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El covid ha obligado a cancelar decenas de eventos festivos. Conciertos y verbenas se han caído del calendario estival y la diversión en los locales de ocio nocturno está cercenada por unas medidas de salud pública que cada vez se demuestran más necesarias ... visto el avance de los contagios en las dos últimas semanas; pero muchos jóvenes no están dispuestos a que les roben un verano de diversión. Salen a la calle con litros de alcohol, se congregan en grupos numerosos e improvisan su particular juerga al margen de un planeta entero que todavía tiembla por el impacto de la pandemia. Algunos ayuntamientos, incapaces de controlar la situación con sus propios medios, han realizado un llamamiento a la Delegación del Gobierno para encontrar una solución que les atañe a ellos, pero que tiene repercusión también en la salud de todos.
Laredo y San Vicente han contactado con la delegada del Gobierno, Ainoa Quiñones, para solicitar mayor presencia de la Guardia Civil en situaciones como estas, donde los medios de las policías locales no son suficientes para gestionar el problema. Noja, incluso, lo ha hecho por escrito. Pero existe un problema similar en otros tantos consistorios costeros, donde el turismo incrementa la población exponencialmente en temporada estival.
«En nuestro caso lo vamos a hacer también cuanto antes porque no podemos seguir más como estamos. Este problema necesita atajarse porque no hace más que crecer». En Comillas, su alcaldesa, Teresa Noceda (PRC), cuenta que los cuatro policías locales no dan abasto para todos los servicios. «Entre los turnos y demás, no podemos mandar a un solo policía a disolver un botellón», aclara. «Necesitamos que exista más presencia de Guardia Civil porque estos chicos destrozan señales, vuelcan contenedores y además está todo lo que esto supone de peligro para la propagación del virus», razona.
Ángel Cuevas | Pte. Hosteleros
Miguel Ángel Ruiz | Alcalde de Noja
Ainoa Quiñones | Delegada del Gobierno
Noja es el único consistorio que ha realizado la petición por escrito. Con sus 12 policías locales dicen no tener capacidad para atajar el botellón en un municipio donde se pasa de 2.500 habitantes en invierno a los 80.000 de agosto. «Especialmente los martes, cuando los hosteleros anuncian los llamados 'martes locos de Noja', no podemos hacer nada», lamenta su alcalde, el regionalista Miguel Ángel Ruiz. «Si estamos en esta situación, en que los propios hosteleros fomentan que se produzcan estas aglomeraciones de gente, no podemos hacer nada. Entiendo que ellos tienen que facturar y hay que buscar una solución entre todos, obviamente, pero esta no es», zanja.
La imagen que llamó la atención sobre este problema hace unos días fue la de una fiesta privada organizada en las inmediaciones de uno de los chiringuitos de El Puntal. Decenas de jóvenes juntos bailaban y bebían en la playa. Su propietario se disculpó: «Yo he vendido a la gente dentro del local cuando se cumplía el aforo. Además, mi cliente suele ser formal y educado. Lo que no puedo controlar es lo que sucede de puertas afuera», arguye Fidel Carriles.
En el Ayuntamiento de Ribamontán al Mar ha quedado la preocupación porque se repita el suceso, sea allí o en cualquier otro establecimiento del lugar. «Esto es suelo público, no es competencia del ayuntamiento como se había dicho en un principio, sino que es la Guardia Civil la que tiene que actuar», informó la primera teniente de alcalde, Araceli Colina. «Es la Guardia Civil quien se ocupa de controlar la actividad de las escuelas de surf, pues en este caso es igual», sentencia la edil.
En Delegación de Gobierno parece que no todo es así de claro. Argumentan desde Santander que los consistorios que cuenten con una ordenanza que impida el consumo de alcohol en la calle deben hacerla cumplir con sus recursos municipales. Sucede en Santander, por ejemplo, donde la Policía Local impone las multas por realizar botellón. «La Guardia Civil ya tiene dispuestos protocolos para actuar allá donde se estima que este verano vaya a haber mayor concentración de personas, pero en todo caso siempre ha existido un apoyo a las policías locales cuando los acontecimientos lo requieran», argumenta Quiñones.
Santander es un municipio que cuenta con una masa policial municipal suficiente como para hacer frente al problema. «Otros muchos no pueden», concreta Pablo Diestro, presidente de la Federación de Municipios. «Por eso quizá no sería descabellado que lo mismo que la Guardia Civil estuvo presente en las calles para hacer cumplir el estado de alarma, pudiera estar también ahora para que este tipo de problemática, que tiene tanto que ver con la salud, no se produzca».
Porque si hay una cosa que tienen clara los hosteleros es que no es suya la competencia de resolver cuanto acontece en la calle. «No podemos preocuparnos de lo que pasa fuera porque bastante tenemos con ocuparnos de lo que pasa dentro», razona Ángel Cuevas. El presidente de los hosteleros cántabros lo tiene claro: «Tenemos que procurar hacer bien las cosas porque todas estas imágenes de botellones en torno a los establecimientos nos perjudican también como sector». Desde la propia asociación se remitirá una carta próximamente a la Delegación de Gobierno aludiendo a este problema.
Aunque toda solución pasaría, según Tomás Sánchez, representante de los empresarios de ocio nocturno en la misma asociación hostelera, por resolver el problema de los aforos. «Un pub puede estar al 75% de su aforo pero una discoteca tiene que estar al 33%. Esto no es rentable. Si dejaran ampliar esos aforos la gente estaría ordenada, repartida en los locales y no en la calle a lo loco», propone.
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