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La vuelta a clase trae ese año novedades si los cursos son impares, ya que estos niveles van a ser los primeros en estrenar la nueva Ley de Educación. La Lomloe trae consigo modificaciones con las que busca introducir en las aulas nuevas metodologías de ... trabajo así como nuevos contenidos curriculares que tendrán su traslación en los materiales didácticos que se usen en las aulas, entre ellos, los libros de texto. Cantabria ha sido una de las primeras comunidades autónomas en aprobar los decretos autonómicos del currículo (Infantil y Primaria se aprobó el 7 de julio con la publicación en el BOC; Secundaria, el 27 de julio) con lo que el Banco de Recursos contará con los nuevos libros adecuados a la normativa para los cursos 1º, 3º y 5º de Primaria, 1º y 3º de Educación Secundaria (ESO) y en 1º de Bachillerato, según marca el calendario de implantación de la Lomloe para el curso 2022-2023.
«Los libros de algunas editoriales ya han llegado y hay otros que está en proceso de impresión y edición, pero se supone que llegarán para inicio de curso», dice Wenceslao Martín, portavoz de la Comisión de Directores de la Concertada, y avisa de que la renovación de los libros no va a afectar a la cuota que pagan anualmente las familias que se acogen a este plan, al menos no en el centro que él dirige (Miguel Bravo, en Santander), porque esta cuantía varía según la metodología del centro, si usan o no el libro como principal recurso. Todos los colegios públicos están en el Banco de Recursos y también los concertados que así lo solicitan (actualmente 55).
2,8 millones de euros invirtió Educación el curso pasado en el Banco de Recursos
Ese fondo de libros, con la nueva ley, tendrá que renovarse y, al menos en Cantabria -otras comunidades aún no han aprobado sus decretos- los nuevos ejemplares llegarán a tiempo ya que en marzo se remitieron los borradores de los decretos del currículo autonómico para que las empresas editoras pudieran ir trabajando. Así lo confirman desde el propio sector: «Las editoriales han elaborado libros adaptados a los currículos educativos aprobados por el Gobierno y las comunidades autónomas para todos los cursos impares», confirma a este periódico José Moyano, presidente de Anele (Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza).
¿Es obligatorio usar estos nuevos libros, y qué sucede con los cursos pares? El libro de texto es uno más de los recursos pedagógicos que utilizan los docentes, como pueden ser las fichas, los apuntes, o las fotocopias. Sin embargo, cada vez son más los centros educativos que trabajan por proyectos o por DUA (Diseño Universal de Aprendizaje) -método que impulsa la Lomloe- o con recursos digitales, de forma que «la dependencia del libro de texto va a ir a menos», apuntan desde la Consejería.
300 euros de media gasta una familia si compra el material nuevo y no recurre al Banco
Aún así, sigue siendo un recurso principal, y este año la mitad de los cursos educativos empezará con contenidos adecuados a la nueva normativa y, por tanto, con nuevos libros en los Bancos de Recursos, que este año convivirá con los volúmenes correspondientes a la Lomce en los cursos pares. Según el presidente de la Federación de Asociación de Padres y Madres de Cantabria (FAPA), Chema Torre, a día de hoy no saben cuántos docentes van a usar los nuevos libros «porque hay autonomía de cada centro» para tomar esa decisión, lo que sí harán, dice, es «un seguimiento de si ha habido un incremento de gasto o no». Desde la Concapa (Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y padres de Alumnos), sin embargo, la percepción es de «preocupación»: «Creemos que se debería hacer un esfuerzo mayor para ayudar a las familias para enfrentar este gasto», dice su presidenta, Mónica Haro. Un gasto, dice, que entre libros y material escolar puede ascender a 300 euros por alumno en aquellos centros que no están acogidos a la subvención.
La portavoz de la comisión de directores de Primaria, María José Rioseco, explica que en 1º de Primaria no afectará «al ser materiales fungibles» que se renuevan cada curso, sino a los cursos de 3º y 5º de Primaria, «pero dependerá si el centro usa libros de texto o que trabaje con tablets o por proyectos». Cada centro, por tanto, se organiza de distinta manera. En colegio Miguel Bravo (concertado) trabajan «desde años» con un proyecto digital que implica que las familias tengan dispositivos, pero a la vez facilita el trabajo cooperativo y depender menos del libro», explica su director, Wenceslao Martín. En cuanto a los libros, «la familia no tiene que comprarlos, son del centro, y cuando un grupo accede al curso, se ponen a su disposición y se reutilizan»; en este caso, las familias pagan una cuota de 50 euros al año que incluye todo el material y que no subirá este curso. Similar funcionamiento tiene el CEIP Dionisio García Barredo, también de Santander, donde este año sin embargo la aportación sí subirá cinco euros: «Con el Banco de Recursos, las familias hacen una aportación para los libros de texto y demás material para todo el curso de 35 euros anuales, pero este año se ha subido a 40 euros, y tienen todo el material escolar, desde cuadernos a libros. Ha subido porque añadimos por primera vez una agenda personalizada y también para comprar los libros nuevos de este curso».
Desde hace años, en Cantabria funciona un Banco de Recursos con el que no solo se sufragan los libros de textos, sino cualquier material pedagógico, como pueden ser las licencias digitales. El curso pasado, Educación destinó 2,8 millones, una cuantía que varía según el número de alumnos: para 1º y 2º de Primaria se da 100€ por alumno y para el resto de niveles, 30€. Para educación especial la cuantía asciende a 155€ y para FP, 50€ por alumno (pública y concertada). Estas cantidades son idénticas para la concertada que lo solicita (55 centros, actualmente). Además, 29 ayuntamientos tienen un convenio de colaboración para complementar la aportación de la Consejería y otros colaboran con las familias fuera de este marco.
Nueva ley
Con la llegada de la nueva ley, la adecuación al contenido de los libros de texto abre un debate sobre la idonedidad de hacer de este recurso la principal herramienta o bien apostar por nuevas metodologías de trabajo. «Si algo caracteriza la nueva ley es la posibilidad de trabajar por proyectos y cambiar esas metodologías, buscar situaciones de aprendizaje y, ahí, la cabida de los libros es el de ser un recurso más, no el principal», explica María José Rioseco, portavoz de los directores de Primaria. «El espíritu de la ley está claro, pero necesitamos tiempo para ponerlo en practica y recursos». El cambio, por tanto, pasa por «crear situaciones de aprendizaje, y eso supone usar el libro como un recurso más, no como el principal». En Cantabria «ya hay muchos centros que estamos en este camino desde hace tiempo y otros tendrán que iniciarlo».
¿Y en la concertada? «Muchos centros ya trabajamos por proyectos y lo que propone la Lomloe no nos resulta nuevo, pero otros centros se tendrán que acabar acomodando», dice en alusióna la manera de funcionar del nuevo currículo y por el coste que supone la compra de tantos libros para las familias (un ejemplar de ciencias naturales de 3º ESO son 40€). «Con la nueva ley se impone el cambio, hay una metología de proyectos», dice Wenceslao Martín. A su juicio, no está suponiendo un problema adecuarse: «El problema es la premura de tiempo con que se han publicado los curriculos oficiales, pero las dinámicas de trabajo están estructuradas y adquiridas y van a funcionar con bastante normalidad al inicio de curso».
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