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Tras pasar por unos arcos floridos al son del pito y del tambor, sin dejar el vestíbulo aún, a los asistentes les entregaban un programa. Más allá de las letras, de los títulos, dos imágenes. Un paisaje montañoso (en el que podía intuirse la cascada ... del Asón) y las estrellas amarillas sobre un fondo azul. Cantabria y Europa. De eso iba. La sala Argenta del Palacio de Festivales se convirtió este jueves en una vía rápida entre Santander y Bruselas a través del folclore. 'Tradiciones encontradas', le pusieron a la gala, que congregó a muchos. Tanto sobre el escenario como en un animado patio de butacas, con el cartel de completo en la entrada (fue a beneficio de la Cocina Económica). La guinda de los actos organizados por el Día de Europa. Una guinda muy de aquí.
«La música es el territorio cultural para el intercambio», dijo la periodista de El Diario Pilar González, presentadora del acto. Después, más de doscientos artistas, uno detrás de otro, sobre las tablas (nombrar a todos llenaría la crónica). Precedidos todos de una voz cálida y envolvente que daba explicaciones precisas sobre tradiciones, instrumentos, pasos de baile...
Picayos para desembarcos de reyes, coros, solistas, danzas de palillos, pandereteras, jotas... De las trovas tradicionales del Cartero de Correpoco (una especie en peligro de extinción, que lo reivindicó) a temas de origen nórdico. Un viaje de Polaciones o de Picos de Europa a Noruega, Francia, Polonia... De la voz grave de Chema Puente a las agudas de los críos que ofrecieron uno de los temas de la película 'Los chicos del coro'. Y a cada baile, a cada estrofa, una ovación cerrada. Porque el público llena siempre que le traen estas cosas al Palacio. No falla y no falló.
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Con descanso de por medio (diez munutos), otra tanda para medir lo que nos une con Europa. El sonido de las panderetas llegadas de Ruente seguido del acento lejano interpretado desde aquí del 'Gaude mater Polonia', por poner un par de ejemplos. De 'La flor del romero' al 'Cantabria verde Cantabria'. Artistas esparcidos por el mapa regional. De todas las edades (buenas noticias para los relevos). Con recuerdos obligados para Lorenzo Morante o el Malvís de Tanos, entre otros. Como esparcidas entre el público –fue una sorpresa– las parejas bailando las jotas montañesas con distintos trajes de la tradiciónn regional. Una de las estampas de la noche y uno de los aplausos más sonoro.
Los consejeros de Cultura y de Economía, como organizadores, saludaron desde el escenario y entregaron distinciones a los grupos participantes. «La cultura tradicional está muy viva». Y si va de mezclar, un coro de rabeles, una marea, interpretando casi en el cierre (ya pasaba de las dos horas largas la gala) el himno de la Unión Europea, la Oda a la Alegría de Beethoven. Puro viaje de unión. Y quedaba, es lógico, el broche con otro himno. El de aquí. El nuestro. «Cantabria querida...». A muchas voces (la de buena parte de los participantes y las de muchos de los que asistieron) y bajo la dirección de Felipe Sainz Rodríguez.
Si se trata de acortar distancias, la que hay entre el Palacio de Festivales y Peña Herbosa es escasa. En los exteriores de la sede del Gobierno también sonó el himno de la Unión Europea. Fue el acto institucional de la mañana, con discurso de la presidenta, María José Sáenz de Buruaga. Varias ideas. La primera: «La UE ha sido la red que nos ha ayudado a resistir, la defensa que nos ha salvado de males mayores y el gran motor del proceso de recuperación en el que estamos inmersos». Eso sí, es un «proyecto mejorable en permanente evolución» y con grandes retos por delante. Y puso ejemplos, como «defender a los ganaderos y reclamar que se rebaje la protección del lobo». Segunda idea. Por eso es importante que la comunidad autónoma tenga «voz en Bruselas». Porque «Cantabria es Europa y la política europea tiene una gran influencia en nosotros», destacó la presidenta.
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Buruaga, junto a varios de sus consejeros, defendió que «una Cantabria más implicada en Europa es nuestro verdadero camino». «No va a ser fácil, pero estoy convencida de que los problemas y las soluciones los vamos a afrontar mejor juntos, como hemos hecho hasta ahora». Eso dijo al final. Justo antes de que los colores de la UE lucieran en la fachada de Peña Herbosa. En Santander, como en Bruselas. Acortando distancias.
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