Cabárceno reforzará el cierre perimetral para controlar y evitar fugas de animales

El fundamental propósito es ejecutar las actuaciones necesarias en aquellos puntos y zonas de todo el contorno que pueden ser más permeables al movimiento de los animales. Pero no sólo se trata de «impedir eventuales fugas de la fauna presente en el Parque», como se señala en el proyecto; el propósito de la obra que se pondrá en marcha habla también de «evitar la entrada o interacciones con la fauna del Parque por parte de la fauna autóctona», así como de impedir la entrada de personas al recinto por determinadas áreas del vallado existente.

La obra incluye también la realización de caminos -en concreto se realizarán en el entorno del Mirador de Rubí y en las inmediaciones del lago del Acebo- para mejorar los accesos y la comunicación interior dentro del Parque.

Los redactores del proyecto destacan que la instalación del vallado «facilitará la gestión ecológica del Parque de Cabárceno y disminuirá sus afecciones por plagas y zoonosis», y en lo que respecta al entorno exterior «se eliminarán las posibilidades de que se produzca un escape de especies exóticas al medio natural circundante» todo ello en el supuesto de que previamente haya superado el cierre particular de cada recinto. También eliminará posibles interacciones entre la fauna autóctona y la fauna del Parque «y la posibilidad de que ante una eventual salida de un animal éste actúe como vector de plagas y enfermedades».

Lo cierto es que a lo largo de los 27 años de vida de esta instalación apenas se han dado casos de fugas al exterior entre el centenar de especies de todo tipo que cohabitan en régimen de semilibertad en Cabárceno. Pero por su condición de salvajes la mínima posibilidad implica enorme riesgo o peligro para la seguridad de las personas. Ya sucedió a los pocos meses de abrirse el Parque, cuando dos hipopótamos lograron pasearse por las calles de Cabárceno hasta que los técnicos de la instalación lograron reconducir a los animales hasta sus estancias. En junio de 2000 una osa adulta tuvo que ser abatida dentro del propio Parque por el riesgo que suponía dado que se escapó del recinto de los plantígrados cuando anochecía al excavar un túnel y franquear la alambrada electrificada. Lo último más reseñable son las recientes escapadas de un grupo de monos macacos hasta una zona de Obregón, donde han aprendido a buscar comida y, en ocasiones, a interactuar con humanos.