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El PP revalidó este domingo su hegemonía en las elecciones generales en Cantabria, solo rota por la derrota de abril de 2019, aunque lo hizo con decepción por no mejorar los resultados de hace cuatro años y por no poder arañarle el tercer escaño a ... Vox. La victoria en las las autonómicas del pasado mes de mayo, que auparon a los populares al Gobierno autonómico y convirtieron a María José Sáenz de Buruaga en la primera mujer presidenta de Cantabria, se enmarcó en una marea azul por todo el país que este domingo fue suficiente para la victoria de Núñez Feijóo, pero insuficiente para que el bloque de la derecha sume para gobernar en coalición.
Aquí, en Cantabria, el PP aporta dos diputados, igualando así los resultados de la última cita con las urnas, dejando claro que la región se resiste al volver al histórico bipartidismo que vaticinaban las encuestas .
Si en noviembre de 2019, uno de cada cuatro cántabros deposito una papeleta con el símbolo de la gaviota en la urna, en la jornada veraniega de este domingo fue un porcentaje mucho más amplio, el 42%, el que confió en el PP cántabro y dio un billete para Madrid a Félix de las Cuevas y Javier Noriega. La gallega Valentina Martínez, colocada por Génova en las listas cántabras, se quedó fuera.
El buen resultado se repitió en los grandes municipios de la región, con una mejora ostensible del resultado en Santander, donde los populares pasaron del 29% al 45% de las papeletas.
Tampoco hubo cambios en el Senado, donde el PP logró retener a sus tres representantes: Elena Castillo, Severiano Cuesta y Juan Carlos García. La primera fue este domingo la candidata a las Cortes más votada de Cantabria, con un 43,7% y superando por casi 22.000 votos los 102.000 logrados por Javier Puente hace cuatro años.
Lejos de la euforia que emanaba de las encuestas previas, el ambiente este domingo en el Hotel Santemar, base de operaciones del partido para seguir el resultado en las urnas y la posterior celebración, fue de calma tensa. Ni los militantes ni los altos cargos disimularon la expectación, por no llamarlo nerviosismo, al ver la ajustadísima pugna con el PSOE que se mantuvo toda la noche. Finalmente, no fue hasta las once y media de la noche cuando Buruaga y su plana mayor comparecieron junto a los candidatos en una sala notablemente más vacía que el pasado 28 de mayo.
«Hemos vuelto a pintar Cantabria de azul, hemos vuelto a tener registros históricos», destacó la líder popular, en relación a los 145.000 votos conseguidos –61.000 más que hace cuatro años–, que sitúan al PP diez puntos por encima del PSOE.
Buruaga atribuyó buena parte de este crecimiento a «la confianza que han depositado los votantes del PRC en el PP». Los regionalistas decidieron no presentarse para revalidar el escaño de José María Mazón tras la debacle de mayo, y en el PP creen que el grueso de esos electores ha optado por ellos. «Hemos recogido esos votos porque saben que defenderemos a Cantabria en el Congreso con honestidad», explicó Buruaga.
Pero fue imposible evitar cierta decepción por una victoria que no asegura un Gobierno del PP en Madrid. «Todos hubiésemos querido más», reconoció la presidenta del partido en Cantabria, donde el tercer diputado para el PP se quedó a solo 400 votos de distancia.
«Ha sido una jornada disputadísima, una dura batalla y Feijóo en solo año y medio ha logrado convertir al PP en la primera fuerza del país. Ha sido espectacular», destacó Buruaga, convencida de que Cantabria «necesita un Gobierno amigo, del que poder fiarse y que cumpla sus compromisos, y no otro Gobierno frankestein», en alusión a los posibles pactos del PSOE con Sumar, Bildu y los independentistas catalanes.
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