetros que suman los cinco tramos palentinos que están en ejecución, a falta todavía de que el Ministerio de Transportes adjudique «antes de verano» el proyecto del sexto y definitivo tramo, el que va desde Alar del Rey hasta Reinosa. Más allá de un juego de palabras, es un hecho que el AVE ha despegado en Castilla con el objetivo –Adif mantiene la fecha que aportó cuando comenzaron los trabajos y por ahora no habla de retrasos– de que esa primera parte de los trabajos esté concluida en 2027.

Sobre el terreno, el movimiento de máquinas y operarios es constante y los avances evidentes. Un año después de la última visita a la zona, El Diario Montañés ha regresado esta semana a cada uno de los cinco tramos activos. Si hace doce meses se estaban empezando a construir las primeras estructuras en mitad de los campos castellanos, ahora estas ya están integradas en el trazado, se ha llevado a cabo el grueso del movimiento de tierras y está preparada la superficie, ya totalmente plana, sobre la que más tarde se colocarán los raíles y la catenaria. Aunque el AVE transcurrirá por una vía de unos pocos metros de ancho, el camino abierto por las máquinas es de unas dimensiones muy superiores –en algunos puntos podrían caber hasta veinte carriles de una carretera– para cumplir los protocolos de seguridad que fija la red de alta velocidad en España.

El aspecto hoy, a la espera de que se coloque la plataforma ferroviaria, es el de una gran autovía de tierra. Una vía similar a la del Camino de Santiago que atraviesa de este a oeste la provincia de Palencia, pero en perpendicular y con una anchura que multiplica por mucho la que utilizan los peregrinos en su viaje a Compostela. Avances evidentes, pero también irregulares.

La afirmación anterior sirve para los tramos más largos:los intermedios (el Palencia Norte-Amusco y el Amusco-Osorno), que son también los que comenzaron a construirse a partir del otoño de 2021. «Aquí tenemos que acabar a finales de año, si todo va bien. Y parece que todo va bien», explicaba el miércoles un operario en Marcilla de Campos. Los otros tres tramos se encuentran un paso más atrás –en estos hay zonas en los que sí está definido ya el trazado y otras en los que aún no se intuye–, pero también están cumpliendo el calendario previsto.

El más cercano a la capital palentina es de solo 1,3 kilómetros. Incluye solo la salida de la ciudad y ahí las futuras vías del AVE van casi unidas a las actuales de la línea convencional. Aunque ha sido un foco de estabilidad por los recursos judiciales que interpusieron grupos ecologistas y también el Ayuntamiento de Palencia, que quería que se construyera soterrado, también se están realizando trabajos para ampliar la actual plataforma y modernizar los servicios y suministros. En el extremo contrario, en los dos tramos más cercanos a Cantabria comenzaron las obras a finales del año pasado. La buena noticia es que hay actividad. Las obras no están paradas. La mala es que habrá que esperar tres y cuatro años, respectivamente, para que puedan darse por acabadas.

Los avances se ven desde el cielo, a pie de obra y desde la autovía. No solo se ven, sino que se sufren. A la altura de Santillana de Campos se está construyendo en estos momentos un nuevo viaducto para la A-67 bajo el que pasará el AVE. Por ese motivo, el Ministerio ha tenido que cortar la autovía hasta Frómista y desviar los vehículos a la carretera nacional N-611 durante el tiempo que duren los trabajos. En principio, alrededor de seis meses.

Las dudas del AVE a Madrid se despejan en suelo palentino, pero aún hay incertidumbres –sobre todo con los tiempos– en su entrada a Cantabria. El Ministerio adjudicará en los próximos días la redacción del proyecto del tramo Alar-Reinosa. La redacción del proyecto no es la obra, sino el paso previo:el diseño. Así, en el mejor de los casos, allí hasta dentro de tres años no habrá máquinas trabajando. Para que no haya que esperar a que esté toda la línea del AVE acabada para empezar a recortar minutos al viaje, lo que anunció el ministro Óscar Puente en su visita a Santander fue que creará en Alar –en concreto, en el pueblo de Nogales de Pisuerga– un viaducto de 60 millones de euros que permitirá conectar la línea de alta velocidad con la red convencional actual para adelantar tres años la llegada de los trenes de alta velocidad a Cantabria mientras se construye el nuevo tramo en ancho internacional hasta Reinosa. «Queremos una Cantabria conectada a la red ferroviaria española y europea de alta velocidad lo antes posible», dijo Puente, que apuntó que la región es, junto a País Vasco y Extremadura, prioritaria en cuanto al impulso del AVE.

En una obra «tan compleja donde siempre pueden surgir complicaciones», la delegada del Gobierno se felicita por el avance de los trabajos. «Es un hecho indiscutible el compromiso demostrado por el Gobierno de España con las infraestructuras de Cantabria», afirma Eugenia Gómez de Diego, que esta misma semana visitó junto al secretario de Estado de Transportes, José Antonio Santano, otro de los frentes que tiene abiertos el Ejecutivo central: el plan para modernizar la red ferroviaria de Cercanías.

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