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Las dimisiones del consejero de Obras Públicas, José Luis Gochicoa, y el director general de este departamento, Manuel del Jesus, anunciadas este viernes por el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, tras el escándalo de las adjudicaciones no han tardado en desatar las ... primeras reacciones de todo el espectro político del arco parlamentario de la región. Desde la contundencia de la presidenta del Partido Popular en Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, para quien los ceses «llegan tarde, mal y a rastras forzados por la alarma social y por la presión política del PP» hasta el reconocimiento del vicepresidente y socio de gobierno, Pablo Zuloaga, quien considera un «acierto» la decisión para «garantizar que se depuren todas las responsabilidades posibles».
La dirigente del Partido Popular ha reprochado a Revilla que ha «tardado demasiado en asumir esa responsabilidad» y le ha acusado de realizar «la mejor representación teatral» después de una semana «dando largas escondido detrás del sumario» para tratar de «tapar lo que era obvio» y «ganar tiempo para esquivar su responsabilidad y no salpicarse». «No es la víctima, sino el responsable», ha insistido la popular, para la que el anuncio de las dimisiones «no es otra cosa que lo que tenía que haber hecho el primer día, desde el primer minuto», cumpliendo así «su obligación como presidente».
Además, se ha referido a Gochicoa como un consejero que se ha «desentendido por completo» de su gestión, que «no se ha enterado de nada» de lo que ha contratado, adjudicado o firmado, y que «no sabía nada mientras robaban a manos llenas a los contribuyentes cántabros delante de sus narices».
Como conclusión, ha calificado los hechos como un «triple escándalo». El primero por la propia trama en Obras Públicas, «un escándalo en sí mismo»; el segundo, el «doble discurso» de Revilla «que ve la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio, y que sentencia en los platós de televisión, pero no en el Gobierno»; y el tercero, la «falta de reconocimiento de su responsabilidad política y personal en todo esto».
El vicepresidente del Gobierno regional, Pablo Zuloaga, cree que la dimisión de Gochicoa ha sido un «acierto» para «garantizar que se depuren todas las responsabilidades posibles».
Para el dirigente socialista, la responsabilidad de tomar una decisión «pesaba» sobre Revilla ante «el escándalo que ha sacudido a todo el Gobierno, a todas las instituciones públicas y a toda la ciudadanía de Cantabria» desde que se conoció hace nueve días la macrooperación después de que la Agencia Tributaria y la Policía Nacional irrumpieran en la sede de Obras Públicas. También ha indicado que su papel como vicepresidente del Ejecutivo autonómico y socio de la coalición ha sido «respetar los tiempos que ha marcado el Partido Regionalista».
El portavoz de Ciudadanos, Félix Álvarez, considera «adecuada» la dimisión, pero cree que «no es suficiente» ya que, a su juicio, después de tantos años con estas prácticas «mafiosas y asquerosas, no es posible que hayan pasado desapercibidas para tanta gente«.
El portavoz de la formación liberal ha recordado a Revilla que ahora pone las manos en el fuego por Gochicoa después de que «ya se las quemó cuando las puso por el señor Muguruza y se las abrasó».
La formación naranja también se ha mostrado contundente con el Partido Popular por no sumarse a la petición que ha realizado junto a Vox desolicitar una comisión de investigación por la presunta trama de contratación irregular en la consejería de Obras Públicas.
El portavoz de VOX en el Parlamento de Cantabria, Cristóbal Palacio, ha remarcado que «tenemos que plantearnos si estas empresas corruptoras han corrompido más tejido institucional que el de la propia Consejería de Obras Públicas» tras apuntar hacia el «enorme volumen de fondos intervenidos» y el volumen de «enriquecimiento del funcionario».
Para VOX, todo apunta a que esta trama se ha prolongado «durante mucho tiempo atrás» y se plantea si se extiende «hacia anteriores responsables» de la Consejería. El portavoz considera que el PRC ha utilizado estos últimos días como «preparatorios» para la rueda de prensa de este viernes con el fin de poder decir «que no hay ninguna conversación» en la que se mencione «connivencia» con cargos políticos regionalistas.
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