Blanco, absuelto de los delitos de lesiones y contra la integridad moral de que le acusaba Ordóñez

La sentencia destaca que ambas partes acudieron ante el juez con dos versiones «enfrentadas y contradictorias» de los hechos denunciados, y que aunque el relato de Blanco resulta más creíble «por la contundencia de los testigos que depusieron en apoyo de su postura», no puede rechazarse la posibilidad de que todo sucediera según contaron los que acudieron para respaldar a Ordóñez. Ante esta duda y a falta de pruebas más concluyentes, el juez impone su libre absolución.

El fallo, que se puede recurrir, pone fin a los problemas de Blanco en Podemos, que comenzaron cuando en el partido trascendió su supuesto mal trato hacia dos compañeras de partido -Lidia Alegría y la propia Verónica Ordóñez- y la periodista contratada por el grupo parlamentario.

Solo Ordóñez llegó ante el juez con sus acusaciones, culpando a Blanco de dirigirse a ella continuamente en tono despectivo, hablar mal de ella ante terceros e incluso amenazar a quienes mantenían algún tipo de relación con ella en el partido, una forma de proceder que comenzó ya en 2015.

La situación, según la acusación, siguió enconándose, y para 2018 ya se refería a ella como «esa hija de puta» y compartía con otros su intención de contratar «a dos rumanos» para matarla.

El Comité de Seguridad y Salud de Podemos tomó cartas en el asunto, y concluyó que Blanco había tratado de «quebrantar la integridad moral, física y de dignidad» de Ordóñez. Según esta versión, esa actitud hizo mella en ella, provocándole «un fuerte estado de ansiedad y depresión que motivó acudiera al tratamiento psiquiátrico en julio del 2018». El diagnóstico, «un trastorno ansioso-depresivo que precisa tratamiento con psicofármacos y controles psiquiátricos».

Sin embargo, aunque los hechos probados de la sentencia reconocen la mala relación entre Blanco y Ordóñez, entonces enfrentados por el control de Podemos en Cantabria, no considera acreditado ese maltrato del primero a la segunda, ni tampoco que Blanco profiriera insultos o amenazas contra Ordóñez.

Igualmente, resta validez al informe del Comité de Seguridad y Salud del partido, que «se llevó a cabo conculcando los más elementales derechos fundamentales del encausado». En cuanto a los problemas psiquiátricos de Verónica Ordóñez, en los fundamentos de Derecho del fallo se indica que la patología pudo originarse «al frustrarse las expectativas que la denunciante tenía de acceder (...) a la secretaría general del partido, así como la pérdida de influencia dentro del mismo que la obligó a cesar en todas sus responsabilidades y retornar a la actividad laboral privada».

«Yo no soy vengativo ni rencoroso por mucho daño que me hayan hecho a mí y a mis compañeros, por el simple hecho de estar a mi lado: también han ido a por ellos a degüello y han perdido. Tendrían que ser el propio Pablo Iglesdias e Irene Montero quienes pidieran disculpas. Lo único que sé es que todo estos meses he estado yendo con la cabeza alta por la calle, y los que la agachan al verme son ellos», reflexionó Blanco.