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«Queda elegida presidenta del Parlamento María José Sáenz de Buruaga», proclamó Miguel Ángel Revilla durante la sesión de constitución de la Cámara regional, un error sin ninguna trascendencia pero que constituyó la anécdota más llamativa de un acto muy protocolario y que contaba con ... el atractivo –si se puede llamar así– del gran número de caras nuevas entre los diputados de la legislatura que arranca.
Casi la mitad de los 35 parlamentarios son nuevos, 17. El cambio se nota especialmente en las filas del PP, ya sea porque renuevan cargos o porque cuentan con más escaños; también hay alguna incorporación entre los socialistas y refuerzos en el banco de Vox, mientras en el de los regionalistas todos los rostros resultan familiares. Entre los recién llegados despunta la triunfante alcaldesa de Santander, Gema Igual, estandarte del poderío popular.
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Para un día tan señalado, en el que tantos estrenaban cargo, el Parlamento registró una animación inusual, con los diputados endomingados y muchos de ellos acompañados por sus familias, con niños y todo. Uno por uno, fueron 'fusilados' por los fotógrafos antes de acceder al salón de plenos, donde tenían preparado, en sus asientos, el kit del parlamentario, con cuaderno, bolígrafo y papeletas para las votaciones.
Miguel Ángel Revilla, como diputado de mayor edad, y Miguel Ángel Vargas y Álvaro Aguirre, como los más jóvenes, conformaron la mesa de edad, el primer paso antes de la constitución del Parlamento. Fueron ellos los primeros en jurar y prometer el cargo, conforme a la fórmula, sencilla y algo reiterativa, establecida: «Juro –o prometo– acatar la Constitución y el Estatuto de Cantabria para ejercer el cargo de diputado en defensa de los intereses de Cantabria». Uno por uno, y por orden alfabético, pronunciaron la frase ante una mesa donde estaban dispuestos ambos textos legales y una chuleta para el que precisase leerla.
¿Por qué unos juran y otros prometen? Podría dar la sensación de que la promesa requiere un menor grado de compromiso que el juramento, pero este no parece el caso. Jurar, dice la RAE, implica poner a alguien por testigo de ese fiel cumplimiento, y se puede jurar por un poder divino o humano, por la Biblia o la Constitución, por ejemplo. Pero, vamos, que da igual: digamos que es la fracción discrecional de la ceremonia; comparado con las frases imaginativas que se oyen en el Congreso, nada. Este jueves, hubo mínimas innovaciones por parte de Vox, que añadieron la coletilla «y de España», y también se animó el consejero de Sanidad en funciones, Raúl Pesquera, que además de defender los intereses de Cantabria hará otro tanto con los de «los cántabros y las cántabras».
Hubo aplausos cuando le tocó a Revilla –de PRC y PSOE–, algunos menos cuando pasó por la mesa el consejero Guillermo Blanco, y unas palmas solitarias para la nueva parlamentaria Belén Ceballos. Las ovaciones se reservaron para felicitar a los nuevos cargos de la cámara: la presidenta, los vicepresidentes y los secretarios.
La confusión de Revilla al nombrar presidenta del Parlamento a María José Sáenz de Buruaga tiene su explicación: los miembros de la mesa de edad fueron los encargados de contar los votos de los diputados a los aspirantes al cargo, María José González Revuelta (PP) y Javier López Marcano (PRC). Una de las papeletas introducidas en la urna, y leída en voz alta por Miguel Ángel Vargas, llevaba escrito el nombre de Sáenz de Buruaga –los hermeneutas deberán determinar si se debió a una equivocación o fue un tironcito de orejas–, lo que seguro contribuyó al error.
No es fácil hacerse una idea de las negociaciones, pactos o intrigas que se puedan estar fraguando a partir de los corrillos que se formaron: en realidad, la impresión que daban es que todos, independientemente del partido al que pertenecen, se llevan muy bien, a juzgar por las sonrisas, los abrazos y los apretones de manos, y parecían contentos de encontrarse ahí. Ya se irá viendo lo que pasa en los próximos cuatro años. De momento, ese primer día juntos terminó con ellos y sus familiares tomando algo en la cafetería del Parlamento.
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